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Carlos Alcaraz
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Nicola Kuhn
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TENIS | HAMBURGO

Alcaraz debuta con susto

El murciano estrena su condición de favorito remontando ante Nicola Kuhn, afincado en Torrevieja, que terminó cojeando. En octavos, se medirá con Krajinovic.

El capo, el jefe, el líder. Der Chef, en alemán. Eso es Carlos Alcaraz en Hamburgo. Y eso no sólo implica lucir y arrollar. También significa saber sufrir, contrarrestar la ambición que se despierta en los rivales y sacar adelante los partidos que, de primeras (y hasta de segundas), se ponen cuesta arriba. Ante Nicola Kuhn, en su debut en el torneo y en su estreno como primer cabeza de serie, Charly necesitó las dos caras, las dos partes inseparables de un campeón. Hasta las tres, interesándose por el estado físico de un Khun que terminó cojeando, con molestias en su rodilla derecha. 3-6, 6-1 y 7-6(3) en 2h:26 de madurez, buena lectura, de esa pizca de suerte y de mucho honor para el alemán. En octavos, donde también estarán el vigente campeón Pablo Carreño, tras arrollar a Luca Nardi (6-2 y 6-1), y Davidovich, completando el pleno español, el murciano se medirá con Filip Krajinovic, vencedor ante Sebastián Báez por 6-1, 4-6 y 7-6.

Sin contexto, el día se podía prever plácido; rebuscando en la biografía, se podía intuir la trampa. La 259ª posición de Kuhn en el ranking resulta engañosa. El joven jugador, de 22 años, de padre alemán y madre rusa, está asentado en Torrevieja y fue una de las grandes promesas del tenis nacional, compitiendo por España entre 2015 y 2021 y en la Academia Equelite de Juan Carlos Ferrero, como Alcaraz, hasta 2017. Repleto de talento, llegó al top-5 mundial en categoría júnior. Y hoy lo justificaba, de principio a fin, con sólo el segundo set como borrón. En el primer parcial, descerrajó todas las cualidades que lleva dentro; en el tercero, marcado por su lesión, hizo gala de un carácter hercúleo que le puede elevar al lugar que merecen sus condiciones.

“La primera ronda siempre es dura. Llego de la hierba y la diferencia es muy grande, pero estoy contento por los ajustes en el segundo set y por poder seguir mejorando”, analizaba Alcaraz tras el duelo. Con un drive virulento que le permitía dominar los intercambios más planos y rápidos, Nicola le quitaba el polvo a ese ilusionante pasado. Y castigaba el revés de Carlitos, incapaz de seguir el ritmo. El de El Palmar, que intentaba variar alturas y ralentizar el juego, se topaba una y otra vez con un muro de potente saque (le permitió, con poca movilidad, responder en los momentos de mayor dolor), que devolvía los golpes a altas revoluciones y que sabía resistir contra las cuerdas. Tras salvar tres bolas de break (8/10 al final del partido), Khun rompía para el 4-2 y se lanzaba a por la primera manga con la misma velocidad que imprimía al juego. Primer aviso para el favorito, que despertaba.

Alcaraz y el arte de vivir al límite

La pasada temporada, a estas alturas, Charly era 73º del mundo. Ahora es 6º y, de lograr el título (que supondría un pleno en torneos ATP 500, tras Río y Barcelona), sería 4º, tras un Rafa Nadal con el que desempataría en cuanto a número de trofeos este curso (cuatro cada uno, con dos Grand Slams para el balear). El Alcaraz de ahora es un Alcaraz que ya ha vivido al borde del abismo, que ha conocido mundo y que esta temporada sólo ha perdido dos partidos sobre polvo de ladrillo (21-2) gracias, en varias ocasiones, a pequeños o grandes milagros, que se siguen acumulando. Tras un segundo set muy cómodo, un espejismo, Khun llevaba el partido, y a su cuerpo, al límite, donde Carlitos ya es un experimentado superviviente. “Me siento cómodo siendo el primer cabeza de serie, no me lo tomo como presión y me motiva”, afirmaba durante la previa. Y lo ratificaba en el tie-break final, pero con el susto en el cuerpo.

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