FID SANTANDER GRUPO BÁRYMONT

“Ganar una medalla olímpica es la magia del deporte”

Ruth Beitia, Javier Sotomayor, Fermín Cacho y Gervasio Deferr, en la mesa ‘Olímpicos de oro’, inauguran la primera edición del FID Santander Grupo Bárymont.

Santander
Nacho CuberoDiarioAS

Cinco oros, tres platas y un bronce en Juegos Olímpicos se encargaron hoy de inaugurar la primera edición del FID Santander Grupo Bárymont en un Palacio de Festivales santanderino con sus más de 600 butacas abarrotadas de la sala Pereda. Javier Sotomayor, Ruth Beitia, Fermín Cacho y Gervasio Deferr participaron en la jornada ‘Olímpicos de oro’, en la que los “cuatro grandes amigos” que son, tal y como contó Beitia, charlaron sobre sus caminos hacia la gloria deportiva.

Los discursos de Gema Igual, alcaldesa de Santander, Pablo Zuloaga, vicepresidente del Gobierno de Cantabria, y Javier Montaraz, director general del Grupo Bárymont, además de un espectáculo musical de un violinista al ritmo de Sweet Caroline, fueron los encargados de dar el pistoletazo de salida. El primer participante de la gala fue el hombre que más alto ha saltado en la historia. “He tenido la suerte de poder batir varias veces el récord del mundo”, comenzaba diciendo Javier Sotomayor en su conversación con Nico Abad, conductor de las charlas. El cubano confesó que, durante su carrera, “soñaba que volaba al saltar”, y su marca de 2,45 metros establecida en Salamanca en 1993 es el mayor vuelo jamás visto. Ahora, dedica gran parte de su tiempo a entrenar en Guadalajara a su hijo, Jaxiel, de quien su progenitor avisó que, con 14 años, ha pasado “de saltar 1,50 a 1,97″. Sin embargo, Javier contó la gran diferencia entre los dos Sotomayor: “Él empezó probando varias disciplinas, como yo. Pero el salto de altura era lo que mejor se le daba y lo que más me gustaba. A mí, en cambio, me gustaba más la carrera”.

Sotomayor tuvo tiempo para reflexionar sobre su carrera, marcada por la ausencia de Cuba en dos Juegos Olímpicos por motivos geopolíticos. “Uno se siente mal, en el 1988 las posibilidades de ganar eran muy grandes. No era seguro, pero podría haber llegado un gran resultado viendo las marcas del oro en esos Juegos. Lo entendimos, pero no al 100%. Ahora, cuando pasan los años, lo entiendo mucho menos. Unos Juegos Olímpicos no se tienen que liar con política, para llegar a una Olimpiada hay un camino bien grande y no poder ir frustra”, detallaba. Fue en Barcelona cuando el cubano se pudo quitar esa espina olímpica. “De todas mis competiciones, Barcelona es en la que más nervioso estaba. La noche anterior pude descansar poco por los nervios. Yendo al estadio se me olvidó la acreditación, mi primer salto fue nulo... Pero me fui ajustando y gané”.

Ruth Beitia es aplaudida tras enseñar sus dos medallas olímpicas en el FID Santander Grupo Bárymont.Nacho CuberoDiarioAS

El siguiente turno fue para otra leyenda del salto de altura, una Ruth Beitia que se llevó la mayor ovación de la noche por parte de su público. “Bienvenida a tu casa”, proclamaba Abad para introducir a la exatleta santanderina, que se sacó de su bolsillo la medalla de bronce de Londres 2012, la cual le fue entregada este mismo verano. “Es la primera vez que la presento en Santander. Nos robaron la sensación de recibirla en el podio, pero ya está aquí”, explicaba Beitia mientras también enseñaba la medalla de oro de Río 2016. “Ganar esto es la magia del deporte”, decía Ruth mirando a los dos metales que ahora descansarán en el Museo del Deporte de la capital cántabra. “Lo especial es cómo las hemos conseguido, sin irnos nunca de Santander, esforzándonos y creciendo. Aquí tenía todo: lluvia, granizo, frío… Y tenía lo más bonito, a mi familia y a mi entrenador, a Ramón”. En un ejemplo de nunca rendirse, los grandes éxitos le llegaron a Beitia en los años finales de su carrera. “He tenido muchas motivaciones, pero lo más importante fue creer que no tenía todo. Siempre intentaba pulir pequeñas cosas con el claro objetivo de mejorar”, narraba. “Me costó descubrir que mi mayor rival era yo, y ahí empecé a conocerme mejor. A las rivales las tienes controladas. Aprendí a controlar sensaciones y a disfrutar, me lo pasaba bomba. Aprendí más de las derrotas que de las victorias, cuando nos hemos levantado y hemos visto dónde estaba el error y seguir hacia adelante”.

Los momentos más oscuros de Gervasio Deffer y el compañerismo de Fermín Cacho

También fue especial la proyección del vídeo del oro de Fermín Cacho en Barcelona’92. “He llorado más después que durante esos momentos. En esos Juegos, el deporte español dio un salto cualitativo que todavía perdura”, explicaba el excorredor de 1.500. “La carrera la he visto más estos últimos años con mi hija pequeña, pero esa prueba y muchas más. Mis hijas están orgullosas, aprenden que hay que trabajar para ser los mejores, ven que con trabajo y esfuerzo se pueden lograr las cosas. El deporte me ha dado valores como la constancia, el esfuerzo, el trabajo, el respeto”, comentaba el soriano. “Yo le doy las gracias a todos mis rivales porque me han hecho ser mejor, me han hecho luchar para mejorar. Eran rivales y compañeros”, contaba un Cacho que se erigió en el gran animador de la gala con sus continuas bromas.

El turno final fue para Gervasio Deferr, que no pudo estar presente por una lumbalgia. El dos veces campeón olímpico explicó, de manera telemática, el gen competitivo que siempre ha tenido. “El momento puro de la competición era lo que me ponía el corazón a mil, el momento previo a competir sabiendo que estás en forma y que puedes ganar. Incluso las derrotas fueron muy apasionantes y las viví intensamente. Entrenar no me gustaba mucho, pero la competición era mi vida y lo he disfrutado muchísimo”, explicaba Deferr antes de contar qué suponían los Juegos Olímpicos. “En este evento tienes la responsabilidad de representar a un país, si ganas tú, gana todo el país. Eso es algo que no se olvida jamás. Al empezar tenía talento físico, pero era juguetón. Cuando descubro mi objetivo es viendo Barcelona’92. Para ser un campeón de verdad hay que ganar los Juegos Olímpicos, y esa empezó a ser mi gran meta”.

El catalán finalizó su intervención hablando sobre los duros momentos que atravesó hace no tanto tiempo. “Se me acabó la gimnasia y no sabía qué hacer, estaba perdido. Tuve malas compañías y malos consejos, el alcohol fue un problema. Necesitaba ayuda y la pedí. Hay cosas que no podemos hacer solos, como ganar un oro olímpico. Esto no lo podía hacer solo”, se sinceraba el bicampeón olímpico antes del punto final de la gala, producido tras una amena charla entre los participantes. Mañana, el FID continúa con el homenaje a la séptima Copa de Europa del Real Madrid, en el que Fernando Sanz, Manolo Sanchís, Pedja Mijatovic y el santanderino Emilio Amavisca participarán desde las 20:00 en una mesa moderada por Tomás Roncero, periodista de AS.

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