GOLF ADAPTADO

Golf a ciegas

La historia de Alejandro de Miguel, campeón del Abierto Británico para personas con discapacidad visual, es un continuo ejemplo de superación. Charla con AS sobre su carrera.

PEPE ANDRESDiarioAS

Guiado por su inseparable bastón, Alejandro de Miguel llega a la sede de la Federación de Golf madrileña, donde se presenta el Daikin Madrid Open que se disputó del 3 al 4 de septiembre. Pamplonés de nacimiento pero madrileño de adopción, Alejandro venció en un torneo que supuso un paso adelante para el golf adaptado, una modalidad de este deporte que el jugador invidente explica sin muchas complicaciones. “Es exactamente igual. Puedes hacer pares, birdies o 14 golpes es un hoyo, eso no te limita a la hora de jugar a un nivel competitivo”, explica a AS.

A sus 30 años, Alejandro de Miguel es una referencia del golf adaptado español. Este verano, se convirtió en el primer madrileño que gana el Abierto Británico. Pero su historia se remonta a tiempos pretéritos. “Tengo un glaucoma congénito, una enfermedad degenerativa que va dañando el nervio óptico. En mi caso, fue a los 23 años cuando perdí la vista a unos niveles que suponía un problema”, cuenta con naturalidad antes de recordar cómo descubrió este deporte. “Empecé a jugar de pequeño. Me preguntaba si podría jugar sin ver, hablé con la Federación y había un proyecto de discapacidad visual al que me uní, con más idea de jugar a modo de entretenimiento. Buscando, descubrimos que hay un circuito internacional para personas con discapacidad visual, hablamos con ellos y nos unimos en 2017, cuando empezamos a viajar”.

Para quien haya jugado alguna vez al golf, resulta difícil de entender que se pueda jugar sin uno de los sentidos esenciales en esta práctica. “Te apoyas en un guía, a través de él interpretas el campo. Llegas al tee, el guía coloca la bola, te ayuda a colocar el palo alrededor y te indica dónde apuntar. A partir de ahí, yo golpeo. En el green, lo que solemos hacer es caminar, porque a través de los pies obtenemos referencias. También conseguimos información acústica dándole unos golpes a la bandera, así sabemos a la distancia a la que estamos”.

La victoria en el Abierto Británico, donde Alejandro recuerda haber hecho “108 golpes el primer día y 112 el segundo”, confirmó al español como uno de los mejores del mundo en B1, la categoría para ciegos totales (también existe B2 y B3). Aunque, como Alejandro comenta, “en el golf el handicap es la ventaja, es lo que te iguala con el resto y nos permite competir entre todos”. El premio a su gran hacer es que ya prepara su viaje a Estados Unidos, donde será el primer español en participar en la Ryder Cup para invidentes en el emblemático TPC Sawgrass. Superación sin límites.

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