Pogacar somete al aspirante

El Tour visitó La Planche des Belles Filles, allí donde empezó todo… Fue allí, en la cordillera de los Vosgos, en esta estación de esquí del Alto Saona, en una subida renombrada como Super Planche, donde Tadej Pogacar comenzó a fraguar una leyenda de la que todavía no conocemos el final. Fue allí, en aquel Tour trasladado a septiembre en 2020 por la pandemia, donde el esloveno del UAE también se convirtió en Super en una cronoescalada que le otorgó su primer maillot amarillo en las puertas de París. Fue allí, en la subida que rompió el idilio de Primoz Roglic con la Grande Boucle, donde arrancó el romance de Pogacar con una carrera que desde entonces no ha dejado de dominar. Es aquí, dos años después, donde el número uno volvió a mostrar su autoridad.

Aquí, en el mismo lugar donde la leyenda cuenta que las hermosas muchachas, les belles filles, se lanzaban al vacío para no caer en las garras de sus agresores durante la Guerra de los Treinta Años, no parecía ningún suicidio que una escapada probara suerte, sobre todo si en su seno figuraban cazadores habituales como el dúo del Bora formado por Max Schachmann y Lennard Kämna. Una fuga, por cierto, donde por primera vez se vio a un español: Imanol Erviti. Schachmann llegó a ser líder virtual durante la aventura, pero Pogacar puso a su UAE Team a trabajar, porque no tenía intención de regalar ni las migajas, como pudo comprobar Kämna, vencedor hace dos veranos en Villard de Lans, que acarició la victoria hasta el último aliento, hasta ese último kilómetro sobre tierra, con rampas por encima del 20%, donde enterró sus esperanzas.

Vingegaard y Pogacar rebasaron a Kämna sin piedad, en plena lucha por una cima de prestigio, pero también en pleno duelo por el Tour. El danés, segundo en el podio de 2021, se erige de momento como el único rival que puede apretar al esloveno. El ciclismo se agarra para ello a una imagen del año pasado, cuando Jonas Vingegaard descolgó al intocable Tadej Pogacar en el Mont Ventoux. Si aquello se repite, ¿por qué no? La pregunta tendrá una respuesta más atinada en las dos próximas semanas. Mientras tanto, la respuesta vino de parte del doble campeón, que adelantó a su rival en los últimos metros para recordarle quién manda todavía en el Tour. Vingegaard encajó la derrota, pero tomó nota para el futuro. No está demasiado lejos de Pogacar. En concreto, a 35 segundos.

Si todavía quedaba alguna duda, Vingegaard se confirma como el líder del Jumbo para destronar a Pogacar, por encima de Roglic, lo que no quita para que el equipo holandés pueda utilizar las dos bazas estratégicamente en competición. La nueva jerarquía se oteaba de lejos, incluso antes de que el esloveno se cayera el día del pavés. El martes, aquella exhibición coral que remató Wout van Aert ya dejó al descubierto a su teórico jefe de filas, a un Roglic que tendrá que reencontrar su sitio.

Mientras Vingegaard y Pogacar presentaban un nuevo capítulo de su particular combate, el resto de gallos enseñaron sus verdaderos poderes. La primera llegada en alto del Tour 2022 eliminó a Alexander Vlasov, accidentado el día anterior. Desnudó a Nairo Quintana, que está bien, pero no tan bien como parecía, y cedió 51 segundos, un poco más que los otros dos colombianos con galones, Daniel Felipe Martínez y Rigoberto Urán. Y confirmó a Primoz Roglic, que entró a 12 segundos aparentemente recuperado; a Geraint Thomas, que llegó a 14″, y a David Gaudu, a 19″. Enric Mas no resistió el arreón final, pero sigue entero: fue séptimo, a 21 segundos, y ascendió a la novena plaza de la general, a 1:43. El objetivo del podio tiene todavía muchos aspirantes, demasiados, aunque el peldaño más alto, según lo visto, sólo admite dos nombres: Tadej o Jonas.