Dark Souls III
Guía Dark Souls 3, Derrota a los Bosses más difíciles - Mazmorra de Irthyll
Bienvenidos a Dark Souls III. Tienes entre tus manos la guía que te ayudará a alcanzar el final de este viaje. Ármate de paciencia y valor, coge una espada y un escudo y ya estaremos listos para embarcarnos en esta aventura.
Mazmorra de Irithyll
Una vez derrotemos al Pontífice Sulyvahn, es hora de volver a la Mansión Lejana. Cuando bajes las escaleras, unos enemigos saldrán huyendo de ti. No te confíes, ya que a mano izquierda te espera un espectro armado con dos espadas listo para emboscarte. Termina de bajar las escaleras. A tu derecha hay una zona oscura con dos hechiceros invisibles y un trozo grande de titanita. Sal al exterior y baja por las escaleras. Introdúcete en el túnel de la montaña y llegarás a la hoguera de la Mazmorra de Irthyll.
Esta zona está poblada de no muertos. Los que llevan un quemador en la mano no son demasiado rápidos ni fuertes, pero si consiguen alcanzarte, tu vida máxima se verá reducida rápidamente, por lo que no les dejes golpearte bajo ningún concepto. Nada más entrar a la izquierda podrás recoger una moneda oxidada. Avanza y llegarás a un pasillo lateral desde al que puedes caer al piso inferior si no tienes cuidado. Si eso pasa, puedes volver a subir desde la parte más alejada, por unas escaleras. Cruza por el puente hasta el otro lado. Hay una puerta que no podrás abrir. Verás a un enemigo al fondo del pasillo. Antes de llegar a él, puedes entrar por la izquierda, a las celdas tapiadas. De esta manera, podrás abrir la puerta. Antes de seguir por la derecha, ve a la izquierda para conseguir la llave del fugado. Baja las escaleras de la derecha y enfréntate a unos cuantos enemigos antes de continuar. Avanza por el pasillo a tu izquierda y verás una puerta abierta al fondo. Baja por las escaleras y habrá tres enemigos esperándote. Como ya te imaginarás, el cofre que hay esperando en esta sala es un mímico. No te dejes engatusar y acaba con él para conseguir un fragmento de estus. En el pasillo que viene a continuación, varios enemigos vendrán a por ti. No son muy rápidos ni fuertes, pero algunos armados con ballestas te pueden poner en problemas. Podrás bajar por unas escaleras situadas al fondo del pasillo. Baja y abre la puerta para encontrarte con un gigante dormido. Lo ideal es salir por el primer hueco de la sala anterior, para caer más allá del gigante, una vez abierta la puerta. De esta manera, no tendremos que despertarlo para pasar. Cruza el puente y entra en la cloaca. Nada más entrar, a mano derecha hay un estrecho pasaje que lleva a una sala con dos ratas gigantes y una puerta que puedes abrir que da a la zona inferior de la primera parte de la mazmorra. Antes de ir, avanza hasta el final del túnel y abre el cofre de la derecha para obtener una llave. El de la izquierda es un mímico que te tenderá una emboscada con basiliscos. De vuelta al túnel estrecho de las ratas, abre la puerta y accede a la siguiente sala. Habrá muchos enemigos de los que consumen tu vida, así que ándate con ojo. En la sala que hay de justo enfrente, encontrarás un carbón profanado. Si abres la puerta y continúas a la izquierda, encontrarás un mímico en el pasillo y a la izquierda una sala con unas cenizas y un anillo de la Corona del Anochecer.
Aparte de todo ello, nada más entrar a la sala, puedes tomar un túnel a la izquierda que te llevará al exterior, donde encontrarás un ascensor que te llevará de vuelta a la primera sección, donde podremos abrir una puerta que nos servirá de atajo desde la hoguera. Vuelve a la sala infestada de enemigos drenadores de vida y sal por el extremo opuesto para encontrar unas escaleras que bajan. Bienvenidos a la Capital Profanada.