BREAKING | RED BULL BC ONE

Del metro a Roland Garros: “Éramos dos colgados que poco a poco...”

Red Bull BC One celebra esta semana su final mundial en París. Grazy, representante español, y Xak, referente, analizan el ascenso del breaking.

PEPE ANDRESDIARIO AS

Presenciar una sesión de fotos a Xak y Grazy es un máster en breaking. Se escuchan palabras como freeze (mantener una posición estática) o footwork (movimientos con los pies) constantemente. Se les puede ver totalmente bocabajo, manteniendo el cuerpo en horizontal sin tocar el suelo o compenetrándose para que la cámara les congele en el aire. Y uno se empapa de todo lo que la disciplina implica, desde su vertiente deportiva a la cultural. “Cuando pase el tiempo, nos abrazaremos y nos diremos: ‘Con dos cojones, amigo’. Estamos viviendo un camino muy bonito”, dice Graciel Stenio, Grazy como b-boy (así se conoce a los bailarines de breaking), mirando a Juan de la Torre, Xak, tras elegir las mejores fotos de la tarde. Para cualquier ciudadano de a pie, todas son impresionantes. Ellos, sin embargo, descartan la mayoría. “Ese codo no me convence”, dice Xak, que recae en detalles técnicos imperceptibles para los neófitos.

“No todo es físico. Esto no va de eso. También es transmitir, lo que has vivido...”

Grazy, sobre el breaking

Cuidan el breaking con mimo. Llevan mucho tiempo haciéndolo. Xak tiene 36 años y Grazy, 35. Son jóvenes empedernidos. “Estoy más fuerte que nunca. Me siento más fuerte que nunca. Y nadie entrena como Xak. Ni los chavales de 18 años. Le veo día a día y digo: ‘¡Guau!’. Además, en el breaking no todo es físico. Esto no va de eso. Aquí también cuenta lo que transmites, la experiencia que has ido acumulando y todo lo que has vivido”, explica Graciel, campeón nacional de la Red Bull BC One. El próximo sábado, podría estar en la final mundial (tiene que pasar una previa, el Last Chance Cypher). El evento, de cuatro días (empieza este miércoles), se celebra en París, con Roland Garros como epicentro. Acompañándole, siendo una de las caras más reconocibles de Red Bull dentro de la disciplina, también estará Xak. Su enésima aventura juntos. De las calles y el metro, donde entrenaban en sus inicios, a una de las mayores mecas deportivas del mundo. “¡Guau!”, reitera Grazy.

Empezaron como rivales. Xak forma parte de la crew Arcopom y Grazy creció en los Fusion Rockers. Fueron grandes responsables de importar esa cultura que, en la década de los 60, nació en el Bronx neoyorquino. “Estábamos en los grupos más fuertes del momento y siempre nos veíamos en las finales. Quería contestarle bien, pero no sólo para ganarle. Cuando competíamos, pensaba: ‘Quiero ser como él’. Creo que eso es lo que con los años ha hecho que después podamos tener una amistad, un respeto como rivales y lo que nos ha llevado hasta aquí”, recuerda Xak en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid, donde entrenan desde que se anunciara el breaking como deporte olímpico para los Juegos de París 2024 (en Los Ángeles 2028, como se anunció este lunes, no estará).

Grazy (izquierda) y Xak (derecha) posan para AS en el CAR de Madrid. PEPE ANDRESDIARIO AS

Desde entonces, el día a día de Grazy y Xak ha cambiado mucho. “La adaptación ha sido muy difícil. Venimos de un mundo artístico, cultural, en el que todo es improvisado. Ahora, vivimos en un mundo muy poco flexible. Hay unos horarios, unas formas y tienes que adaptarte a unos profesionales y a una metodología. No solo es la parte técnica, sino que también la física, el mantenimiento del cuerpo, etc.”, detalla el segundo de ellos, bronce europeo este año. “También han aparecido obstáculos mentales y nuevas frustraciones que han requerido ayuda externa de los psicólogos. Antes, bajaba a entrenar cuando me apetecía y, si estaba cansado, al día siguiente no lo hacía. Ahora, tienes un compromiso contigo mismo y también con la meta que te has impuesto, que hace que te exijas mucho más”, añade.

Lords Of The Floor y el CAR

En sus primeros compases, el breaking era una especie de receta secreta que sólo se podía transmitir en persona o a través de unos VHS escasos y difíciles de conseguir. Ese es el contexto en el que Grazy y Xak empezaron a forjarse. Lords Of The Floor (señores del suelo, en español), uno de los primeros eventos competitivos organizados por Red Bull, en 2001, lo cambió todo. Sus batallas se empezaron a transmitir a una velocidad y una calidad nunca vistas. El breaking, de repente, se volvió accesible desde casi cualquier punto del globo. “Para la escena fue muy importante. Yo aprendí con esos vídeos”, recuerda Grazy, muy agradecido con Red Bull. “Mira dónde estamos ahora. Flipo con su capacidad de proyección hacia el futuro. No tuvieron miedo. Pusieron su logo cuando partíamos de la nada y no nos han abandonado desde entonces”, destaca.

Una auténtica revolución para una disciplina cada vez mejor acogida tanto por el público general, que antes la asociaba con el lado oscuro de la calle, como por la élite deportiva. De ese 2001 al primer día de Xak en el CAR, 20 años después, rodeado de atletas olímpicos y facilidades de todo topo. El jefe de instalaciones del centro, Juan José Yepes, le preguntó al b-boy qué necesitaba para entrenar. “No pude ni contestar, porque jamás me lo había planteado”, dice Xak. “Yo venía aquí con dudas, por ver qué nos íbamos a encontrar y cómo nos iban a tratar, pero ese día se me fueron todas. Me dijo que a él le daba igual que jugáramos al baloncesto, fuéramos gimnastas, bailarines o tenistas. Su única preocupación era facilitarnos lo que necesitáramos para entrenar en las mejores condiciones”, sigue. Su primera respuesta fue sencilla: “Música y un suelo”. Lords Of The Floor.

La llegada al deporte de alto rendimiento es el enésimo giro dentro de dos historias de película. Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada, Xak ejerció como abogado hasta los 29 años, cuando rompió con todo para dedicarse de lleno al breaking. Grazy, por su parte, ha trabajado en el Cirque du Soleil -¡hasta escupiendo fuego!-, ha aparecido en videoclips de Melendi o El Canto del Loco e incluso ha tenido tiempo para escribir su propio libro, Manos Sucias. Antes de todo ello, ambos empezaron “desde la nada”, como repiten una y otra vez. Sus primeros movimientos de breaking los aprendieron sin YouTube ni apenas internet. “¿Alguien sería capaz de aprender sirtaki griego (un tipo de danza) con un solo vídeo y dedicar toda su vida a eso? Eso éramos nosotros. Dos chavales, dos colgados que, poco a poco, hemos ido abriendo camino”, enfatiza Grazy. Un camino que va del metro a Roland Garros.

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