TENIS | SHANGÁI

Caos en Shanghái por la lluvia: partidos en un pabellón y con marcador manual

La lluvia vuelve a afectar al Masters 1.000 chino, que busca todo tipo de soluciones ante la avalancha de cancelaciones. Alcaraz no jugará hasta el miércoles.

Por tercer día seguido, la lluvia en Shanghái afectó seriamente el transcurso del Masters 1.000 chino, que trata de seguir adelante como puede pero que se ve obligado a hacer encaje de bolillos ante la avalancha de partidos aplazados por culpa del agua. Los afectados son prácticamente todos los jugadores que quedan con vida en el torneo, Carlos Alcaraz entre ellos, quien supuestamente tendría que disputar este martes su encuentro de octavos de final, pero que tendrá que esperar hasta el miércoles (si la lluvia lo permite) para hacerlo ante un rival que todavía desconoce, ya que el duelo entre Gael Monfils y Ugo Humbert todavía no se ha disputado.

En el lujoso completo tenístico de Qizhong de la megalópolis china únicamente cuenta con una pista con techo retráctil, la central, por lo que el atasco que se está produciendo en las pistas exteriores es mayúsculo. Otro afectado, por ejemplo, es Roberto Carballés, que lleva dos días esperando para medirse con Ben Shelton en un partido del que saldrá el próximo rival de Jannik Sinner. Novak Djokovic, que este lunes no compitió, jugará el martes en tercera ronda ante Flavio Cobolli, que se deshizo de Stan Wawrinka en la central bajo el techo retráctil.

Tal es el atasco que se está produciendo en el Masters 1.000 chino que la organización del torneo ha tenido que buscar todo tipo de soluciones, y este lunes, a la desesperada, movió varios partidos a unas pistas cubiertas de un pabellón, las cuales inicialmente estaban pensadas únicamente para que los jugadores entrenasen. El Safiullin-Bublik, el Khachanov-Giron, el Musetti-Goffin y el Griekspoor-Thompson, además de otros encuentros de dobles, se celebraron ayer en estas pistas indoor, a pesar de que el torneo es al aire libre (el de Musetti, por ejemplo, comenzó en condiciones exteriores y se reanudó bajo techo), en una atmósfera más digna de un evento de poco renombre que de todo un Masters 1.000. Apenas sin gradas, con el ruido de la lluvia retumbando en el techo del pabellón y, lo más llamativo, con un marcador manual a base de cartulinas que reflejaban la puntuación en lo que parecía un regreso al tenis de antaño.

Solo unos pocos tuvieron la fortuna de jugar en la central, con un ambiente más familiar a los tiempos modernos. Rune fue uno de ellos, y tuvo que sudar para superar a Berrettini en tres sets. Lo positivo para el torneo de Shanghái es que, desde este martes, la lluvia desaparece de las previsiones meteorológicas, pero el atasco generado es tal que puede incluso a jugadores a doblar en un mismo día si se quiere cumplir con el objetivo de que el evento finalice este próximo domingo. La lluvia provoca el caos.

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