LA DORMILONA

España o la aspiración del Dream Team femenino

La selección femenina sumó su quinto título consecutivo en el Mundial y apunta a una hegemonía sin horizonte.

FIP

España es, ya, el Dream Team. En el pádel femenino las jugadoras femeninas han conseguido convertirse en las claras dominadora de la modalidad, hecho refrendado con el quinto título consecutivo por selección en el World Padel Championships Dubai 2022.

Y es que, más allá de lo tangible, del título en sí, la lectura es profunda. España es la clara dominadora del pádel femenino desde hace casi una década. Y no se atisba horizonte en el que pueda dejar de serlo.

Porque el mérito de la selección de Icíar Montes es mucho. Tanto que, desde que desapareciera de la edición celebrada en Cancún en 2012, su reinado es total e incuestionable y el legado que genera hace presagiar un dominio que tiene tanto de beneficioso para el deporte español como de cuestionable para la disciplina.

La participación de España en el Campeonato del mundo femenino ha sido incontestable habiendo cedido poco más de 20 juegos. Se sabía, de antemano, que solo una final alocada podría poner en tela a de juicio su jerarquía, pero los números hasta llegar a ella y la sensación en la definición refrendan un hecho. No hay rival.

Lo intentó Argentina. A base de raza y talento, la selección de Rodrigo Ovide y Gaby Reca llevó la eliminatoria a dinamitar el primer encuentro con Osoro y Brea. Y no estuvieron lejos. En el plano técnico había pocas opciones, pero en el emocional, en el visceral, la albiceleste albergaba esa pequeña esperanza a la que agarrarse. Y así lo hicieron.

Decantada la balanza tras salir Ari Sánchez y Paula Josemaría de la trampa propuesta -especialmente la segunda- la definición dejó en evidencia que España era, es y será netamente superior en las próximas ediciones. Por estatus, nombres, calidad y porvenir.

Y este no es un desprecio, ni mucho menos. Que España sea tan superior es la constatación de muchos factores que hacen que proliferen talentos en un escenario cuando en otro apenas existen recursos. Las fuentes de recursos son finitas y, mal distribuidas, hacen que el horizonte sea esperanzador en un combinado y halagüeño en otro.

España apunta a dominar durante muchos años el pádel femenino de selecciones. A las Navarro, Llaguno o Salazar les siguen las Triay, Ortega y González. Y la camada de jugadoras que ya asoma, y que está por llegar, camina en la misma línea fruto del trabajo de base bien hecho en las últimas décadas.

Virginia Riera durante la final del Mundial.FIP

Argentina, por su parte, languidece. Fuente siempre inagotable de talento, sus exponentes son cada vez menores. Condicionadas a la emigración por falta de oportunidades y por una capacidad de captar, fomentar y trabajar talento cuestionables, pone en duda su recorrido en el medio plazo. Hubo Reiter, Pavón, Tenorio o Eyheraguibel, sí. Y hay Osoro, Riera, Brea y Jensen, también. Pero faltan nombres, oportunidades y una continuidad que no se atisba para garantizar no la disputa -necesaria- sino el estatus que siempre ha tenido y que podría ver en peligro.

España no solo ha firmado por primera vez el quinto título consecutivo en un Mundial femenino, ha constatado un hecho que muchos ya apuntaban y que ahora se ha convertido en realidad. No solo es el Dream Team por calidad y cantidad, lo es por el hecho de dominar una disciplina y hacerlo de una forma que se antoja casi incuestionable.

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