París tiene nuevo rey

El Tour 2022 salió de Dinamarca con un favorito esloveno y ha terminado en Francia con la coronación de un danés. De Copenhague a París, de capital a capital, el trayecto de 24 días ha salido perfecto para el país nórdico, que se adueña del maillot amarillo con Jonas Vingegaard, verdugo del hasta ahora invencible Tadej Pogacar, para escuchar el himno por segunda vez en los Campos Elíseos. La primera fue con Biarne Riis en lo más alto, en 1996. Y pudo haber una más, pero a Michael Rasmussen le cazaron la mentira en 2007 a cuatro días del final. La cosecha danesa no se acaba ahí, porque incluye cuatro triunfos de etapa: dos del propio Vingegaard y las otras dos de Magnus Cort Nielsen y Mads Pedersen. Un viaje redondo.

El Tour de Francia se ha convertido en el Tour de Dinamarca donde antes habíamos vivido el Tour de Eslovenia. El duelo entre Pogacar y Primoz Roglic de 2020, resuelto en la sorprendente cronoescalada de La Planche des Belles Filles, queda para la historia. También el dominio autoritario de Pogacar en 2021. Roglic ya no es el capo del Jumbo. Y París tiene nuevo rey: Jonas I. Ha sido una victoria incontestable, engrandecida por el carácter indómito de su rival, Pogacar, que atacó una y otra vez a su oponente, incluso en los Campos Elíseos ha enredado. El doble campeón del Tour sucumbió definitivamente en Hautacam, aunque donde perdió realmente el triplete fue en los Alpes, en la épica etapa del Granon. El resto ha sido un fabuloso ejercicio de profesionalidad, de ambición, de clase… Un toma y daca de Pogacar y Vingegaard, con ilustres actores de reparto como Wout van Aert, el Hulk del pelotón, el MVP del Tour… El espectáculo del ciclismo.

La reedición del pulso ya despunta en el horizonte de 2023. Sabor a revancha. Pogacar volverá. Y seguramente lo hará con algunas lecciones aprendidas, como el derroche de energías malgastadas en la primera parte del Tour en batallas estériles, o cómo cayó en la trampa del Jumbo en el Galibier, en una de las mejores etapas vividas en la carrera en los últimos tiempos. Vingegaard también volverá. Y entonces lo hará como el líder sólido, único, de la escuadra más potente. Conocedor de que puede batir a Tadej en la montaña… y también en la contrarreloj. Sin complejos. El duelo promete… Y más si, por el camino, el poderoso Ineos recupera a Egan Bernal, educa a Thomas Pidcock o saca algún conejo de la chistera. De momento se tiene que conformar con acompañar al dúo estelar con Geraint Thomas en el tercer peldaño del podio.

Ese Tour de 2023 saldrá de Bilbao... Y ahora mismo cuesta pensar que España repita la idílica historia de Dinamarca. El primer clasificado ha sido Luis León Sánchez, que ha terminado 14º sin luchar realmente por la general, sólo por su insistencia en meterse en escapadas para buscar una victoria de etapa que se resiste desde 2018. Luisle tiene 38 años. Bastante ha hecho. El corredor con más aspiraciones en la clasificación, ciertamente el único, era Enric Mas, pero se retiró cuando ocupaba la 11ª plaza, con serios problemas emocionales que bloquearon sus piernas. Mientras Mas se recupera, o no, el ciclismo español sigue a la espera del relevo. Que asoma por allá atrás con Carlos Rodríguez, con Juan Ayuso… Demasiado lejos.

Los podios son los grandes protagonistas del último día en París, pero también hay un ganador. Jasper Philipsen, belga de 24 años, del equipo Alpecin, se llevó el esprint más prestigioso del ciclismo, que también es, paradójicamente, el que tiene menos repercusión en los medios. En este mismo escenario había vencido Van Aert en la edición anterior, pero en esta ocasión no quiso meterse en líos. El maillot verde se quedó rezagado junto a Vingegaard y al resto de supervivientes del Jumbo, para cruzar juntos la meta, para saborear el éxito… y la grandeza del Tour.