Se gasta casi 1300 euros en un restaurante con tres estrellas Michelin y termina comiendo un postre de chicle negro: “Son muestras”
La creadora de contenido ‘Edurnyx’ ha mostrado los pases del menú degustación de DiverXO, restaurante de Dabiz Muñoz, aportando su opinión de cada uno.
Ocurre con la creatividad que cada uno la halla en un lugar distinto. Hay quien la encuentra entre los libros de una vieja estantería, quien percibe en los colores del horizonte el boceto de una futura pintura y quien desnuda sus ideas entre los fogones. A este último grupo pertenece Dabiz Muñoz; y para corroborarlo, acudió la creadora de contenido 'Edurnyx’ a uno de sus restaurantes emblema: DiverXO.
La influencer, que acumula más de 2.300.000 seguidores (esto es, algo más que toda la población de Castilla-La Mancha), acudió al local de Madrid y probó uno de sus menús degustación, cuyo precio incrementó al añadir los distintos maridajes propuestos. "Esto es todo lo que se come en un restaurante de tres estrellas Michelin. Estamos en DiverXO, hemos venido al restaurante de Dabiz Muñoz, que actualmente tiene el puesto del cuarto mejor restaurante del mundo, así que vamos a ver cuál es su propuesta", adelantó. Y a ello que fue.
Del mar al bosque y a la fantasía
El primer pase se trató de un laksa de leche con quisquilla de Motril, que definió como “picantito” y desató una mueca de placer en su rostro. A esta receta le siguieron otras tantas de pescado: cangrejo, su versión del cebiche y su propia reinterpretación de suquet. El mar conquistó su paladar.
Luego dio el salto a la carne. Consomé de wagyu y hamburguesa de vaca rubia gallega; miel, que la chupó de su propia mano; chuleta de raya, taco de huevo frito, jabalí en leche frita; nigiri de paella, que llevaba seso de liebre; estofado de perdiz con trufa blanca y pan de pizza “para mojar”. Los últimos pases fueron un plato de bogavante, angulas con erizo, lengua de pato, su versión del bocadillo de cochinillo y un plato de guisantes con caviar.
Dejó hueco para los postres, que fueron helado de coliflor, chocolate peruano, un postre de chicle negro, maíz dulce, galleta remojada en leche y baklava. Tras salir del restaurante, mostró la factura. “La cuenta asciende a 1280 euros”, dijo, sonriente y visualmente satisfecha.
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En la caja de comentarios hay quien se ha frotado los ojos al ver cuatro cifras, especialmente por el pequeño tamaño de los pases. “La gente que critica no sabe lo que es un menú degustación”, defendió uno la propuesta, a lo que otro, planteándose si “mientras más estrellas, menos comida”, lanzó una pregunta en referencia a los platos: “Pero, ¿son muestras?“.
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