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La vida personal de Óscar Puente, el ministro más controvertido de Pedro Sánchez

El portador de la cartera de Transportes y Movilidad fue actor de teatro antes de político; ya como edil de Valladolid tuvo una fugaz aparición en ‘La Voz’.

Tras la calurosa cita electoral de 2023 se produjo, amén de una serie de pactos y acercamientos, una reedición del Gobierno liderado por Pedro Sánchez que vino a mantener algunos de sus ministros más icónicos, dejar fuera a otros y dar entrada a otros tantos. A este último grupo pertenecía Óscar Puente. El pucelano, antiguo alcalde de Valladolid, asumió rápido el foco mediático tras ser el encargado de intervenir durante las fallidas sesiones de investidura de Alberto Núñez Feijóo; después, cuando el PSOE renovó mandato, ocupó la cartera de Transportes y Movilidad.

Desde entonces no ha dejado de ocupar portadas. El directo y polémico manejo que hace de su perfil de X (Twitter, antes) ha reconvertido su usuario en una especie de baluarte que ha generado, a su vez, todo tipo de críticas por parte de la derecha. Pero él sigue firme. A principios de abril él mismo confesó que su equipo elaboraba una “lista negra” de insultos en su contra, algo que consumó el delirio de sus detractores. Pero él sigue firme. Estas informaciones corren como la pólvora, dejando en un segundo plano una etapa de su vida que no ha terminado de trascender públicamente. Antes que político, Puente desempeñó una curiosa actividad profesional vinculada con el mundo de la interpretación.

Una fructífera carrera como actor

A comienzos de los 90, el diputado vio despertar en él una eléctrica pasión por el teatro. Había empezado la universidad y decidió, con el objetivo de calmar esa vena que dentro de él vibraba, cada día con más fuerza, adentrarse en el Aula de Teatro. Allí inició su formación en el interminable mundo de la interpretación. Lo cierto es que alcanzó el éxito tan rápido como un rayo cruza el cielo una noche de tormenta: sin haber terminado la carrera ya recorría España con una compañía teatral. Había cumplido su sueño en tiempo récord.

Allá por 1994 se estrenó El Avaro, obra que arrasó en todos los teatros del país que tuvieron la suerte de acoger su representación. En una entrevista en El Norte de Castilla, el exalcalde recuerda cómo se convirtieron en “el éxito del año”. “Estuvimos hasta Navidades en el Teatro Príncipe de Gran Vía, que cerró por un problema con la licencia y nos marchamos al Maravillas. Estuvimos hasta julio y como primeros de taquilla”, rememora con ilusión aquellos tiempos, sucediéndose por su cabeza todo todo el elenco de famosos artistas con los que compartió bambalinas y a quienes vio disfrutar en la butaca de las dotes que sospechó el primer cuatrimestre de la universidad.

Su trayectoria teatral se desarrolló casi siempre de la mano del director Juan Antonio Quintana y compartió reparto con míticos actores como Eva Hache o Diego Martín. Besó el cielo del teatro español al actuar en el Corral de Comedias de Almagro e incluso cruzó su carrera la frontera con actuaciones en París. Con 31 años dejó los escenarios para emprender el que se había erigido como su nuevo sueño: la política.

Su paso por ‘La Voz’

No se perdió aquella electricidad por el arte, aquel impulso que sólo la interpretación le daba. Es más: dejó en herencia esta peculiar forma de relacionarse con el entorno. Quien recibió este don fue Carmen Puente, hija del político vallisoletano; la joven, igual que su padre, conoció el éxito muy pronto al alcanzar las semifinales del concurso musical La Voz en su versión para niños. Tenía tan solo 14 años. En la sala con la que conecta la cámara para recoger las reacciones de los familiares, Óscar Puente.

La pequeña Carmen enamoró con su música a los coaches. “Es la elegancia sobre el escenario”, llegó a escribir en su cuenta de Twitter David Bisbal. Más profundidad dio su padre, lleno de emoción, al mensaje que le dedicó a su hija a través de redes sociales: “La experiencia en todo caso ha sido inolvidable. Mil gracias a los coaches y a todo el equipo por el trato maravilloso que dan a los niños y niñas del concurso. Si creéis que vuestro hijo o hija puede llegar, intentadlo. Merece la pena vivirlo. Les cuidan mucho en el programa y se fomenta el compañerismo más que la competición”.

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