Se busca renacer al fichaje más caro del Leganés en Segunda División
La cesión de Luis Perea al OFI Creta griego representa una segunda oportunidad para el pivote por el que el Leganés pagó 3 millones en 2020.
Luis Perea busca renacer. Lo hará la próxima temporada en Grecia, en el OFI Creta de la Primera División helena, el equipo en el que este pivote madrileño (25 años) propiedad del Leganés hasta 2025 se ha embarcado lo que resta de temporada. El movimiento no sería llamativo de no ser porque representa el exilio en busca de un renacer oxigenado del fichaje más caro en la historia de los pepineros en Segunda División.
Los tres millones de euros que se pagó por él en 2020 (el Lega lo compró en propiedad a Osasuna) rompieron su techo en la división de plata y lo situaron como el quinto más caro de toda su historia por detrás de Arnáiz, En Nesyri, Braithwaite y Omeruo. El gasto que se hizo para arrebatárselo al Fuenlabrada, con el que Osasuna había alcanzado un acuerdo de cesión el día antes de su fichaje por los blanquiazules, ha representado estos años más un lastre que un beneficio para un jugador alejado del rendimiento que se le supone a un futbolista de semejante precio.
Oportunidades decrecientes
“El problema no es de Luis, sino del que decidió pagar tres millones de euros por él. Luis es un buen jugador, pero no le ha ayudado el peso de tener que demostrar en cada partido que los valía”, reconocía hace no mucho a AS el miembro destacado de uno de los cuerpos técnicos que ha tenido a Perea bajo su batuta desde su fichaje. De los cuatro (Martí, Garitano, Nafti e Idiakez) todos han tratado de dar presencia al chico con oportunidades reiteradas que luego quedaron aparcadas en el olvido.
En sus dos temporadas completas como pepinero fue de más a menos. En la 20-21 compitió 1274 minutos repartidos en 32 encuentros y en la 21-22 bajó casi a la mitad, con 696 minutos completados en 17 encuentros. En la vigente campaña Perea apenas disputó 88 en el Carlos Tartiere de Oviedo, partido en el que cometió el penalti que supuso la derrota pepinera y, por extensión, una especie de sentencia de adiós para Perea. Desde entonces, Idiakez lo dejó fuera de las siguientes convocatorias ante Lugo, Eibar y Las Palmas, aunque en el caso del primer partido se alegaron problemas físicos y en el último estaba a punto de cerrarse su cesión.
Un adiós para reencontrarse
Su salida al OFI Creta se hizo oficial el pasado domingo después de que el Leganés no consiguiera encontrarle destino en los últimos días del mercado estival en LaLiga, cuando su nombre sonó dentro del pack de los muchos movimientos que se esperaban en Butarque en el cierre de mercado mercado. En Grecia la ventana estival cierra el 15 de septiembre, así que allí que se ha embarcado empujado por varios factores.
El primero, su rendimiento, alejado de lo que se esperaba de él. El segundo, la competencia. Precisamente por los problemas que atesora el Lega en el puesto de pivote desde hace tiempo, el club se lanzó al fichaje de dos: Iker Undabarrena e Yvan Neyou. Además, Perea tiene uno de los sueldos más elevados de la plantilla, lo que invitaba a una marcha para aligerar el (supuestamente) corto límite salarial real de la plantilla.
Con este panorama, su adiós y presencia en la Primera griega puede traerle como beneficio una reiterada presencia en alineaciones que, a su vez, le hagan crecer en confianza y devolver la versión que tanto gustó en Butarque, aquella que, desde enero de 2020 hasta el final de aquella temporada marcada por el COVID y el parón de la competición, lució en el Alcorcón: un jugador potente, de pisada rápida, llegada al área y buena conducción, virtudes que apenas ha podido mostrar de forma puntual en los dos años que ha ejercido como futbolista del escudo del laurel.