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BÁDMINTON | EUROPEO EN MADRID

"No quiero ser la Carolina de antes, quiero ser mejor"

Carolina Marín retorna en Madrid el martes. Habrán pasado casi once meses desde la segunda rotura de ligamento cruzado que le impidió estar en Tokio.

Actualizado a
"No quiero ser la Carolina de antes, quiero ser mejor"
JUAN CARLOS HIDALGOEFE

El próximo martes 26 de abril, en el polideportivo Gallur de Madrid, Carolina Marín retornará a las pistas en el Europeo. Habrán pasado 333 días, casi once meses desde que, a las puertas de los Juegos de Tokio donde iba a por un segundo oro, su rodilla izquierda hizo crack. "Rotura del ligamento cruzado y los meniscos interno y externo", rezaba el parte. La segunda rotura en dos años después de la que sufrió en la derecha (también el cruzado) en 2019... Demasiado para un deporte explosivo en el que dominan las arrancadas, los frenazos, las torsiones, los saltos. Demasiado para cualquiera menos para ella. Y para su equipo dirigido por Fernando Rivas.

"Me harté de llorar, me vine muy abajo. Toqué muy hondo. Eran dos años en los que no habían parado de pasarme cosas en lo deportivo y en lo personal (su padre sufrió un accidente y falleció en julio del 2020). Después de recuperar la confianza, iba a ver los Juegos desde el sofá. Eso no estaba en mis planes. Fue un viernes y pasé todo el fin de semana con mi equipo. El domingo cuando desperté me dije que había que encontrar algo bueno dentro de lo malo. Que a lo mejor Tokio no era para mí después de todos los obstáculos y piedras. Se me encendió una lucecita. El mensaje era 'Para los siguientes sólo quedan tres años'. Y el lunes ya estaba con la rehabilitación", recuerda Carolina (28 años) desde el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada. Allí, a 2.320 metros de altitud, donde los volantes van como tiros y los pulmones queman por la falta de oxígeno, ha pasado las últimas tres semanas con la máquina a 'full'.

"La sensación que tenemos es de cierta tranquilidad por cómo se está dando el entrenamiento. Ayer (el Jueves Santo) fue extraordinario, muy, muy, muy duro a nivel mental y físico y Carolina acabó emocionada", explica Fernando Rivas, su técnico desde la infancia. Un sparring indonesio y otro guatemalteco han exprimido a la onubense en dobles sesiones brutales. Y la conclusión es que su rodilla está perfecta. Entrenamientos que monitoriza al milímimetro junto al preparador físico, Guillermo Sánchez, como el estado de fatiga, las horas y la calidad del sueño e incluso el estado anímico para ajustar las cargas.

"Hacía mucho tiempo que no acababa sin poder casi ni caminar. Echaba de menos hacer entrenamientos así, porque eso significa que estoy en muy buen estado", corrobora la tres veces campeona del mundo y cinco de Europa. La Europea que provocó un tsunami en un deporte eminentemente asiático.

-¿Y afronta el Europeo con la ambición de ganarlo?

"Lo que tenía bueno ahora es mejor y en lo que no era buena ha mejorado bastante"

Fernando Rivas: "

"Bueno (se ríe)... Se afronta con la ambición de disfrutar volviendo a competir. Es súper importante volver a disfrutar y sentirme competitiva y jugadora de bádminton. Lo de ganar o perder ya es consecuencia del trabajo", contesta Carolina. El retorno iba a ser en marzo en un torneo en Huelva, pero en Nochevieja contrajo el coronavirus y estuvo durante un mes sin poder entrenar, no daba negativo. El proceso también ha sido más lento: la lesión era más grave y no había que llegar a unos Juegos, como le ocurrió con la anterior rotura, de la que volvió en siete meses y medio.

"En agosto guardé la raqueta y todo el mes lo dediqué a la rehabilitación y los fines de semana para desconectar con los amigos. Me he podido dedicar más tiempo como persona", recuerda la andaluza. "Hemos aprendido mucho del primer proceso. Lo hemos tomado con menos prisa. Con un enfoque diferente, por el momento en el que ocurre, la significación emocional que tuvo para Carolina no poder acudir a los Juegos y porque había que ir con más cuidado", apoya Rivas. Un quiste parameniscal también obligó a inyectarle ácido hialurónico. Contratiempos que no se han olvidado, pero sí están ya somatizados (la psicóloga María Martínez es otra de las patas del 'team') y superados.

"De físico está perfecta. La he visto a un nivel por encima del que tenía antes de lesionarse. La velocidad del juego, la calidad en los golpeos, otros registros que antes no dominaba. Siempre que tenemos tiempo, y en este caso desgraciadamente han sido diez meses, entrenamos muchas cosas. Lo que tenía bueno ahora es mejor y en lo que no era buena ha mejorado bastante. Viene una Carolina mucho más completa", relata el técnico. En el anterior retorno, cayó en el primer torneo (Vietnam) y ganó los cuatro siguientes antes de lesionarse otra vez.

"No quiero volver a ser la de antes, sino mejor", advierte Carolina, que a partir de junio volverá al circuito mundial (casi un mes fuera entre Indonesia y Malaisia), donde están sus rivales más importantes y dónde sabrá realmente si su versión 3.0 es definitivamente más fuerte. "Una vez que en Tokio no pude estar, mi cabeza y mi cuerpo están propulsados hacia el oro en París", recuerda. Lo tiene claro.