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Frank Cuesta, ‘atacado’ por un avestruz de su santuario

El herpetólogo y ex presentador de televisión está volcado con su gran proyecto vital en el que se ocupa del bienestar de muchas especies, aunque a veces no se muestren agradecidas.

Hace tiempo que Frank Cuesta decidió abandonar su faceta más mediática para centrarse en su gran proyecto vital. El que fuera presentador de espacios como Frank de la Jungla o Wild Frank, que le llevaron a alcanzar cotas insospechadas de fama, decidió retirarse del foco para centrarse y poner en marcha el gran proyecto de su vida: su santuario de animales.

Se trata de un terreno, vallado, de 37 hectáreas en plena naturaleza, alejado de Bangkok (Tailandia), que ha adecuado para cuidar de los animales que rescata para darles una segunda oportunidad en plena naturaleza o para ofrecerles un lugar indefinido en el que vivir en semilibertad.

Se trata de un espacio en el que ha tenido que invertir una importante suma de dinero, cerca de un millón de euros, que sufragó vendiendo su casa de la capital tailandesa e invirtiendo los ahorros de su vida, aunque no es menos cierto que también ha recibido donaciones para dejar a punto un lugar en el que ha construido diversas instalaciones para sus colaboradores y familia, pero también ha diseñado distintos hábitats para los animales y ha construido canales y lagos artificiales.

Un proyecto faraónico que sin embargo le está reportando muchas satisfacciones al herpetólogo y ex presentador de televisión. Y algún que otro susto. A Frank Cuesta le hemos visto sufrir percances de todo tipo y salir airoso de sus encuentros con animales salvajes, pero ahora también debe tener cuidado con los que acoge en su santuario.

Y es que, en un video compartido en sus perfiles sociales, se puede ver Cuesta disfrutando de un paseo entre avestruces, cuando un de repente es arrollado por un ejemplar que puede llegar a pesar más de 100 kilos. No sabemos si fue un ataque en toda regla o un despiste, pero lo cierto es que Frank Cuesta acabó por los suelos. “Se busca asistente para el santuario. El trabajo es tranquilo y sin contratiempos”, bromeaba el herpetólogo, que se llevó un buen golpe.

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