El Barça, en caída libre

Si la situación del Barça era ya complicada, ahora empieza a ser insostenible. Una nueva derrota en ACB, la cuarta en seis partidos, fuera de los puestos de Copa y con una semana nefasta en la que Real Madrid y Girona les han pasado por encima. El desastre azulgrana no debe tapar el partidazo de Girona, pero el mínimo exigible a un equipo como el Barça es mucho más alto. Blandos en defensa, sin ideas en ataque y superados de inicio a fin por un rival que por presupuesto, talento y entidad es inferior. No así en el parqué. No es cuestión de buscar culpables, porque culpa tienen todos, pero sí de buscar soluciones. Y la única que se vislumbra es la salida de Peñarroya.

Esta vez no fueron 34 puntos como les endosó el Real Madrid o el Murcia en diez minutos, esta vez fueron 30. Pese a arrancar bien el partido ante un Girona que se cargó rápido de faltas, la clásica desconexión de los azulgranas permitió un parcial local demoledor. Un 13-1 con Vildoza de protagonista (nueve puntos en menos de 2 minutos) y un Girona desatado desde la línea de tres. Peñarroya trató de parar el golpe con Punter y Clyburn, pero no encontró las sensaciones en defensa necesarias para frenar a los de Moncho Fernández. Seguramente no eran los jugadores idóneos para ello, pero es que tampoco hay mucho más. El Girona les dobló en el marcador antes de finalizar el primer cuarto (24-12) y no es la primera vez que pasa.

La única manera de contrarrestar una defensa pobre como la del Barça es tener un ataque dinámico. En teoría, a eso juega Peñarroya. A un tanteo alto, con posesiones cortas y tumbar a su rival con un mayor talento ofensivo. Pero en Fontajau ese talento no apareció. Algunos puntos de Willy, un buen triple de Parra, pero todo acciones aisladas. Girona, con una marcha más, recuperó el acierto al borde del descanso, yéndose a los vestuarios claramente por delante (47-33). El concurso de Clyburn, desconectado del partido y de su entrenador, para hacérselo mirar.

El naufragio continuó en el tercer cuarto sin que el Barça diera ninguna señal de recuperación ni el Girona ninguna de relajación. Partidazo de Busquets, que estuvo en todas, hasta el +23 de Girona. Las caras en el banquillo, un poema. El control del rebote ofensivo y las canastas muy fáciles de los locales dispararon el marcador hasta el 77-54 con el que entraron al último período.

Moncho Fernández paró el partido ante el conato de remontada visitante (79-63), cortando de raíz cualquier atisbo de relajación en su equipo. El Girona navegó bien hasta el final del partido, con una ventaja sobre los 20 puntos que ya no perdieron.

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