Zayra Gutiérrez, sobre el divorcio de Guti y Arantxa de Benito: “He tenido que ir a psicólogos”

Podría decirse, con la mano en el fuego, que Zayra Gutiérrez fue el bombazo del elenco de la presente edición de Supervivientes. A la sorpresa le siguió un halo mediático en redes sociales que impulsó su nombre, rápidamente, a ser uno de los favoritos para ganar el reality; apenas arrancaba esta ilusión, Zayra sufría una lesión que le obligaba a hacer las maletas y volver a España. Lejos quedaron los Cayos Cochinos hondureños y la brisa del Caribe.

Ahora, con los pies en la península Ibérica, habla acerca de cómo vivió aquellos días en una entrevista con Lecturas. “Me han detectado una hernia discal”, confiesa, aclarando que la operación es “la última opción”, que espera que no sea necesario llegar a ese punto y que, con suerte, pueda volver a volar en el helicóptero del programa: “Ojalá me den la oportunidad de regresar el año que viene”.

De sus palabras se desprende una visión familiar que hoy liga a su hijo y que, como suele ocurrir, viene heredada desde casa. ”Cuando volví de Honduras, mi hijo me parecía otro niño. Temía que no me reconociera, pero lo hizo”, asegura, quitando la manta sobre el que era su gran miedo antes de aceptar la oferta. El pequeño Hugo, que cumplirá este 16 de abril un año, es, dice, la emoción de su vida: “Ser madre es lo mejor que me ha pasado y no lo cambiaría por nada, me da igual lo joven que sea, quiero tener más hijos. La verdad es que mi hijo no era previsto, fue una sorpresa, la mejor sorpresa que me he llevado nunca”.

Saborea las mieles del presente, pero adorna su vista con la dulzura de lo futurible. “En adelante me casaré y tendré más bebés. Poco a poco. Me gustaría casarme por la iglesia y en Sevilla, porque me encanta la ciudad. Ya tengo el diseño del vestido”, cavila en alto.

“Hay veces que el amor se acaba”

Su amor por la familia bebe de las vivencias de su infancia, sobre las que también se ha confesado para la citada revista. “En mi adolescencia no lo pasé bien, soy muy sensible, las cosas me afectan. Fui rebelde porque era un culo inquieto”, dice, a lo que añade que no dudó en recurrir a la ayuda de profesionales cuando su salud mental dijo ‘basta’ y fue necesario hacerlo: “Ha habido momentos en que he tenido que ir a psicólogos a reforzarme. Gracias a ellos he seguido adelante”.

Trae al presente, a colación del tema familiar, el divorcio de Guti y Arantxa de Benito, allá por 2009. “Me dio mucha pena y me afectó porque me hubiese encantado verlos juntos toda la vida. Pero hay veces que el amor se acaba y, en su caso, se acabó”, explica, matizando que, en ocasiones —por fortuna, la suya— una separación no impide que crezcan las flores: “No lo pasé mal porque ni mi padre ni mi madre me lo han hecho pasar mal, al revés. No me ha faltado el cariño de ninguno de los dos”.

También se ha pronunciado acerca de esa nube negra de la rumorología que tachaba de mala la relación que Zayra mantenía con su padre. Lo desmiente con rotundidad, proclama su amor por él y, además, agradece a Romina Belluscio, a quien considera “una segunda madre”, todo lo que ha hecho por ella.

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