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Andy Murray
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Roberto Bautista
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TENIS | OPEN DE AUSTRALIA

Bautista bate a Murray para mantener a flote a la Armada

El español derriba de nuevo con paciencia a Murray, en un ambiente desfavorable y en ocasiones molesto. Se verá en octavos con Paul.

Melbourne
WILLIAM WESTAFP

Cuando Rafa Nadal falla o se lesiona, como ha pasado este año, Roberto Bautista suele estar bien situado, al quite para mantener a flote en el Open de Australia al tenis de la Armada, como único representante en liza, como hizo en alguna ocasión reciente Pablo Carreño. El US Open 2002 fue el último Grand Slam sin al menos un español o española en octavos. El castellonense, muy expresivo y fotogénico en la celebración de sus victorias, festejó con especial furia su triunfo ante Andy Murray, el titán británico que veía de ganar dos partidos en cinco sets, con remontada de un 0-2 en el segundo, contra el australiano Thanasi Kokkinakis, que terminó a las 04:05 de la madrugada, después de 5h45 de durísima pugna. No era para menos y se le puede perdonar a Bautista el exceso de vehemencia, porque para vencer por 6-1, 6-7 (7), 6-3 y 6-4 en 3h29, tuvo que superar un ambiente desfavorable y en ocasiones molesto e irrespetuoso, de un público que apoyó masivamente al cinco veces finalista del torneo.

“Jugar contra Andy en un Slam es duro, porque sabe muy bien como competir. Pero estoy feliz de cómo he manejado la tensión durante todo el partido para ganar. Hoy hubo mucho amor por Andy, igual en la siguiente ronda habrá un poco más para mí”, bromeó, con cierta sorna, Roberto, que no renuncia a nada, antes de enfrentarse el lunes en la siguiente ronda al estadounidense Tommy Paul, que pudo con su compatriota Jenson Brooksby (6-1, 6-4 y 6-3).

“Me siento genial, estoy compitiendo y fuera de la pista, lo estoy dando todo para jugar después bien en partidos como este. Me veo preparado para hacerlo igual en el siguiente”, dijo Bautista, que llega a octavos en el torneo oceánico por quinta vez. Es el cuarto español que lo consigue tantas veces, tras Nadal (15), Ferrer (9) y Robredo (5). Entre todos los Grand Slams, ha llegado a esas alturas en 13 ocasiones e iguala a Carlos Moyá en la séptima plaza de una lista que incluye a otros 15 compatriotas.

Una roca

Bautista había tenido que remontar también un 0-2 en la segunda ronda frente al americano Brandon Holt, pero en menos tiempo que un Murray que, sin duda, pagó los excesos de sus dos anteriores encuentros. Con un espíritu encomiable, el escocés trató de jugar bien con las cartas que tenía, enardeciendo al respetable con carreras al límite y algunos puntos que pudo acabar con relativo mérito, aunque en cierta medida no fueron bien resueltos por su rival. Roberto sacó bastante bien, estuvo sensacional desde el fondo de la pista, colocó 50 golpes ganadores a uno de los mejores defensores de siempre y acumuló un número más que aceptable de errores no forzados (29), inferior a los de Sir Andy (54). Pero, sobre todo, supo inhibirse de la presión externa, del ruido de fondo y los gritos a destiempo en medio de algunos lances del encuentro.

Por esa paciencia a prueba de hooligans, se llevó de nuevo la victoria, cuarta consecutiva ante Murray, como aquella de 2019 en Melbourne, en el que parecía ser el último partido del ganador de tres majors, que no tira la toalla. A Bautista le espera un camino ilusionante, más cerca de repetir semifinal en un grande. Como lo fue Ferrer, es un escudero de lujo, un ex top-10 mundial, una constante y, por derecho propio, uno de los mejores en la historia de la Armada.

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