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Pedro Cachín
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Albert Ramos
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TENIS | GSTAAD

Cachín se estrena y evita el quinto título de Albert Ramos

El argentino, que tiene a Álex Corretja como mentor, gana su primer título ATP tras superar al español, con ampollas, en la final de Gstaad.

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Sólo las ampollas y, sobre todo, un Pedro Cachín de enhorabuena, que sumó su primer título ATP, pudieron frenar a Albert Ramos en Gstaad. El argentino, que este lunes será 49º del mundo, superó al español por 3-6, 6-0 y 7-5 en su primera final. Ramos (será 68º, 35 años), que buscaba su quinto trofeo, dominó de inicio, con claridad. Luego, mermado, se derrumbó para terminar complicándole el desenlace a un Cachín emocionado. Su novia, su hermana y su perro, que viajaron en coche desde Barcelona el viernes por la noche, intuían que podía suceder algo bonito. Acertaron. Nada más terminar el partido, se abrazaban con el tenista de 28 años, entre lágrimas.

“Lo más importante para jugar al tenis es estar feliz, con tu familia y con tu gente cercana”, eran las primeras palabras de agradecimiento que le salían a Cachín, que también se acordaba de su mentor, Álex Corretja. “Ha ganado aquí varias veces...”, señalaba, como si le hubiera dado las claves para repetir su camino. En total, fueron tres (1998, 2000 y 2002), como en el caso de Sergi Bruguera, dentro de una franja en la que España conquistó diez títulos en doce temporadas sobre la arcilla suiza. Ramos también sabía qué es ganar en Gstaad (2019), pero no pudo repetir. Pedro se impuso a la tradición nacional.

Lo hizo a base de calma y experiencia. No llegó al top-100 hasta el año pasado, pero acumula muchos años de raqueta, viajes y esfuerzo. Es un currante. Y Albert se lo reconocía. “Te lo mereces, sé todos los sacrificios que has hecho”, le dedicaba el barcelonés, que empezó lanzado, como a lo largo de todo el torneo, un oasis en su año. “Estoy un poco triste, claro. Cuando juegas una final, todo el mundo quiere ganar. Pero, cuando empecé la semana, no esperaba llegar tan lejos. Esta temporada, no estaba jugando muy bien, pero estos días he recuperado confianza”, admitía. La final, su 12ª, es su mejor resultado del curso, con muchas caídas tempraneras y las semifinales en Córdoba (Argentina), en febrero, como su anterior tope.

Tres partidos en uno

Puede estar orgulloso. Tras ese inicio plácido, que le permitió cerrar el primer set con dos breaks, llegaron los problemas. Y todos de golpe. Mientras Cachín subía el nivel, el dolor aparecía en la cara de Ramos. Con 5-0 en contra, el español pedía atención médica. Un vendaje cubría su pie izquierdo, hinchado y castigado por ampollas. Entre sufrimiento, no podía evitar el rosco en la segunda manga, pero resurgía en la tercera. Luchó hasta el final. Con un derechazo a la línea, evitaba la primera bola de break con 5-5 en el marcador; con otro derechazo, muy desviado, concedía la rotura. Antes, había tenido que repetir un saque que, en realidad, había sido bueno. Fruto de la impotencia, llegó a romper la caja de las toallas. Luego, también abrazó a Cachín. De currante a currante.

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