Golf | Ryder Cup

Ryder Cup 2025: equipo, capitanes y jugadores de Europa

Rasmus Hojgaard es la única novedad en la tropa del Viejo Continente respecto a Roma 2023. El vizcaíno, en su cuarta Ryder, y el norirlandés, sus líderes.

ERIK S. LESSER
Nació en Madrid en 1995. Doble grado en Periodismo y Audiovisuales por la Rey Juan Carlos. Un privilegiado, hace lo que siempre quiso hacer. Entró en AS en 2017 y se quedó. Salvo un paréntesis en Actualidad, siempre en Más Deporte. Allí ha escrito sobre todo de rugby, golf y tenis. Ha cubierto el British Open, la Copa Davis o el Mutua Madrid Open.
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Conseguirá o no ganar la Ryder Cup a domicilio por primera vez desde el ‘Milagro de Medinah’ de 2012, pero ocurra lo que ocurra de viernes a domingo en Bethpage Black (Nueva York, EE UU), el equipo de comunicación del circuito europeo tendrá motivos para estar agradecido con Luke Donald. El inglés, capitán por segunda edición consecutiva, será uno de los 16 efectivos del plantel del Viejo Continente que repetirán la experiencia de Roma 2023: 11 de 12 jugadores, con la salvedad del danés Rasmus Hojgaard, que para abundar en el continuismo sustituye a su hermano gemelo, Nicolaj, y 4 de 5 vicecapitanes, a la sazón Thomas Bjorn, los hermanos Molinari (Edoardo y Francesco) y el español José María Olazábal, con el sueco Alex Noren ocupando la vacante del belga Nicolas Colsaerts.

Con el material de hace dos años y algún retoque de Photoshop la campaña de imagen está hecha, en una apuesta que, si no es valiente (la valentía no siempre es la actitud inteligente en esta competición), si parece lógica con el saldo de la Ciudad Eterna en la mano. Europa se impuso allí por 16,5 a 11,5, ganó 3 de las 5 sesiones y empató otra, y cada uno de los 12 jugadores aportó. El peor bagaje, 0,5 puntos en 3 partidos, fue precisamente el de Nicolaj Hojgaard. Su clon será el único debutante de un grupo que se presenta a la cita con 32 ediciones jugadas y 20 ganadas entre todos sus integrantes, y en el que emergen dos líderes espirituales y deportivos que responden al nombre de Jon Rahm y Rory McIlroy.

Jon Rahm (España, 30 años, tres Ryder jugadas, 7,5 puntos)

Va para su cuarta edición con 30 años y diez temporadas como profesional, una barbaridad. Todo comenzó en el green del 17 de Le Golf National en 2018, en ese putt para ganar a Tiger y esa celebración desbocada que dibujó lo que es hoy por hoy, lo que ya fueron Seve, Olazábal y Sergio García, a quien se echará de menos esta semana, en su día. El continuador del legado que sitúa a este país como el puntal de Europa fuera de las Islas Británicas. Su segundo y por ahora último grande data de abril de 2023, y los árboles, su peculiar (por decirlo de alguna manera) segunda corona en el ranking anual del LIV, no terminan de tapar el bosque, que se la ha llevado sin ganar ningún torneo, en una sequía que ya dura un año. De hecho es la primera vez que juega la bienal con una invitación, el peaje de formar parte de una estructura sin puntos de ranking. Hasta ahora siempre se había clasificado automáticamente. Nunca llegó a estar en duda, sin embargo, la presencia de un jugador que hace dos años no perdió un partido (2 victorias y 2 empates) y hace cuatro, en la ‘masacre’ de Whistling Straits, fue el único junto a Sergio García que ganó más de un punto y medio para Europa. El soldado idóneo para ir a la guerra contra la deslenguada parroquia neoyorquina.

Rory McIlroy (Irlanda del Norte, 36, 7, 18)

Por palmarés y bagaje en este enfrentamiento, el gran tótem europeo. Por edad, el gran candidato a batir un día el récord de puntos, 28,5, que durante un tiempo ostentará, y todavía con ciertas posibilidades de ampliarlo, Sergio García. Y por carisma, otro de los que debe cargar con la responsabilidad anímica de un equipo que se va a ver hostigado sin descanso durante tres días. La buena noticia es que, cuando juega por su continente, Rory es un asesino con cara de niño. Ni la verborrea de Bryson DeChambeau (que ya ha contraatacado en una entrevista en The Guardian, asegurando que el estadounidense “solo interesa cuando habla de otros”), ni la hostilidad del recibimiento ni los juegos mentales de Joe LaCava, si es que el mítico caddie tiene ganas de repetir el episodio de hace dos años, van a intimidarle. Rory llega además en un momento dulce. Esta ha sido la temporada de su primer Masters, con el que cerró 11 años de barbecho en los grandes, y de otros tres triunfos especiales, en Pebble Beach, The Players y el Open de Irlanda. Ganar la Ryder por sexta vez sería el párrafo perfecto para cerrar un capítulo glorioso en su carrera.

