Landa salva a Kuss

La hemeroteca y el archivo fotográfico guardan joyas que adquieren mayor simbolismo con el paso del tiempo. Hay imágenes no tan lejanas, de la otoñal Vuelta de la pandemia, que muestran a Jonas Vingegaard y Sepp Kuss tirando del pelotón en el Angliru para Primoz Roglic. Aquel día, el esloveno perdió el maillot rojo en favor de Richard Carapaz, pero lo recuperó en la siguiente etapa para lucirlo hasta Madrid. Era la segunda de sus tres victorias en la ronda española. Tres años después, las cosas han cambiado en el Jumbo. Vingegaard ha pasado de gregario a bicampeón del Tour. Y Kuss, que sigue siendo gregario, sueña con ganar La Vuelta. Aunque el sueño casi se esfuma el día de su 29 cumpleaños, en el infierno del Angliru.

Mikel Landa, el mejor fuera del Jumbo, el mejor de los humanos, hizo un espléndido regalo a Kuss, al cederle su rueda en los kilómetros finales, cuando el maillot rojo se había descolgado de sus dos colegas. Un gesto que ayudó al americano a conservar la prenda por ocho segundos. La foto de 2023 volvió a tener a los mismos protagonistas, pero esta vez Roglic ganaba la etapa como premio de consolación, con un crecido Vingegaard a su estela, cada vez más cerca de atar el doblete Tour-Vuelta. El tercero fue Sepp, en otro triplete del Jumbo como el del Tourmalet. Lo más irónico es que Kuss se defendía de sus propios compañeros. De hecho, fue el estadounidense quien les dijo por el pinganillo que siguieran adelante cuando se descolgó. Según explicó el equipo, el tridente ha pactado la ley del más fuerte. Así que, en lugar de esperar a Kuss para brindarle el éxito en su cumpleaños, Roglic y Vingegaard se marcharon. Y quien le ayudó a conservar el maillot, paradójicamente, fue un rival. Puro landismo.

Los primeros lances de la etapa habían enviado dos nítidos mensajes. Uno, que Remco Evenepoel quería la etapa. Dos, que el Jumbo también. El belga iba a buscar la victoria en una escapada. Era una crónica anunciada. El día anterior había perdido adrede 17 minutos para estar más reposado y para no convertirse en una preocupación para la general. Es más: esa estrategia, al dedillo, la había hecho pública. El Angliru es una pieza muy golosa para añadir en el palmarés de una figura con sus hechuras. Pero lo mismo pensó Roglic, que sumó una cima mítica a su colección de 12 victorias en la Vuelta. La más mítica, con permiso de los Lagos, donde también venció en 2021.

Remco cumplió la promesa y lideró una fuga con su inseparable Mattia Cattaneo, aunque no abrió tanta ventaja como esperaba, porque el rodillo amarillo también andaba con el cronómetro. En la cima del Cordal, el puerto previo, coronó con 2:18 minutos. En el descenso se dejó llevar para tomar aire. Y se jugó el todo o nada en las infernales rampas del coloso asturiano. Fue nada. A menos de seis kilómetros, Evenepoel sucumbió. A esas alturas ya había desaparecido de la cabeza el Jumbo, sustituido por un ambicioso Bahrain. Un ritmo que impulsó a su líder, Landa. Y descolgó a otros dos gallos españoles: Juan Ayuso y Enric Mas.

Las aspiraciones de Marc Soler también era historia, pero eso ocurrió antes. Había jugado otra partida, que no salió bien. El UAE Team sacrificó a una pieza de su tablero que en la salida de Ribadesella figuraba sexto en la general, a 3:28. Ahora es 13º, a más de 21:56. Soler arrancó en la primera subida, la Colladiella, a 50 kilómetros. Su arrancada intentaba provocar un desgaste del Jumbo, que podría haber hecho más daño si hubiera enlazado con Remco, de cara a un remate posterior de Ayuso. Pero quien se desgastó antes fue el propio Soler, neutralizado tras el Cordal. La crisis posterior de su joven líder dejó en blanco el desafío. El UAE, eso sí, cayó con valentía. Ayuso pudo salvar la cuarta plaza, pero ya a cuatro minutos. Y Landa, que había partido séptimo, ha avanzado dos plazas y es quinto, a 4:16. Fue el otro héroe del día. El salvador involuntario de Kuss.