Una británica que se mudó a España lanza una “bomba de verdad” tras quedarse divorciada y arruinada
Volver a tu verdadero hogar siempre es bien, pero a veces una parte de ti se queda en ese lugar que en algún momento llamaste y consideraste ‘casa’.
Cada vez es más común que muchos ciudadanos españoles emigren a otros países donde la calidad de vida sea mayor, con mejores salarios, reducción de la jornada laboral, etc., pero al mismo tiempo, a España llegan continuamente una cantidad de personas desmesurada en busca de una vida mejor.
Este es el caso de la familia de una mujer británica llamada Mandy Green. La pareja llevaba 12 años de matrimonio, tenían dos hijos de 15 y 16 años y vivían felizmente en Dunfermline, Fife. El marido trabajaba como chef y ella era directora de un hotel, pero allá por 2001 decidieron mudarse a España con la idea de cumplir un sueño: desarrollar su propio negocio relacionado con la hostelería, pero cerca del mar y en un lugar paradisiaco del que estaban enamorados como es Mallorca. Se asentaron en el municipio de Santa Ponça y allí mismo abrieron el restaurante M&M’s, pero su andadura empresarial no salió como querían. Los 17 años que estuvieron viviendo en la isla balear se les hicieron cuesta arriba debido a los impuestos y las deudas que fueron acumulando.
“Hicimos todo lo correcto, contratamos a una inmobiliaria conocida y a un contable de renombre, pero nadie nos sentó y nos habló de los impuestos y las facturas que había que pagar. Nos llegaban facturas fiscales inesperadas”, confiesa la madre a MailOnline. Detalla que, pasado el primer mes, “el contable nos presentó una factura fiscal por valor de 300€. Nos pilló totalmente por sorpresa, ya que no teníamos ni idea de para qué era y no era algo que nos hubieran dicho que incluyéramos en el presupuesto”. La barrera del idioma les supuso más problemas que otra cosa: “Yo no hablaba español de antemano. Lo que no podíamos entender era la cantidad de dinero que teníamos que desembolsar cada mes”, añade. Asimismo, la apariencia también influyó, jugándoles una mala pasada, pues al estar en una ciudad turística donde la mayoría de las viviendas son para veraneantes, las inmobiliarias asumían que al ser extranjeros tenían mucho dinero para invertir, lo que hizo que el propietario les subiera el precio del alquiler cuando se dio cuenta de que se trataba de una pareja británica.
Confesión actual
A pesar de la mala racha, Mallorca le robó el corazón a Mandy que, a pesar de volver a su ciudad casi dos décadas después, confirma que extraña “vivir allí, desde la fruta fresca que todavía se vende en esta época del año hasta poder caminar descalza por la playa”, ya que, durante una buena parte de su vida, España fue su hogar.
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Sus hijos volvieron a Escocia e Irlanda pronto, y tres años más tarde de que estos se marcharan, la pareja admitió que estaban agotados física y mentalmente, por lo que pusieron en venta el restaurante que tanto esfuerzo y sacrificio les había costado sacar adelante. Actualmente, la pareja está divorciada, se separaron hace nueve años y Mark comenzó una relación con una mallorquina, mientras que Mandy, por su parte, regresó a Escocia en 2019 y vive allí desde entonces.
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