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La millonaria mansión en la que vivía Jennifer Aniston durante ‘Friends’, a la venta

Se trata de una finca de 600 metros cuadrados en la cima de Laurel Canyon desde la que se aprecia toda la ciudad de Los Ángeles.

La irrupción de Friends en los años noventa supuso una importante inyección económica para todos los integrantes de aquel grupo de amigos que compartían café y vida en Central Perk. Tras la muerte de Matthew Perry son muchos los detalles de aquella época que hoy salen a la luz, desempolvando el cajón de los recuerdos de una época que cada uno vivió a su manera. En el caso de Jennifer Aniston, la inmortal Rachel, la bonanza cinematográfica de una carrera que emprendía vuelo a velocidad sideral se tradujo en la adquisición de una mansión que, a día de hoy, tiene colgado el cartel de ‘se vende’.

Las cuatro paredes, en sentido figurado, que acogieron a la actriz durante el rodaje de Friends conforman la infraestructura de una particular finca de impresionantes vistas. Se trata de ‘The Crown Jewel’ (La Joya de la Corona), un complejo levantado en 1936 en la cima de Laurel Canyon, una atalaya vecinal desde la que se vigila Los Ángeles y que ya ha hecho de hogar para otras personalidades del séptimo arte, como Corbin Bernsen o Amanda Pays. Cuando Aniston se instaló allí encontró un mundo de posibilidades domiciliarias que le hicieron comprender el por qué de su apodo.

Una casa con un mítico inquilino español

Aunque en la actualidad luce completamente restaurada y con un halo de modernidad californiana, el inmueble del 2114 de Kew Drive jamás ha pasado desapercibido. Cerca de 600 metros cuadrados hacen de terreno para levantar todo un lujo norteamericano: la residencia cuenta con dos dormitorios y dos baños, a los que hay que sumar una casa con piscina y otra de huéspedes que tiene forma de letra A.

Todo culminado con un bonito bungalow que recibe el nombre de ‘El Nido de Nestor’, una referencia a uno de sus antiguos moradores: el español Néstor Almendros, ganador del Óscar a mejor fotografía en 1978 por Days os Heaven.

La singularidad de la vivienda fue lo que atrajo a la actriz, que no tuvo más que otear el horizonte californiano, en plena colina, para darse cuenta de que aquel era el lugar en el que quería residir. Mientras que la casa principal permite esta perspectiva a toda la ciudad con unos ventanales de suelo a techo, la de los huéspedes no permite quedarse atrás y ofrece una estampa de techos y paredes de madera combinadas con una chimenea que hacen de aquel un lugar perfecto donde pasar los inviernos.

Como guinda del pastel del lujo, la casa de la piscina cuenta con un gimnasio, un tejado con zona de tipo loft y un minibar en el bungalow. La presencia de Aniston allí revalorizó un lugar que, de por sí, era más que valioso. La última persona que allí vivió decidió marchar en 2020 a otra vivienda y, desde entonces, permanece en venta. En su día, este último inquilino la adquirió por 2 millones de euros; hoy cuesta medio millón más. Ese es el precio de vivir como Jennifer Aniston en los años noventa.

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