Psicología

Mara Sánchez, psicóloga, explica por qué se dispara la demanda de terapia en septiembre: “Confrontación directa”

“Igual que enero es el mes de los gimnasios, en septiembre hay un aumento muy significativo en la demanda”, apunta sobre la vuelta de las vacaciones.

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Su trayectoria en Prisa comenzó en AS, en 2006, en la sección de Cierre. Posteriormente asumió la coordinación de la revista AS Color y la redacción de los blogs Match Point y Erratas de Campo. En 2017 pasó a formar parte de PrisaNoticias, en el control de producción de El País y AS, y volvió a AS a finales de 2022, como redactora de Tikitakas.
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Septiembre se erige como el mes con mayor demanda para iniciar terapia psicológica en España. La finalización de las vacaciones de verano y el retorno a las obligaciones laborales y académicas actúan como un catalizador para que muchas personas decidan enfrentar problemas emocionales y psicológicos que pudieron haber quedado en un segundo plano durante el periodo estival. Este fenómeno, conocido como el “efecto de la vuelta al cole”, genera un pico significativo en las consultas de los profesionales de la salud mental.

Las claves para que se dispare la demanda de terapia las explica Mara Sánchez, psicóloga: “Igual que enero es el mes de los gimnasios, en septiembre tenemos un aumento muy significativo en la demanda para iniciar terapia. Este es un fenómeno que observamos de manera recurrente y que tiene una explicación multifactorial, más allá de lo que comúnmente se etiqueta como ‘síndrome posvacacional’”.

Septiembre funciona en el imaginario colectivo como un verdadero inicio de ciclo, a menudo con más fuerza que el propio enero. El verano supone una ruptura biográfica, un paréntesis en el que las obligaciones se relajan y el ritmo de vida cambia. Al finalizar este periodo, se produce una confrontación directa con la realidad cotidiana, que actúa como un catalizador para muchos procesos psicológicos latentes”, añade.

Tres factores principales

De acuerdo con Mara Sánchez, existen tres factores clave que impulsan a las personas a buscar ayuda en este mes. El primero de ellos es el “efecto espejo” de la rutina. “La vuelta al trabajo, a los estudios y a las responsabilidades funciona como un espejo. Refleja la insatisfacción que puede existir en áreas clave de la vida (laboral, personal, relacional). Durante las vacaciones es más fácil evadirse, pero la rutina exige afrontar esa realidad”.

Por otro lado, estaría el balance vital posvacacional. “El descanso y la distancia de los problemas cotidianos fomentan la introspección. Muchas personas utilizan el verano para reflexionar sobre su vida y se plantean cambios importantes. Septiembre es el mes en el que esa intención debe materializarse, y la ansiedad o el miedo a no ser capaces de llevar a cabo dichos cambios es un potente motor de consulta”. Y, por último, la reorganización de las relaciones. “La convivencia intensiva durante las vacaciones, especialmente en pareja o en familia, a menudo saca a la superficie conflictos que la rutina diaria permite ignorar. La vuelta a la normalidad no los resuelve, y es en septiembre cuando se busca ayuda para gestionar esas tensiones acumuladas”.

Alex Green (pexels

Perfil de la demanda y pautas profesionales

Las consultas en esta época suelen estar relacionadas con la gestión de la ansiedad, el estrés, síntomas depresivos, crisis de pareja y una sensación general de estancamiento o falta de propósito, apunta Sánchez. “Desde la psicología, no abordamos este momento como algo negativo, sino como una valiosa oportunidad para el cambio. Las pautas que se suelen ofrecer a los pacientes para gestionar esta transición se centran en varios ejes”. Estos serían los siguientes:

  • Validación emocional. El primer paso es normalizar y aceptar la tristeza, la apatía o la ansiedad. No se trata de ‘estar mal’, sino de una reacción coherente a un cambio de ciclo. La emoción es información valiosa sobre lo que necesita ser atendido.
  • Transición gradual y consciente. Se recomienda evitar una inmersión brusca en la rutina, y para ello se proponen estrategias como mantener espacios de ocio y autocuidado durante las primeras semanas, para que el contraste no sea tan abrupto.
  • Fijación de metas realistas. La terapia ayuda a la persona a traducir sus grandes propósitos de cambio en objetivos pequeños, específicos y alcanzables. Esto reduce la frustración y construye una sensación de autoeficacia, clave para conseguir avances.
  • Fomento de la comunicación asertiva. Se anima a los pacientes a expresar cómo se sienten en sus círculos de confianza (pareja, familia, amigos), ya que el apoyo social es un factor protector fundamental.

El papel de la terapia

La terapia psicológica ofrece en este contexto un espacio seguro y profesional para ordenar estas ideas y emociones. “Como psicóloga, actúo como un guía que ayuda a la persona a entender qué le está ocurriendo y le proporciono herramientas contrastadas para gestionar el malestar y movilizar sus propios recursos para alcanzar los cambios deseados”, explica Sánchez.

“Iniciar terapia puede ser una decisión que a veces puede tomar tiempo, y muchas conversaciones con la almohada. Mi consejo es que, en el momento en el que se tenga claro, se llame para pedir ayuda (para evitar entrar en lista de espera y que el inicio de la terapia psicológica se demore). No recomiendo esperar a un momento perfecto para dar el paso, ya que siempre podemos encontrar alguna pega. No es necesario esperar a estar fatal para pedir ayuda. Todo lo contrario. Se recomienda un abordaje precoz, donde el mejor momento para iniciar terapia es aquel en el que se sospecha de la existencia de algún problema o dificultad, o cuando este ya empieza a ser más evidente”, agrega.

Cómo elegir el psicólogo correcto

Sánchez recomienda también encontrar al profesional que mejor se adapte al paciente, para que este se encuentre cómodo: “Muchas profesionales ofrecemos un primer contacto (en mi caso ofrezco una llamada gratuita), previo a una primera sesión, para recoger el motivo de consulta y garantizar que podemos tratar a ese paciente, pero también para que le sirva al paciente sobre todo como una toma de contacto para valorar cómo se siente con la psicóloga con la que ha contactado. Yo siempre les digo a mis pacientes que es crucial sentirse a gusto en terapia, ya que, si no, hay pocas probabilidades de que funcione. No se trata de que la psicóloga se acabe convirtiendo en tu amiga, porque al final ella tiene que ser la guía profesional, pero sí que es importante un mínimo de comodidad y confianza en su compañía. Recordemos que en terapia se suelen abordar muchos temas complejos, delicados, privados…, y que si una persona no está a gusto con alguien, por mucha formación que tenga (que es importante también, claro), estos temas difícilmente van a poder abordarse de manera fructífera”.

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“También hay que asegurarse de que se contacta con un profesional adecuado, ya que hay muchas corrientes en psicología, y también hay mucho intrusismo laboral, como el casos de los coaches sin formación en psicología, y no tener a un profesional adecuado puede perjudicar claramente al paciente. Por tanto, mi consejo es valorar su formación y también cotillear las reseñas que tiene la psicóloga en cuestión, ya que nada mejor que pacientes antiguos para conocer cómo puede ser la experiencia de trabajar con esa profesional”, añade.

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