Justin Rose (Inglaterra, 45, 6, 15,5)

Justo por debajo de Rory y Rahm en la jerarquía habría que colocar a Rosey, ganador de un US Open (2013), 23 veces top-10 en un grande, exnúmero uno del mundo y miembro de cuatro equipos europeos campeones, pero por encima de todo un jugador con mucho ascendente en el vestuario, un tipo que hace unos meses era capaz de esbozar una sonrisa de alegría por su buen amigo McIlroy después de perder una chaqueta verde en un playoff por segunda vez. Y uno extremadamente fiable en un escenario de crispación como el que se avecina. Ahora que Ian Poulter ya no pisa por estos lares, el hombre al que un capitán le daría un putt de dos metros para ganar la Ryder 10 de cada 10 veces. Viene de ganar el St. Jude Classic hace un mes.

Tyrrell Hatton (Inglaterra, 33, 3, 6)

Roma 2023, edición que cerró con tres triunfos y un empate, fue la consolidación a nivel Ryder de un secundario de lujo. Desde entonces, fichaje por el LIV de la mano de Jon Rahm mediante, no le ha ido mal. Bajo el paraguas del vizcaíno, con el que formó una pareja indestructible hace dos años (4&3 a Scheffler y Burns y 2&1 a Schauffele y Cantlay) que a buen seguro se repetirá en algún momento de la semana, se ha asentado entre los mejores del mundo. En ese lapso tiene una victoria en la superliga saudí y dos en el circuito europeo a su nombre, y fue instrumental para que la Legión XIII consiguiera su primer campeonato por equipos esta temporada. Bien canalizado, el carácter volátil que en otros ambientes juega en su contra puede convertirle en un activo muy importante estos días cuando las balas silben sobre las cabezas de los europeos.

Shane Lowry (Irlanda, 38, 2, 2,5)

Si algo bueno sacó Europa de su debacle en Whistling Straits hace cuatro años fue lo que descubrió en ese putt embocado por Shane Lowry para derrotar junto a Hatton a Tony Finau y Harris English. Del talludo irlandés, campeón del British Open en 2019, 6 veces ganador en el circuito europeo y otras 3 en el PGA, se sabía ya que tenía un golf de altos vuelos, pero se desconocía la personalidad de alto voltaje que desplegó en ese estallido de rabia en medio de la debacle, cuando Estados Unidos mandaba por 9 a 3 tras las tres primeras sesiones. Eso y su cercanía a McIlroy conforman su capital para ser elegido en una temporada discreta en el PGA más allá de sus segundos puestos en el Truist Championship y Pebble Beach.

Tommy Fleetwood (Inglaterra, 34, 3, 8)

Lo suyo con la Ryder fue amor a primera vista. Debutó en 2018 formando con Francesco Molinari lo que se dio en llamar Moliwood, la primera pareja europea que conseguía cuatro puntos en una misma edición (la más exitosa sigue siendo la que formaron Seve y Olazábal, con un récord de 11 victorias, 2 derrotas y 2 empates). Después de aquello Molinari salió del radar, aunque sigue en la dinámica del equipo como vicecapitán en las dos últimas entregas, y Fleetwood, un metrónomo de tee a green cuando está bien, pasó a ser un comodín que ha jugado con Hovland, McIlroy o Nicolaj Hojgaard. Desde hace tiempo uno de los mejores del mundo sin un grande en sus vitrinas, el mes pasado rompió al fin la maldición que arrastraba en el PGA, haciendo coincidir su primer triunfo en el circuito estadounidense con la final anual, el Tour Championship.

Matt Fitzpatrick (Inglaterra, 31, 3, 1)

La elección más controvertida de las seis (¿demasiadas?) que tuvo a su disposición Luke Donald. Los motivos son obvios si se atiende a sus números en esta cita, una victoria en ocho partidos distribuidos en tres ediciones. No sumó para Europa hasta los foursomes del viernes en Roma, y tiene el peor porcentaje de victorias de la historia del Viejo Continente con un 12% que es... ¡21 puntos peor que el siguiente! Pero también tiene su nombre estampado en el trofeo de campeón del US Open, y es simple y llanamente uno de los cinco mejores pateadores del planeta, un factor que es oro molido en este contexto. Eso, y que 4 de sus 5 top-10 en una temporada sin triunfos han ocurrido a partir de finales de junio, son los argumentos a favor de su presencia.

