VALENCIA

El “cangrejo” de Marcelino, de metáfora a profecía

El Valencia de Lim ha pasado de tener un valor de mercado de 499 millones a 147 en cuatro temporadas.

Juan Carlos CárdenasEFE

Hace cuatro años Marcelino García Toral ofreció una rueda de prensa que muchos señalan como el principio del fin de su etapa en el Valencia. El 24 de agosto de 2019 el asturiano dijo: “Tengo la certeza de que sólo los cangrejos corren hacia atrás o hacia el lado”. Lo hacía en un contexto en el que Peter Lim había vuelto a inmiscuirse en la planificación de un Valencia que venía de ser campeón de Copa y a raíz de que el propietario quisiera traspasar por su cuenta a Rodrigo al Atlético de Madrid. El adiós de Marcelino se produjo 18 días después, el 11 de septiembre, una fecha en la que en 2001 cambió el mundo que conocíamos y años después también el Valencia. El tiempo y los hechos han transformado aquella metáfora de Marcelino en una profecía.

El cierre del actual mercado de fichajes evidencia que el último ‘local management’ que realmente tuvo pleno poder de decisión en la planificación fue el tándem Mateu Alemany-Marcelino. Al menos hasta ese verano de 2019, cuando Lim volvió a imponerse en operaciones vinculadas con Kang-in Lee, Lato y así hasta el fichaje de Thierry Rendall. Desde entonces, con mayor o menor margen, la planificación del Valencia por parte de sus actores en oficinas ha sido un quiero y no puedo. Cuatro años después, del Lim que entró a Mestalla con alfombra roja y trajo después a Gonçalo Guedes por 40 millones en su avión privado queda lo mismo que del Valencia que ganó dos Ligas con Rafa Benítez.

Guedes y Lim, en el aeropuerto de Manises. Alberto Iranzo

Peter Lim en los últimos años ha vuelto a cometer los mismos errores en los que cayó a partir de su segundo año, agravados si cabe en la actualidad por su nula intención y aportación para revertir esa dinámica, como aparentemente tuvo cuando delegó en Mateu Alemany. En el verano de 2015, tras su primer año, empezó a descapitalizar la plantilla, con las ventas en sucesivos mercados de Otamendi, Mustafi, André Gomes o Alcácer. Así, de la Champions con Nuno pasó a zona de nadie con los Neville, Ayestarán o Prandelli. El proyecto y también el modelo cambió con la llegada de Alemany y, con él, la de Marcelino. Ahí, dicho por los protagonistas, les dejó planificar con alto grado de autonomía durante sus dos primeros años. Y el Valencia, con ellos, volvió a la Champions, ganó una Copa y, sobre todo, recuperó su idiosincrasia.

Los ingresos ordinarios ascendían en 2019 a 177 millones de euros, en la actualidad la cifra es inferior a 100 millones

El dato

Entre el verano de 2017 y el de 2018, el Valencia invirtió en fichajes 184,2M€, entre ellos los 40 de Guedes, además de los Kondogbia, Coquelin, Gameiro, Piccini o Diakhaby, y recaudó por venta de futbolistas 85,35M€, salidas más enfocadas por razones deportivas (Enzo Pérez, Negredo, Zaza, Maksimovic, Montoya…) y también en algún caso por plusvalía (Joao Cancelo). El coste de la plantilla alcanzó los 156 millones entre salarios y amortizaciones. Pero la cifra de negocio del club, según su cuenta de resultados, alcanzó los 177M€, la más altas de su historia, ingresando 66 millones por competiciones, 14 por abonados, 78 por derechos de televisión y 18 por ingresos comerciales. En ese contexto competitivo, la plantilla que se proclamó campeona en el Benito Villamarín alcanzó un valor de 499′6M€.

Pero llegó la profecía del “cangrejo” y desde entonces el Valencia ha ido hacía atrás. Lim, con Anil Murthy en la presidencia, se creyó que cambiando de jinete el caballo correría igual. Esperó hasta septiembre para echar a Marcelino, con el mercado ya cerrado, quizás evitando así que algún futbolista tuviera la tentación de querer marcharse. Pero, el pura sangre se desbocó con Albert Celades y la pandemia generó la “tormenta perfecta”. Desde entonces, siete ventanas de fichajes, ha invertido en refuerzos solo 36,7M€, menos que en cada una de sus seis temporadas anteriores. (2014, 55M; 2015, 37M; 2016, 55M; 2017M; 129M; 2018, 75M) y se ha ido desprendiendo de activos de manera galopante.

