Hanna Heikenwälder, investigadora del cáncer: “El zumo de fruta tiene un riesgo aún peor que las bebidas azucaradas”
Aunque los jugos suelen ser considerados una alternativa saludable a los refrescos, lo cierto es que es preferible tomar la fruta entera.
Los zumos de frutas ocupan un lugar habitual en desayunos, meriendas y estanterías de supermercados. Su sabor agradable y su aspecto natural hacen que muchas personas los consideren una alternativa saludable a otras bebidas dulces. Sin embargo, su relación con la salud es más compleja de lo que puede parecer a simple vista.
Así lo pone sobre la mesa la doctora Hanna Heikenwälder, investigadora del cáncer, quien apunta que incluso podrían aumentar la incidencia de esta enfermedad. La médica hace hincapié en la sensación de estar tomando una bebida saludable por su procedencia natural, frente a los refrescos azucarados, pero lo preferible es tomar la fruta entera.
“Intuitivamente, consideraríamos los refrescos peores que el zumo de fruta, pero el zumo de fruta tiene un riesgo aún peor de cáncer”, apuntaba en el pódcast Hotel Matze. Las células del intestino son capaces de captar muy rápidamente los azúcares que contienen las bebidas dulces, lo que añade un esfuerzo extra al metabolismo. Además, algunos especialistas señalan que la fructosa presente en muchos zumos y refrescos podría resultar todavía más perjudicial, ya que el hígado la transforma en grasa con gran facilidad y su presencia puede favorecer la aparición de procesos inflamatorios.
Asimismo, el consumo regular de zumo de frutas suele vincularse en algunos estudios con ciertos tipos de cáncer, además de aumento de peso y trastornos metabólicos, en función de la cantidad consumida.
¿Sustituyen a la fruta?
Cuando exprimimos o licuamos fruta, muchos de sus componentes se mantienen presentes: vitaminas, agua, ciertos minerales y compuestos vegetales beneficiosos. Estos pueden formar parte de una alimentación equilibrada, pero no deberían sustituir a la fruta entera ni consumirse sin medida.
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En definitiva, son una opción válida en momentos concretos, un acompañamiento ocasional o una manera puntual de disfrutar del sabor de la fruta. Sin embargo, para el día a día, la mejor elección suele ser la fruta fresca, por su fibra, su capacidad de saciar y su efecto más estable sobre la energía.
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