El Barça, en crisis permanente

Con el bocinazo final, y la novena derrota consecutiva ante el Real Madrid, el público del Palau estalló. Lo hizo poco a poco, como la chispa que recorre una mecha, con unos pocos pañuelos primero y bastantes más después. La detonación fue sin embargo meridiana: Una buena pare de la grada cantó ‘Cubells, dimisión’. Ante la mirada de un mosqueado Laporta (al que las cámaras grabaron soltando un ‘qué pasa’ con mala cara) la protesta no se dirigió ni a los jugadores, ni al entrenador ni a los encargados de la parcela deportiva. Se dirigió al máximo responsable de la sección. Y eso es la primera vez que ocurre con esta contundencia.

La crisis que atraviesa el Barcelona es, de hecho, endémica y sistémica. Se arrastra desde la salida de Jasikevicius hace tres temporadas y ha ido empeorando con el paso del tiempo. Se firmó a un Grimau que, sin experiencia previa, navegó una temporada complicada perdiendo la semifinal de la ACB contra el Real Madrid y quedándose a las puertas de la Final Four en un quinto partido contra Olympiakos. Se entendió como una temporada de transición, una situación que se ha alargado con Peñarroya: segundo año en blanco, sin disputar ninguna final, en una situación difícil de asimilar para el aficionado. Ahora, en la segunda campaña del catalán en el banquillo, las cosas no han mejorado.

Tan evidente es que el Barça ni tiene el presupuesto ni el potencial de los grandes de la Euroliga como que la planificación deportiva ha rozado el desastre estas últimas dos campañas. El fichaje de Willy es quizás el más sintomático, incapaz de rendir con ningún técnico, demasiadas veces apático y poco crítico consigo mismo, siendo el contrato más elevado de la sección. Pero hay más. Mucho más. El Barça despidió primero y refichó después a un Fall que no ha demostrado absolutamente nada, incorporó a un Miles Norris inédito y sigue contando con Satoransky o Vesely cada vez más desgastados. Por no hablar del sainete con Huertel la temporada pasada o el fichaje frustrado de Hezonja el pasado verano. La improvisación, el poco acierto y las limitaciones económicas han lastrado una planificación deportiva muy cuestionable. Ayer uno de sus principales responsables, Mario Bruno Fernández, se le leyó un “qué vergüenza” cuando Willy falló un tiro libre. Algo desgraciadamente habitual en el internacional español.

El Barça pues atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia a las puertas del centenario de la sección. Lejos de los grandes, lejos de competir por los títulos, la responsabilidad es evidentemente compartida. Pero el máximo responsable es un Josep Cubells que no ha sabido cambiar el rumbo del equipo. El presidente del basket, como le gusta decir a Laporta, vivió ante el Real Madrid una de las peores situaciones desde que se sienta en el palco del Palau. No la primera (ya se llevó una fuerte pitada en el último partido de Mirotic como azulgrana), pues es visto por una parte de la masa social como el responsable de haber llevado al equipo a perder, por novena vez consecutiva, contra el Real Madrid. La situación empieza a ser insostenible para un equipo al que le cuesta horrores ganar en ACB y que cuenta con, básicamente, cinco o seis jugadores de la confianza del técnico. El resto, un fondo de armario poco aprovechable y aprovechado por Peñarroya.

La sombra de Xavi Pascual sobrevuela el Palau

No son pocos los aficionados que reclaman un cambio radical en el banquillo, con un gran candidato en la recámara: Xavi Pascual. El último técnico que levantó una Euroliga de azulgrana, al que muchos ven como el único capaz de revertir la situación. Su incorporación se ha tanteado ya en alguna ocasión (no hubieron sin embargo conversaciones formales) pero su nombre vuelve a sonar con fuerza. En parte también porque él mismo se ha postulado para volver a entrenar al Barça. Lo hizo veladamente en verano y más claramente en una reciente entrevista en Catalunya Radio: “Estoy esperando algún equipo de Euroliga. El Barça es un club que consigue todo aquello que quiere. Si realmente tuviera aspiraciones de hacer algo grande y quisieran, seguro que el Barça encontraría el camino de acabar en una relación contractual conmigo. Este nunca ha sido el problema”. Más claro imposible.

A tenor de sus palabras, y de lo que se comenta por los pasillos del Palau, nadie duda que Xavi Pascual volverá a entrenar al Barça. La gran pregunta es cuándo. La idea siempre ha sido que Peñarroya finalice esta temporada, ya que es preferible que el nuevo técnico entre a la entidad sin la inmediatez de la competición, pero la situación empieza a ser insostenible. Además, este verano se acaban varios de los contratos más pesados del equipo (como el de Willy, Sato o Vesely) por lo que hacer una revolución en la plantilla será mucho más sencillo. El balón, como siempre, está en el tejado de Cubells.

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