Nutrición

La rutina que sigue Paul McCartney para mantenerse en forma a sus 82 años: dieta vegana y yoga ocular

El legendario bajista y vocalista de The Beatles continúa dando la vuelta al mundo con conciertos sin parones que rondan las tres horas.

La música le debe una a Paul McCartney. El legendario bajista, compositor y vocalista de The Beatles todavía levanta las cejas de aquella manera icónica: a sus 82 años continúa dando la vuelta al mundo e interpretando los temas que hicieron virar la historia de los pentagramas en el siglo XX. Su reciente visita a Madrid se ha saldado con dos conciertos de cerca de tres horas cada uno, sin parones en el espectáculo —con canciones que van desde su época en The Quarrymen hasta Wings— y envuelto el show en una puesta en escena abrumadora: cambiaba de instrumento, subía y bajaba escaleras y se negaba a dar por terminada una oda al directo musical.

Los conciertos forman parte de Got Back, una gira en la que, tras casi tres años, jamás ha cancelado un show. Esta resistencia hercúlea no es fruto del azar ni de una suerte vital prodigiosa, sino del esfuerzo que McCartney realiza para mantenerse al pie del cañón desde hace varias décadas. En su caso podría decirse que el secreto es la dieta, el ejercicio y, sobre todo, la constancia.

Dieta vegana y nada de excesos

Según defiende el monarca del rock inglés, su mayor aliada es la alimentación: el exbeatle lleva una dieta vegana desde hace 30 años. Todo cambió de golpe un día en el que, pescando, observó cómo un pez agonizaba en su caña. Algo hizo clic en su cabeza. Desde ese momento fue introduciéndose poco a poco en este régimen: primero se hizo vegetariano, como su difunta mujer, Linda McCartney, y, después, vegano. En los sesenta era algo de hippies, pero McCartney sospechaba las virtudes de esta elección. Y el tiempo le ha dado la razón.

En cada viaje le acompaña su chef personal, que cocina tanto para él como para su esposa, Nancy Shevell. Como las listas trascienden los camerinos, se conoce que el artista suele pedir filetes de falso pollo, tofu, hamburguesas veganas, salchichas vegetarianas, fruta, verdura y arroz integral. Si le entra hambre, consume algún snack como chocolate o nueces saladas. En cuanto al alcohol, McCartney dejó de beber antes de sus shows en su época de Wings porque, tal y como ha reconocido en más de una ocasión, olvidaba las letras. Sólo se permite el lujo de degustar una copa de vino tinto. Su vida hace tiempo que quedó lejos de los excesos.

Ejercicio y yoga

El ejercicio es otra de las columnas principales. Y lo cierto es que el peso lo sustenta en solitario. “No soy el tipo de persona que necesita un entrenador para mantenerse en forma. Voy y observo lo que ellos hacen y luego les copio. Hago un poco de running, un poco de cardio, algunas pesas, unos abdominales con balón y, siempre, calentamiento y estiramientos antes y después de cada sesión de entrenamiento”, confesó una vez al ser preguntado por su extraordinaria forma física.

Este último punto lo complementa con diferentes modalidades de yoga, entre los que destaca el yoga ocular, que es un método milenario, físico y mental que consiste en mirar a un objeto fijo sin parpadear hasta que salen las lágrimas; esta práctica, vinculada a la creencia de un desarrollo de la conciencia y del despertar del espíritu, mezcla otros muchos movimientos oculares y técnicas de visualización.

No se trata de un capricho, sino de un hábito. Hace décadas que el artista decidió ser constante en estos aspectos para cuidar su salud física y mental. A sus 82 años continúa llenando estadios con el repertorio inmortal de toda una vida dedicada al micrófono. La música le debe una a Paul McCartney.

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