ATLÉTICO

Los cuartos del morbo

El sorteo empareja al Atlético con el Sevilla de Quique y de Ramos en un duelo en el Metropolitano por un sitio en las semifinales de Copa.

DANI SANCHEZDiarioAS

En las manos de Germán Adrián Burgos, el Mono, conoció el Atlético que el Metropolitano sería la sede de su partido de cuartos en la Copa del Rey, el próximo jueves. El rival ya se sabía, las bolas del equipo rojiblanco y el Sevilla eran las últimas, las que quedaban por salir, el emparejamiento. La intriga, la sede, que en esta ronda se mantiene el partido único, solo a doble encuentro en las semifinales, la siguiente. El Sevilla, un rival que viene con morbo auspiciado por dos nombres propios: Quique Sánchez Flores y Sergio Ramos.

El primero la última vez que pisó el Metropolitano recibió la ovación con la que siempre la afición del Atlético le reconocerá: que con él empezó todo, esto que se vive, escapar de las últimas sombras, esos tiempos de inestabilidad aún derivados de aquel descenso a Segunda en el 2000 (hasta 2002). Quique Sánchez Flores fue el entrenador que le devolvió al club rojiblanco el volver a ganar. Aquella Europa League en Hamburgo, ante el Fulham (2-1), la primera del club, un título europeo 48 años después de la Recopa de 1962, ese que abrió la senda que después ha continuado, y haciendo autopista hacia el cielo, el Cholo Simeone. “La afición pedía ese cambio de mentalidad al equipo. El Atlético volvió a ser grande. Mucha gente ni siquiera había visto a su equipo levantar un título”, decía entonces el entrenador.

Lo curioso es que aquella misma temporada, la 2009-10, esa Europa League era la primera final de las dos que el club rojiblanco disputaría aquella temporada. La segunda la jugarían una semana después. La final de la Copa del Rey, ante el Sevilla, equipo hoy de Quique, en el Camp Nou. Perderían los rojiblancos 2-0 (goles de Navas y Capel) pero aquel partido se quedaría para siempre en la memoria de algunos jugadores como Tiago Mendes, que lo señala como ese en el que aprendió lo que era el Atleti. Su sentimiento. Su gente. Su afición. Aquella ovación aunque hubiesen perdido, que les reclamó hasta tres veces de las profundidades del campo para darles gracias por lo que eran, lo que representaban, el escudo al pecho. Aunque hubiesen perdido.

Ramos, diez años después

Después del Atlético, el fútbol llevaría a Quique al Al-Ahli de Dubai, Getafe, Watford, Espanyol, Shanghai Shenhua de China y de vuelta al Watford y Getafe antes de recalar en el Sevilla el diciembre pasado, club en crisis de resultados, tercer entrenador en la temporada tras Mendilibar y Diego Alonso. Su estreno en ese banquillo fue precisamente en el Metropolitano el 23 de diciembre por el partido aplazado por la alerta de Dana en Madrid cuando se iba a jugar, el 3 de septiembre. Perdió 1-0. Antes, cuando el invierno pasado había visitado el campo rojiblanco con el Getafe fue el entrenador que le arañó un empate (1-1, goles de Correa y Ünal) que hasta 20 partidos después (de nuevo el Getafe) ningún rival fue capaz de volver a hacerlo, todo victorias para el equipo del Cholo, igualando su mejor marca histórica.

El de Sergio Ramos es el otro nombre propio de este encuentro. Un Ramos de regreso a Sevilla y que será recordado siempre por marcar uno de los goles más dolorosos para la historia rojiblanca: el de cabeza para que el Real Madrid empatara la final de la Champions en Lisboa en el minuto 93, cuando el equipo del Cholo ya la acariciaba, su primera. Este mayo se cumplirán diez años de aquel partido. Antes, este febrero, volverán a encontrarse, de nuevo en un Metropolitano que lleva más de un año sin derrota (desde el 8 de enero de 2023 ante el Barcelona. 0-1, gol de Dembelé) por un sitio en las semifinales de esta Copa, tras unos cuartos con morbo.

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