Shohei Ohtani: un emperador a las puertas de la dinastía
El japonés asalta por su segunda vez en su carrera las Series Mundiales con unos Dodgers que aspiran a su tercer anillo en seis años.
Un título es un título, dos en cinco años puede ser casualidad, tres en seis es una dinastía. Justo lo que pretendía construir Mark Walter cuando en mayo de 2012 se asoció con Magic Johnson, el productor Peter Guber, el ejecutivo Stan Kasten y los inversores Bobby Patton y Todd Boehly (ahora dueño del Chelsea) para arrebatar a los Dodgers de Los Ángeles de las garras de Frank McCourt previo pago de 2.150 millones de dólares, entonces el precio de venta más alto de la historia para un equipo deportivo profesional. Se cerró así una etapa turbulenta de tejemanejes contables que acabó con la MLB tomando el control financiero del club, y comenzó a florecer el imperio en el que se ha convertido la organización californiana, que desde esta madrugada del viernes al sábado (02:00, Vamos por Movistar+) juega contra los Blue Jays de Toronto por el anillo que le daría sentido a todo.
A todo lo que ha implicado esta carrera por convertirse en la superpotencia que desafiara de verdad el histórico dominio de la liga por parte de los Yankees de Nueva York (que fue el enemigo lógico durante buena parte de las 68 temporadas que pasaron en Brooklyn), 27 veces campeones de las Series Mundiales, 16 títulos más que los Cardinals de St. Louis, el segundo equipo en el escalafón. Esto ha consistido, principalmente, en una inversión desaforada, que ha convertido a la franquicia angelina en el gran depredador de la cadena alimenticia que es el mercado de agentes libres, del que han salido en este lustro varios de los mayores contratos firmados jamás por un deportista.
Uno de ellos se lo dio Walter a Shohei Ohtani, el unicornio japonés en el que encontró al emperador para su dinastía. 700 millones a 10 años, en una obra de ingeniería financiera por la que cobrará 680 de los mismos entre 2034 y 2043, cuando el acuerdo ya haya vencido. Una jugada maestra de cara a los libros de cuentas, porque esas cantidades ya se han pagado ‘solas’ entre acuerdos de patrocinio, venta de entradas y turismo (el japonés con destino a Los Ángeles ha aumentado un 90% desde el fichaje), y de cara al diamante, porque permitió rodear a Ohtani de artillería pesada. Ya estaban allí cuando él llegó Freddie Freeman (162 millones por 6 años), Mookie Betts (365 por 12), Will Smith (140 por 10) y Tyler Glasnow (136,5 por 5), y después se unieron Teóscar Hernández (66 por 3) y Yoshinobu Yamamoto (325 por 12), ese mismo año, y Blake Snell (182 por 5) y Roki Sasaki (820.000 por 1 que se convertirán pronto en millones) en este, elevando la nómina total a algo más de 350 ‘kilos’ en esta campaña, la más alta de la liga seguida de cerca por la de los Mets de Steve Cohen, otro que pujó por los Dodgers en 2012 y ahora intenta replicar en Nueva York el modelo de Walter, que no es otro que el de ‘le haré una oferta que no podrá rechazar’.
Calendario de partidos
- Partido 1: Blue Jays vs Dodgers (sábado 25, 02:00)
- Partido 2: Blue Jays vs Dodgers (Domingo 26, 02:00)
- Partido 3: Dodgers vs Blue Jays (Martes 28, 02:00)
- Partido 4: Dodgers vs Blue Jays (Miércoles 29, 02:00)
- Partido 5: Si fuera necesario
- Partido 6: Si fuera necesario
- Partido 7: Si fuera necesario
*Todos los partidos en Movistar+
Así sacó de la carrera por Ohtani a los citados Mets o al equipo que ahora está enfrente, los Blue Jays, los que menos pueden perder en estas Series Mundiales. El ‘casi sí’ de Ohtani hace dos inviernos, tras un cortejo que incluyó hasta ropa personalizada para Decoy, el perro viral del nipón, fue el enésimo sopapo a un proyecto que siempre se quedaba corto, que nunca terminaba de encontrar la pieza definitiva en la agencia libre. Se habría desmoronado de haber decidido Vladimir Guerrero Jr. cambiar de aires en el último mercado, pero el primera base de origen dominicano, hijo de una leyenda local, terminó firmando la extensión (por 14 años y 500 millones) que mantenía vivo el sueño de volver a ganar un anillo esquivo desde 1993.
La serie que se abrirá en la madrugada, al mejor de siete y en formato 2-3-2, con el ‘factor cancha’ a favor de Toronto, será esencialmente un cara a cara entre él y Ohtani. Uno de los mejores bates del panorama, que esta postemporada promedia un 33,8% con 6 jonrones, 13 carreras impulsadas y un OPS de 1.440, el tercer mejor de la historia para un jugador con más de 40 apariciones en el plato, contra, simple y llanamente, lo nunca visto. El primer hombre de la historia que consigue 3 cuadrangulares y 10 strikeouts en un mismo partido, para colmo en el que confirmó el barrido a los Brewers de Milwaukee en la final de la Liga Nacional (una de las dos conferencias) hace unos días.
Si algo le falta por hacer a Ohtani es cuajar unas Series Mundiales a la altura de su talento, algo que le imposibilitó un hombro dislocado en el segundo partido el año pasado, en la que era su primera aparición tras seis decepcionantes campañas al otro lado de la ciudad, en los Angels de Anaheim. Estos seguramente sean los días en los que la figura del híbrido, esa combinación de lanzador y bateador que en Estados Unidos llaman two-way player y que solo está al alcance de unos pocos elegidos, llegue a cotas nunca antes vistas en el otoño beisbolístico. Los días en los que Shohei Ohtani producirá la clase de historia de la que se escriben libros y se ruedan documentales.
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