Golf de guerrillas
La 122ª edición del US Open llega inmersa en un clima hostil por el circuito saudí. Rahm, vigente ganador, y McIlroy, gran favorito, defienden al PGA Tour.
The Country Club, campo de 6.675 metros (par 70), ubicado en Brookline (Massachusetts) y que es uno de los cinco clubes que fundaron la Asociación de Golf de los Estados Unidos es el anfitrión de la 122ª edición del US Open, torneo mítico que nació en 1895 y que es el segundo major más antiguo del golf tras el British. Historia pura de este deporte que recibe desde este jueves (Golf por M+ 14:30) a 156 jugadores, de entre los 9.265 que han intentado clasificarse, inmersos en una guerra abierta entre el PGA Tour y LIV Golf.
El ganador en el condado de Norfolk se embolsará 3,15 millones de dólares (unos 3 de euros), menos de lo que se llevó el sudafricano Schwartzel en la cita inaugural en Londres del circuito alternativo creado con petrodólares de Arabia Saudí, pero bastante más que los 2,25 que se embolsó Rahm el año pasado tras aumentar (en un contraataque claro al LIV) en cinco millones la bolsa de premios, como anunció este miércoles Mike Whang, CEO de la USGA. La situación es tensa y pocos templan gaitas al posicionarse. Precisamente los dos jugadores que parten como grandes favoritos, el norirlandes Rory McIlroy y Jon Rahm (defensor del título), han sido muy rotundos en la previa.
“Tengo 21 títulos en el PGA Tour, una más que otra persona”, afirmaba recientemente el vencedor de cuatro majors (US Open 2011, PGA 2012 y 2014, y British 2014) lanzando un dardo envenenado a Greg Norman, el actual director general de la Superliga saudí. Y apostillaba recordando la esencia del golf: “Crearon y trabajaron duro para algo, y no me gusta ver que todos los jugadores que estuvieron antes de nosotros trabajaron tanto para nada. Me da la sensación de que algunos están tomando el camino más fácil”.
Los ingresos multimillonarios son el principal argumento de LIV y el ‘León de Barrika’ es muy rotundo en su postura: “El dinero está genial, pero... Kelley (su mujer) y yo hablamos cuando esto empezó y nos preguntamos: ‘¿Cambiaría algo nuestra vida si gano 400 millones?’. No, no cambiaría nada. Nunca he jugado al golf por dinero, creo que gano mucho haciendo lo que hago. Juego por amor al deporte y quiero jugar con los mejores del mundo. Siempre he estado interesado en la historia y el legado, y el PGA Tour lo tiene. Mi corazón está con él, es lo que puedo decir. No es asunto mío juzgar a quien piense distinto. Para mucha gente, estos próximos tres o cuatro años serán básicamente su plan de jubilación”.
Rahmbo, que hoy debutará a las 13:18 junto a los norteamericanos Morikawa y Piot, pretende emular a Koepka que ganó consecutivamente en 2017 y 2018. “No hay una presión adicional por defender el título. Quiero ganarlo otra vez. Me ponía una presión que me quité cuando gané este primer major”, afirma el vasco. Adri Arnaus (18:52) y Sergio García (19:03) completan la terna española. La situación es tensa y el cisma es total, pero el complicado campo de Massachusetts hará que el deporte sea el foco principal del interés... aunque sea por el momento.