El tremendo error de la bióloga Ana Obregón en un experimento del que todavía se ríen en el CSIC: “No es tan fácil”
La presentadora ha presumido de inteligencia en una entrevista: “Tengo un cociente intelectual que, me da vergüenza decirlo, pero es bastante alto”.
Durante décadas, Ana Obregón ha sido uno de los rostros más reconocibles del panorama mediático español. Su imagen como sex symbol, consolidada en los años ochenta y noventa, ha sido tan icónica como polémica, eclipsando en ocasiones otras facetas menos conocidas de su vida. Sin embargo, detrás de las portadas de revistas, los posados veraniegos y los flashes de la alfombra roja, se esconde una mujer con una formación académica sólida y un cociente intelectual de 124, muy por encima de la media, tal como ha reivindicado ella misma en una entrevista con El Mundo.
La ha hecho para defenderse de las críticas por traer al mundo con casi 70 años a su nieta biológica, a través de un proceso de gestación subrogada en Estados Unidos: “Anita es lo que me mantiene viva en ese tremendo duelo para cualquier padre o madre que es perder a un hijo, pero tenerla no fue una decisión egoísta ni que tomara sin pensar. Yo soy una persona que tiene una carrera universitaria [Biología] y un cociente intelectual que, me da vergüenza decirlo, pero es bastante alto”.
“Fui la número dos de mi promoción de Biología. Jamás me he creído guapa ni he pensado en mi físico porque yo vengo de la universidad, tengo una carrera, un máster en dirección de empresas y lo intelectual siempre ha sido más importante para mí que lo físico. […] El caso, que soy una persona inteligente no porque lo diga yo, sino porque está demostrado y no tomé una decisión tan importante sin pensarlo todo. Anita tiene once tíos y va a tener como 20 primos, va a estar súper arropada cuando yo me muera”, añade.
Su metedura de pata
Obregón ha demostrado que la inteligencia y la sensualidad no solo no están reñidas, sino que pueden convivir en una figura pública con fuerza y determinación. De hecho, confiesa que sigue formándose: “Leo estudios científicos todas las noches cuando Anita se duerme. Me llama mi hermana, que está en su casa viendo la tele tumbada, y me pilla leyendo trabajos de 60 o 70 páginas sobre el ARN molécula”.
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Eso sí, entre la comunidad científica siempre será recordada por un divertido error en un experimento: “Yo hice mi tesis sobre la drosophila melanogaster, la mosca del vinagre, en el CSIC y fue un cachondeo porque en mi primer día quise hacer un cruce de moscas y a la mañana siguiente no había allí ni un huevo. Había metido dos machos y de eso todavía se habla allí. Pero, a ver, no es tan fácil distinguir el sexo de una mosca [risas]”.
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