Viktor Hovland (Noruega, 28, 2, 4,5)

Puede que no haya sido su mejor año, puede que hayan vuelto a aflorar los problemas de consistencia que presentaba antes de 2023, pero incluso con la cara B ha conseguido una victoria, en el Valspar, y no deja de ser uno de los dos europeos más productivos en la anterior edición, con 3,5 puntos solo igualados por Tyrrell Hatton. La dupla que formó con el sueco Aberg entonces fue el remake nórdico de Moliwood, una fuerza imparable que arrasó con Homa y Harman el viernes (4&3) y con Scheffler y Koepka el sábado (9&7) en la mayor paliza de la historia de la bienal. Aunque cayeran en su último ejercicio juntos, en la segunda sesión de fourballs ante Burns y Morikawa (4&3), Europa tiene ahí un binomio a muchos años vista por cuyas manos pasan buena parte de las opciones de sobrevivir a la emboscada de Bethpage.

Ludvig Aberg (Suecia, 25, 1, 2)

Desde su irrupción en 2023, con victorias a ambos lados del Atlántico, hasta finales de 2024, fue Champagne Supernova. A partir de ahí se ha parecido más a Fade Away. Fue el primer europeo en jugar una Ryder antes que un major, devolviendo con intereses la confianza de Luke Donald en esa apuesta, y el año pasado cerró su campaña de novato en el PGA con tres segundos puestos, incluido uno en el Masters, su primer grande. Este curso tocó metal pronto, en el Genesis que los incendios de California obligaron a jugar en Torrey Pines, pero luego falló cortes en el US Open y el PGA Championship y en la mayoría de sus 6 top-10 no tuvo muchas opciones de victoria. Un pequeño frenazo lógico en un jugador que empezó con mucha fuerza su andadura profesional, y que sigue teniendo un futuro brillante por delante tanto a nivel particular como en este duelo.

Sepp Straka (Austria, 32, 1, 1)

No es un golfista especialmente carismático ni aguerrido. No da el perfil para figurar entre los líderes del equipo, pero es un gregario óptimo por su precisión de tee a green (top-25 del PGA este año en golpes ganados en ese apartado y en calles y greenes cogidos) y porque es una máquina de hacer birdies (el 10º en esa estadística en el circuito norteamericano y la 9ª mejor media de golpes por ronda). Eso le sitúa como una baza tanto en foursomes como en fourballs, por mucho que hace dos años solo fuera capaz de ganar uno de sus tres partidos. Tiene cuatro victorias en el PGA, las dos últimas esta temporada, en el AmEx y el Truist.

Robert MacIntyre (Escocia, 29, 1, 2,5)

Como en el caso de Hatton, su papel en Roma 2023 le llevó a una nueva dimensión. Confirmado como uno de los mejores europeos de su generación, la temporada siguiente se adjudicó los abiertos de Canadá y de su Escocia natal, y en esta que está concluyendo estuvo cerca de abrochar su primer grande en el US Open que ganó J. J. Spaun. Por lo demás ha firmado otros 5 top-10, incluido un segundo puesto en el BMW Championship, y da la sensación de que su techo es alto. Su fórmula con Rose fue provechosa en tierras italianas y es otro emparejamiento que Donald debería repetir.

Rasmus Hojgaard (Dinamarca, 24, debutante)

Lo que en algún momento de la temporada llegó a ser una posibilidad real, ver a dos gemelos defendiendo juntos a Europa en la Ryder, acabó en una suerte de fratricidio, pues Rasmus se convirtió en la única novedad en el equipo respecto a Roma 2023 y Nicolaj, en la única ausencia. En su caso ha vivido más de las rentas de su gran final de temporada el año pasado en Europa, cuando ganó en Irlanda, fue cuarto en Sotogrande y segundo en la final del circuito, que en las de este curso en el PGA, en el que ha fallado cinco cortes en 18 torneos y tiene solo un top-10, segundo en el Zurich. Su segundo puesto en Dinamarca el mes pasado, unido a dos top-20 en el British Open y el British Masters, terminó de cimentar una clasificación automática que, visto lo visto con el resto de invitaciones, quizá sea el único motivo por el que es él y no su gemelo quien lucirá esta vez el azul cielo y amarillo de la bandera europea.

El capitán: Luke Donald

El inglés ya tenía un historial brillante como jugador, 12 victorias entre PGA y circuito europeo y parte de cuatro equipos ganadores de la Ryder, incluido el del ‘Milagro de Medinah’. Es ampliamente considerado como uno de los mejores en dedicarse a esto que no ha conseguido ganar un grande. Como capitán, en su primera experiencia, hace dos años, guio a Europa a uno de sus triunfos más abultados de siempre, solo superado por los de 2018, 2006 y 2004, motivo por el cual en Wentworth decidieron renovar la confianza en él para Bethpage, convirtiéndole en el primer patrón del Viejo Continente que repite tras Bernard Gallacher en 1991, 1993 y 1995.

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