La palanca de Núñez fueron los socios

Laporta anda en busca de palancas. No para mover la tierra, como Arquímedes, sino para sacar adelante la economía del Barça. Palanca es como llaman ahora las consultorías a las inyecciones económicas para salir de apuros. Y ahí anda Laporta, que lo tiene difícil, y más dado que su asumida condición de aliado de Florentino (hay que ver en qué ha quedado aquella atrevida pancarta del ‘Ganas de volver a veros’) le cierra la puerta, tan benéfica para tantos otros, del acuerdo CVC-LaLiga. Le debe a Florentino demasiados favores como para pasarse a Tebas, así que busca ‘palancas’ con otros planes que hoy someterá a votación.

Núñez llegó al Barça en una situación también muy difícil, con una deuda de 777 millones, equivalente a un año de presupuesto. Su palanca fue el socio, al que pidió un año adelantado, llamamiento al que acudió un 95,3%; un año más tarde, el 82% de los prestatarios renunció a recuperar el préstamo. Con eso respiró Núñez, que además mejoró los contratos de patrocinio cambiando de marca en cada sector y cobrando también por adelantado. Incluso tuvo fuelle para ampliar el Camp Nou con una grada alta que pagó el Banco de Occidente con la condición de que todos los nuevos abonados a ella hicieran la operación a través de ese banco.

Otros tiempos, otras costumbres. Se aceleraba la Transición y aunque Núñez no era exactamente un nacionalista sí aprovechó el impulso de aquel tiempo para que la sociedad barcelonesa respaldara, en esos años en que Cataluña ansiaba recuperar espacios en todos los terrenos, el renacer del Barça. Laporta se enfrenta hoy a una deflación culé. El impulso no es el mismo, no hay que extenderse en ello, basta ver lo que pasó ante el Eintracht. Ahora, de la mano de Florentino y soplando las brasas de la nonata Superliga, Laporta maneja unos planes muy distintos a los del milagro económico de Núñez. No tiene espacio para otra cosa.

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