La mítica noche de Halloween del Betis: “Se nos fue de las manos”
En 2001, los verdiblancos organizaron una fiesta el 31 de octubre en casa de Benjamín Zarandona. Una velada que acabó con Lopera irrumpiendo por sorpresa en el domicilio.
La noche de Halloween hace ya tiempo que, en España, dejó de ser una tradición americana para convertirse en una costumbre que tiene lugar en la víspera al Día de Todos los Santos. Los disfraces y el ‘Truco o Trato’ para los más pequeños o una excusa más para disfrutar del ocio nocturno para los mayores. Todo ello, aderezado con una temática de terror. En Sevilla, además, es una noche en la que, cada año, sale a la palestra la anécdota que protagonizó la plantilla del Real Betis hace ya 22 años.
En octubre del año 2001, el equipo de Heliópolis había dejado atrás el infierno de Segunda División y, recién ascendido, comenzó la temporada como un tiro. Llegó a ganar en el Villamarín al Real Madrid de los Galácticos e incluso lideró el campeonato en la séptima jornada. Pero el ‘suflé' empezó a bajar y Manuel Ruiz de Lopera, por aquel entonces presidente de la entidad verdiblanca, achacaba el bajón de rendimiento a salidas nocturnas por parte de los integrantes de la plantilla.
Sea como fuere, aquel 31 de octubre, el elenco dirigido en aquella época por Juande Ramos decidió alargar la noche del miércoles un poco más aprovechando que no jugaba hasta el domingo contra el Real Zaragoza y que el día siguiente, el 1 de noviembre, era festivo. Así fue como se fraguó una fiesta en el domicilio de Benjamín Zarandona. Una velada cuya autoría se le adjudicó al futbolista hispano-ecuatoguineano, pero que fue una idea conjunta: “Lo organizamos entre todos, pero la única persona que podía poner la casa era yo, Benjamín Zarandona. El único que estaba en su casa era yo”, explicó entre risas el exjugador para El Larguero de la SER hace ya unos años. Este es el relato de una noche en la que se las prometían muy felices los futbolistas del Betis, pero en la que acabaron teniendo una experiencia ‘terrorífica’.
“Lo primero, he de decir que yo no bebo nada de alcohol. Aunque el alcohol no se llegó a probar, porque nos pillaron con las manos en la masa. Había más invitadas que invitados. Se nos fue un poco de las manos. Yo creo que llegamos a rozar no el lleno pero casi el lleno. Estaba la buhardilla a reventar y la escalera se atascaba. Nos íbamos casi a cien personas. Empezó a venir gente… había previsto que vinieran cuarenta”, empezaba así a describir la fiesta Zarandona.
Todo era desenfreno en el domicilio del futbolista verdiblanco pero, entonces, hizo acto de presencia un ‘coche sospechoso’. “Eran las doce y media de la noche y salí a comprobar un poco el ambiente. Yo estaba sorprendido porque no me esperaba tanta gente. Acompañé a una chica y a otro compañero que se iban y vi un coche en el que parecía haber gente. Entonces, le dije a la chica: “Coño, ese coche me suena. Mira, disimuladamente vamos a ir hacia el coche y vamos a ver qué pasa”. Cuando voy hacia el coche, sorpresa que me llevo: sale el presidente (Lopera), el míster (Juan de Ramos), Luis del Sol y el gerente. Me dicen: “Buenas noches, Benjamín”. Estaba blanco, me sobraba camisa por todos lados. Dije: “Esto es un sueño, no puede ser verdad.” Total, que salieron del coche y yo diciéndome a mí mismo: “Madre mía, ¡la que se va a liar!”.
Salieron del coche el presidente, el entrenador, Luis del Sol y el Gerente. Me dije a mí mismo: “Madre mía, ¡la que se va a liar!”
“Entramos en la casa. Obviamente, no le podía decir que no entrase. Las chicas y la gente que había ahí decían: “Pues sí que es importante la fiesta, que está hasta el presidente, el entrenador, el director deportivo...” Pensaban que era parte de la fiesta. Se sentían importantes y se hacían fotos con Lopera. El presidente nos dijo que quería reunirse con todos nosotros. Se empezó a desalojar aquello, tardamos como media hora en desalojar. No huyó nadie (del equipo), allí estaba todo el mundo controlado. Le sorprendió que estuviera allí casi toda la plantilla, yo diría que el 80%. Empezó a pegarle un rapapolvo a cada uno. Iba uno a uno. A mí, me dijo: “Ahora comprendo tu bajo rendimiento, Benjamín”. A Joaquín le echó en cara que, dos semanas antes, había estado también en un cumpleaños a 48 horas de un partido”.
