CANTERA BLANQUIVIOLETA EN AS

Nueve razones que explican la crisis del Promesas

El filial del Real Valladolid se encuentra a cinco puntos de una salvación que no cabía exigirle y que parece difícil por las sensaciones que acumula.

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Con 15 partidos por jugar, el Real Valladolid Promesas se encuentra sumido en una depresión que le dura, por lo menos, las cinco jornadas que lleva sin ganar, confirmando su peor momento de la temporada. En su última comparecencia, tras caer frente al Racing de Ferrol en Zorrilla, Julio Baptista defendió el progreso de los jugadores por encima de los resultados, si bien, como Fran Sánchez confesó hace unas semanas, las sensaciones tampoco están siendo las mejores.

Limitación presupuestaria. El primer motivo es claro y se remonta al pasado verano, cuando el Real Valladolid dio con sus huesos en Segunda División. El descenso de categoría implicaba uno de ingresos, que ha afectado directamente al filial. Las limitaciones han fijado el nuevo presupuesto en un 25% del montante del anterior, aproximadamente, lo que dificulta el acceso a perfiles altos para una categoría nueva y que los requería.

Fichajes. Relacionado con el anterior punto se encuentra lo sucedido en los dos mercados, tanto en el veraniego como en el invernal. Si antes llegaban futbolistas mucho más cerca de ser realidades, la nueva dirección deportiva rodeó a jugadores jóvenes y potenciales del club de refuerzos que, a la postre, apenas han sido tal. De todos ellos, solamente Víctor Narro, en quien Pacheta ha puesto sus miras, ha conseguido convertirse en diferencial.

Inexperiencia. El relato del club habla desde el inicio de la temporada de una apuesta renovada por la juventud, matizada a lo largo de la campaña y matizable. Matizable porque la diferencia de edad no es tanta como a priori se quería significar. Matizada porque a estas alturas del curso, en el once más utilizado, solo un jugador sub'21, Arroyo, ha disputado más del 50% de los minutos. Sí ha habido un cambio de perfil, sin fichajes con más de 50 partidos en Segunda B.

Problemas atrás. Para paliar esa inexperiencia, aun sin haber jugado esa cifra de encuentros en la categoría extinta, llegaron Samu Casado y Saturday, de 24 y 23 años cuando la campaña dio comienzo. Lejos de dar empaque al filial, han cometido errores de manera recurrente, al igual que Lucas Rosa, señalado por ser apuesta de Ronaldo. No solo ellos han fallado, pero sí son los más señalados en esta situación debido a las apuestas fallidas que han supuesto.

Balón parado. El Real Valladolid Promesas es el segundo equipo que más goles encaja de su grupo debido principalmente a errores propios no forzados y a las acciones a balón parado, en las que Baptista ha probado de todo y no sale nada. El reguero de goles encajados es importante porque, además, han jugado hasta tres porteros y el técnico ha utilizado a diferentes parejas de centrales, sin llegar ninguna a compactar en este ni otros aspectos.

Continuidad en el juego. Resultados al margen, el juego de los blanquivioletas ha pasado por distintos valles; cosa normal en un filial, tal y como ha defendido su técnico. De las buenas sensaciones sin resultados se pasó a los buenos resultados con peores sensaciones. Es en la mala racha reciente en la que menos se ha encontrado el Promesas incluso poniéndose por delante en partidos como los de Zorrilla ante el Zamora y el Racing de Ferrol.

Bajas. Como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, según reza el dicho, en varios momentos de la temporada, a veces incluso prolongados, se han dado ausencias tan importantes como la actual de Paulo Vitor, que lleva un mes fuera, como la de Narro, debido a su estatus en el primer equipo, o como la de Slavy, que empezó entre algodones y tuvo luego otra lesión. Fran Rivera, operado del pubis y habitual titular, es otro de los afectados.

Posiciones clave. Las repetidas ausencias por lesión de Slavy dieron alas a Arroyo, la sorpresa más agradable de la temporada, aunque, de igual modo, pusieron de manifiesto la necesidad de contar con otro 'nueve', que el club fue incapaz de firmar en verano. Esa carencia la ha acabado supliendo Sergio Benito, aunque en enero quizás debieron llegar elementos en otras posiciones clave como, al menos, la de central por los problemas referidos.

Dudas con los jóvenes. El intento de encontrar una mayor regularidad y mejores resultados ha ido de la mano de la participación de seis juveniles, algo meritorio y a destacar, como hacen en Zorrilla. A la hora de conjugar competición y juego, sin embargo, los minutos de los juveniles no ha sido un presente continuo y solo Arroyo ha sido protagonista regular. No lo han sido los otros seis sub'21 (algunos por problemas físicos), lo que relaja -y afea- la apuesta.

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