TemporadaGasto en fichajes (M€)Ingresos por ventas (M€)Valor de mercado (M€)
2014/155555,4230
2015/16143,950254
2016/1737121,9257,5
2017/185516,5398
2018/19129,268,8499,6
2019/207556,3427,8
2020/210,588,8278,8
2021/2213,,32,7310,6
2022/2312,554,6249,7
2023/2410,424,6147

En estos últimos cuatro años ha traspasado futbolistas por un valor de 170M€ y ha reducido el coste de plantilla en unos 100M€ (cifra pendiente de hacerse oficial en la próxima Junta de Accionistas). Por ejemplo, su política de rebajar salarios a toda costa le llevó a regalar al capitán Dani Parejo, que además se había postulado como defensor de Marcelino. Esa pérdida de activos se ha traducido en cuatro años fuera de Europa y en un empequeñecimiento del club y del equipo, cuyo objetivo ahora se limita a la “permanencia”, como reconoció la propia presidenta Layhoon Chan, a pesar de ser el cuarto equipo español con más participaciones en Champions. El valor actual de la plantilla es de 147M€ (casi 300 menos que hace cuatro años, según datos de Transfermarket) y la plantilla está formada por solo 22 futbolistas, tres de ellos porteros, y gracias a que de la mano de Rubén Baraja han dado el salto al primer equipo una camada de canteranos que tiran del carro por su compromiso.

En la era Lim, 9 de los 11 traspasos más altos de la historia del Valencia

Lim, en boca de Layhoon Chan, habla ahora de “sostenibilidad”, cuando 9 de los 11 traspasos más caros de la historia del Valencia han llegado bajo su gestión: Guedes, Cillessen, Rodrigo, Negredo, Enzo, Garay, Kondogbia, Abdennour y André Gomes. Solo Joaquín y Aimar se cuelan en el top 10. Hay que decir también que 7 de los 10 traspasos más altos se cerraron a partir de 2014: Otamendi, Mustafi, Cancelo, André Gomes, Ferran, Guedes y Rodrigo (los otros tres son Mendieta, Villa y Soldado). Lim ha pasado en ocho años de inyectar capital para reforzar el equipo (Rodrigo, Cancelo y Andre Gomes) a conceder a partir de 2019 solo préstamos al cierre de cada ejercicio para no entrar en causa de disolución por las pérdidas de la gestión, el último de 35 millones. Pero se ha cansado de ‘poner’ para tapar los agujeros de la gestión.

“No podemos depender de que el máximo accionista cubra las pérdidas”, enfatizó Layhoon Chan. En julio, coincidiendo con la estadía del Valencia en Sankt Gallen, el Consejo de Administración del Valencia se reunió de manera telemática. Una de las conclusiones que se filtraron en Suiza fue que el propietario tendría que inyectar también capital este ejercicio, porque de nuevo habría pérdidas. Causa-efecto, Lim apretó el cinturón. ¿Cómo? Pues obligando a reducir el coste de la plantilla, que es lo que estaba a su alcance con el mercado abierto. De ahí que se empezara a hablar más de las limitaciones impuestas por el propietario que del propio margen de Fair Play Financiero de la Liga.

No deja de ser lícito que Lim se haya cansado de poner dinero (si bien son préstamos que después ha capitalizado) ni tampoco que exija a sus ejecutivos que el club genere recursos por sí mismos o, de lo contrario, reduzcan costes. El Valencia con solo subir la persiana tiene unos 20M€ de gastos fijos por devolución de préstamos a entidades financieras y su mayor porcentaje de gasto va destinado al coste de la plantilla. Así que es ahí donde Lim ha metido aún más este verano la tijera. El propietario también ha visto que el mayor traspaso de los últimos años, Marcos André, ha sido un fracaso, y futbolistas que han llegado con salarios altos como Cavani o Castillejo, no le servían ahora al entrenador. Pero la postura del accionista, que no pisa Valencia desde 2019, evidencia también su desapego y un nulo gen competitivo.

Desapego social y distanciamiento con la idiosincrasia del Valencia

Lo primero, lo relativo a su implicación, ha ido en paralelo al contexto social de su relación con Mestalla, porque los traspasos más altos de la era Lim coincidieron con una época en la que eran constantes sus presencias en el palco y las visitas de su hija a la ciudad. A su vez, la descapitalización gradual de la plantilla y la consecuente caída en picado de los resultados y en la clasificación se da en tiempos en los que la crítica y la ira de la afición viró hacia Singapur. De amor y pasión a odio y rencor. Es la pescadilla que se muerde la cola, como ha pasado con la pérdida de potencial y los ingresos.

El Valencia presentó una cuenta de resultados correspondientes a la temporada 2021-22 en la que la cifra de negocia era de 104M€ (73 menos que tres años antes). Todas las partidas se habían reducido, aunque las que más fueron por competiciones (de 66 a 6,8, y gracias a que jugó la final de Copa y la Supercopa) y los derechos de televisión (de 78 a 70, quedando 9º). Este año esa cifra de negocio se verá todavía más reducida porque el equipo quedó 16º y, además, se ha empezado a devolver el préstamo de CVC, un dinero que está ahí parado porque el tema del estadio sigue sin resolverse. Curiosamente, las partidas de ingresos que menos se han visto afectadas por el estrangulamiento en la planificación deportiva de Lim son las que dependen más directamente de los aficionados: abonos y comerciales. Solo ahí, en la respuesta de la masa social blanquinegra, el Valencia de Lim no ha ido hacia atrás como los cangrejos. En 2014 había 36.000 socios, ahora 38.500. Y eso a pesar de su #LimGoHome.

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