Aunque aquella noche echaba humo, Lopera recordó con cariño años después esa noche en una charla con José Ramón de la Morena, en la que contó que había jugadores saltando por la ventana (lo desmintieron Joaquín y Denílson) y en la que explicó, entre risas, que “entraron en la primera habitación y allí había chicas haciendo ejercicio físico sin ropa ninguna”.
La versión de Joaquín y el ‘balconing’ de Denílson
Joaquín Sánchez, recientemente retirado como futbolista profesional en el Betis, el club de su vida, empezaba a despuntar como joven promesa en 2001. El gaditano también estuvo presente aquella mítica noche en casa de Benjamín y la recuerda bien. Así relata la velada el exjugador español: “Allí estábamos en la gloria. Entonces, veo a Benjamín subiendo las escaleras... no se me olvidará en la vida. Tenía la cara desencajada. Le pregunté qué pasaba y gritó: “¡Quién ha invitado a este tío!” Le preguntamos: “¿A quién?” Y responde: “¡Al presidente!” Denílson quería saltar no sé por dónde. Le dije: “Deni, ¿qué haces? ¿Dónde vas? ¡Que te vas a matar!” Él me decía: “¡Que no me paga, que no me paga!” Lopera fue uno por uno. Cuando llegó a mí, dijo: “Hombre, si está aquí el niño. Muy pronto estás empezando tú, ¿eh?”.
Sí, el pavor de los futbolistas del Betis a ser ‘pillados’ era tal que Denílson, estrella del equipo, trató de escapar por un balcón. Benjamín lo explicó así para El Larguero quitándole hierro a la imprudencia del brasileño: “En el chalet que yo tenía, que se cotizó mucho más cuando le puse a la venta (risas), hay un primer piso con un balcón y una terracita. Tú te descuelgas y tocas casi el césped. No era tan alto.”
Frustrado el plan de huida de Denílson, llegó la bronca de Lopera. Como explicaron Benjamín y Joaquín, fue individualizada. Uno por uno, el presidente se fue despachando con sus jugadores. Con Denílson, se demostró que sus temores eran justificados: “Tu contrato de imagen se va a complicar... y la selección también”, le dijo el máximo mandatario de la entidad de las Trece Barras. Incluso hubo un jugador, cuya identidad no ha sido revelada por ningún testimonio de esa noche, que rompió a llorar fruto de los nervios. Lopera le espetó dirigiéndose a Juande Ramos a quien, por cierto, llevó a la casa sacándole de la cama: “¿Este es el tripulante del barco al que quieres que renueve?”. El jugador, entre sollozos y besando su anillo de casado, se lamentaba así: “Para un día que salgo y me han pillado”.
El ‘topo’, sin desvelar
22 años después de aquella noche de Halloween, hay una duda que aún no ha sido resuelta. Esa pregunta, ese “¡quién ha invitado a este tío!” que soltó a los cuatro vientos Benjamín Zarandona. Se desconoce aún cómo se enteró Lopera de la celebración de la fiesta. El vallisoletano, en El Larguero, no dio nombres pero desveló que se trataba de una persona que, por aquel entonces, estaba vinculada al club. “Me enteré de quién dio el chivatazo y, además, me enteré en la cárcel. Los presos saben noticias de fuera que los de fuera no saben. Me fui una vez a una charla a una cárcel, no me acuerdo dónde era, creo que en Málaga. No lo voy a decir tampoco. Me encontré a alguien que conocía de Sevilla y me preguntó por la fiesta. Y me dijo: “¿Pero supiste al final quién fue?” Yo nunca pude saber quién había dado el chivatazo, pero él me dijo: “Fue esta persona, trabajaba en este sitio”. Yo luego comprobé que era cierto, no lo voy a decir porque no quiero juicios. Trabajaba en el club. ¿Era futbolista? Eso da igual.”
Después de tantos años, los jugadores del Betis presentes aquella noche lo recuerdan como una anécdota graciosa. Pero fue un momento verdaderamente desagradable en el que lo pasaron mal de verdad. “La suerte que tuvimos es que estábamos todos. Si hay tres, hoy estaría poniendo cafés en el bar de mi padre”, aseguró Joaquín. Fue una velada loca aunque, para colmo, los implicados desconocían que ese día se celebraba Halloween, como reconoció Zarandona en El Larguero. La celebraron por el simple hecho del festivo del día siguiente y porque todavía faltaban cuatro días hasta su próximo partido contra el Zaragoza que, por cierto, perdieron 0-1. Lo cierto es que, pese a no creer en Halloween, los futbolistas verdiblancos vivieron una experiencia ‘aterradora’ aquella noche en casa de Benjamín.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todas las claves deportivas del día.