Salud

Una médica advierte de lo que ocurre cuando se mete la cara en agua fría: “Se llama nervio vago”

La creadora de contenido y experta en mente y microbiota Sara Marín Berbell ha detallado las claves nerviosas de esta práctica habitual en verano.

Nació en Santa Marta de Tormes en 2001 y creció entre Guadalajara y Badajoz. Amante de la literatura, estudió Periodismo en la URJC. Se estrenó como jefe de Cultura en El Generacional. Ha sido corresponsal para El Estilo Libre y conductor de informativos en Cadena COPE. Entró en Diario AS en 2023 como redactor en Actualidad.
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Cuando la garganta se seca en torno a un nudo doloroso, amagan con romperse los resortes de la caja torácica por la frecuencia con la que el corazón martillea el pecho y la visión se pierde en una desafortunada niebla que impide ningún tipo de concentración, entonces, y solo entonces, parece que no hay luz al final del túnel. Pero sí la hay. Y, a veces, tan solo hace falta abrir un grifo.

Así lo señala Sara Marín Berbell, conocida en redes sociales como ‘Un café con tu doctora’, una creadora de contenido que acumula cerca de 230.000 seguidores en Instagram y que ejerce como doctora especializada en microbiota y mente. La experta ha explicado en un reciente vídeo cómo calmar al cuerpo cuando entra en alerta, apuntando una práctica que, además, congenia a la perfección con el verano: sumergir la cara o el cuerpo en agua fría.

“Pone en marcha al jefe de la calma”

Cuando te dan una mala noticia, tus sentidos lo captan y lo mandan a su grupo de WhatsApp, y en ese grupo está todo el equipo que se dedica a la gestión de tus emociones”, explica, en clara referencia a Del revés, de Disney, señalando a una parte del sistema límbico como el artífice de las crisis: “La amígdala es la reina del drama y es la que activa el sistema de alerta de tu cuerpo. Es la que nos acelera el corazón y nos da taquicardia, hace que sudemos muchísimo y que sintamos ese nudo en el estómago”.

Ante esta situación, dice, conviene meter “la cara o el cuerpo en agua fría”, lo que “pone en marcha al jefe del sistema de calma, que se llama nervio vago”: bastaría una inmersión facial en agua a una temperatura entre 10 y 15 grados y durante 30 segundos o, para aprovechar la ducha, un final a la misma temperatura de entre 30 y 60 segundos.

Este tal jefe, detalla, “activa al centrado del grupo, el córtex prefrontal (en la parte de la frente)”, que es “el más lógico de todos” y “te ayuda a ver las cosas con perspectiva y a encontrar la solución”. Tras la explicación completa cierra con una pregunta que funciona, al mismo tiempo, como reivindicación: ”¿Y si en vez de empezar con las pastillas empezamos por técnicas que nos ayuden a gestionar nuestras emociones?“.

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