El Madrid pide la hora tras arrasar de inicio al Olympiacos

El Madrid ganó la Undécima en Kaunas y los dos siguientes duelos al Olympiacos, en El Pireo en la ida y ahora en el WiZink Center (90-85) en un pulso con muchos condicionantes y unos vaivenes de montaña rusa muy potente. Porque los blancos arrasaron en la primera parte y terminaron pidiendo la hora en la segunda en plena exhibición de Papanikolaou (25 puntos), chico para todo habitualmente y más en esta ocasión en un bloque plagado de bajas y sin cincos. En las filas merengues, Campazzo fue el primero en cambiar el paso (12 tantos, 6 rebotes y 9 asistencias, también 5 pérdidas), Hezonja y Deck exhibieron buenos momentos (e intermitencias) y Musa empezó fuerte, tuvo un bajón atrás y remató con gestos elocuentes la victoria. Una en la que el Real vio como le recortaban 21 de sus 24 puntos de renta (del 62-38 al 86-83) en los últimos 15 minutos. Qué locura de juego.

La Euroliga quema millas y el desgaste pasa factura de múltiples maneras. Así que no es de extrañar que en dos duelos de nivel Final Four, entre los tres primeros de 2023 y separados solo por seis días, el mismo equipo, en este caso el Real Madrid, pase de perder por 24 en Mónaco (98-74) a vencer al Olympiacos por 22 (52-30) al descanso y verse luego en apuros en los últimos segundos. Un contraste salvaje, por motivos propios y ajenos. Los blancos reaccionaron al traspié en el Principado, aún sin Tavares ni Llull, y esta vez también sin Yabusele (molestias en una rodilla), frente a un rival muy tocado, que busca desesperadamente un pívot en el mercado tras perder por lesión a sus dos gigantes, a Moustapha Fall y un Milutinov que venía de hacer 20 puntos y 20 rebotes. Y faltó igualmente Williams-Goss, lo que dejó al subcampeón muy justito.

Los de Bartzokas salieron fuerte (4-7). Un espejismo de menos de tres minutos, lo que tardó Campazzo (vigilado inicialmente por Canaan, al que el argentino secó en el otro lado de la pista) en arrancar la moto y poner uno de los grandes clásicos europeos patas arriba. El base quebró la defensa griega como quiso y conectó con todos, con un Musa muy metido (como en la ida en El Pireo), con Poirier… Mientras, Abalde agrupaba algunos de sus mejores minutos en esta Euroliga. El gallego sujetó bien de salida a Walkup, gran referente heleno sin Sloukas, y clavó dos triples y una canasta. Otros dos triples descerrajó Deck, al que se le vio mejor después de su reaparición. A falta de unos segundos para el final del primer cuarto, el marcador alucinaba: 30-11 tras un parcial de 26-4 con una valoración de 47 a -1.

Y de ahí, al +24, al 60-36 y al 62-38 del minuto 25. Difícil intuir, dadas las circunstancias, que el Olympiacos iba a escapar del pozo para echarle pimienta al desenlace. La suficiente para que los aficionados torcieran el gesto y para enfadar a Chus Mateo por el desempeño de los suyos. En el primer tramo de la reacción visitante, el técnico optó por sentar a Poirier, que estaba desconectado atrás, y devolver a la cancha a Ndiaye. En el Oly, solo Petrusev como cinco en una nueva actuación decepcionante del serbio. Y pese a ello, su equipo se recobró y dominó el rebote en la segunda parte tras la barrida bajo tableros de la primera (13 a 2 en el cuarto inicial).

La movilidad e inteligencia de Luke Sikma (10 rechaces, 7 ofensivos) compensaron la falta de centímetros. Y Papanikolaou, que ejerció de alero y de falso pívot, logró la anotación de su vida, su récord, 25 puntos (23 en la segunda parte con 6 de 7 en triples entonces). Sus tiros, varios desde las esquinas, y la verticalidad de Mitrou-Long (7 asistencias) les permitieron reducir a 7 la brecha (68-61), aguantar la embestida de Hezonja con Rudy de pasador (80-66 y Bellingham celebrándolo en la grada) y regresar a tiempo para el desenlace: 82-78 (20-40 de parcial). Restaban dos minutos y Musa gritó aquí estoy yo. Gran penetración por la izquierda y contraataque rompiendo a Papanikolaou con su impecable euro step (paso europeo); la espoleta, un tapón colosal de Poirier a McKissic. El francés había regresado con ímpetu. Todavía el alero griego elevó el 86-83 en el último minuto y Campazzo, pese a los vaivenes y una técnica, redondeó su noche rompiendo a Walkup. La sentencia.