CINE

Anne Hathaway y el calvario detrás de su Oscar: “La idea era parecer cercana a la muerte”

La actriz adelgazó de forma muy severa para introducir en sus carnes la miseria de la Francia de inicios del siglo XIX.

Corría el año 2012 cuando Anne Hathaway subía al escenario de los Premios Oscar para recoger el trofeo a mejor actriz de reparto. Sonreía porque había entrado en la vitrina de los inmortales, en el Olimpo cinematográfico y en la retina de un Hollywood que, en ocasiones, parece abrazar la eternidad que la pantalla otorga a sus protagonistas. Sonreía, pero no lo suficiente. El alivio y la satisfacción estaban, en cierta parte, emponzoñados por una inestabilidad mental que inició el mismo día en el que empezó a caminar la senda que le llevó a ascender aquellas escaleras.

El filme que le valió el galardón fue Los miserables, mítica cinta que bebía directamente de la novela de Víctor Hugo. Ella era Fantine, la pobre desgraciada que decidió llevarse a sus carnes el contexto histórico en el que transcurría la película: el asfixiante inicio del siglo XIX en Francia. Y para ello se sometió a una estricta dieta que le terminó por ocasionar daños colaterales en la mente.

“Sentía mucha ansiedad y estaba muy perdida”

Todo nace de la coyuntura sobre la que se desarrolla el filme. Los hechos cubren casi dos décadas que van desde 1815 hasta los primeros años de la monarquía de Luis Felipe de Orleans. Esto viene a traducirse, en términos históricos, de la siguiente forma: de la caída del imperio napoleónico a la insurrección de 1832.

Aquellos fueron los años en los que las conquistas de Napoleón comenzaron a leerse en clave de consecuencias en un país que había abrazado la libertad para condenarse al desastre social. Todo en torno a una urbe de París, la segunda ciudad más poblada entonces del Viejo Continente, que constituía en sí misma otro personaje más de la película por el triste retrato de sus pobres calles, donde la magia era oscura y la supervivencia una odisea.

Fueron estas las miserias que esculpieron la vida de Fantine. Anne Hathaway tenía la difícil tarea de darle vida y, como a veces las palabras no bastan, se comprometió a hacerlo también con su cuerpo. “Perdí una cantidad para nada sana de peso en apenas dos semanas. No tenía ni idea de nutrición. Le exigí mucho a mi cuerpo y al final el que terminó pagándolo durante mucho tiempo fue mi cerebro”, confesó la actriz en The Jess Cagle Show. La cifra a la que hacía referencia es todavía más cruda: 11 kilos en 15 días.

Tal fue el desgaste al que se dio la actriz que, dijo, tardó varios calendarios en reponerse. “Sentía mucha ansiedad y estaba muy perdida por aquel entonces”, reveló, insistiendo en que conocía la existencia de aquellos episodios, pero que, pensó en aquel tiempo, ella sería capaz de controlarlo. No fue así. Y no pudo disfrutar del reconocimiento inmediato de un trabajo que, a posteriori, ha sido considerado como uno de los mejores saltos que el género histórico ha realizado a la gran pantalla.

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