Los pericos se multiplican de una decena a más de 2.000 en Zaragoza

Son 864 las entradas de las que disponía el Espanyol, y por consiguiente sus socios y peñas, para poblar la zona visitante de La Romareda. Pero la demanda fue tal que, además de colapsar el sistema la mañana del pasado 27 de febrero, cuando salieron a la venta, la afición perica se las ha ido ingeniando para comprar muchas más, en sectores colindantes. Serán más de 2.000, según fuentes del club, los seguidores del Espanyol que asistirán este domingo (18:30) al debut de Manolo González como entrenador, ante un Real Zaragoza que igualmente estrena (o reestrena) técnico: Víctor Fernández.

El masivo viaje de aficionados, todos por su cuenta o en autocares de peñas, ya que el club no ha organizado caravana alguna, irá secundado por una amplia delegación de la propia entidad perica, desde el CEO, Mao Ye Wu, al director deportivo, Fran Garagarza, pasando por el director del área social, Alberto Ariza, quien velará por el correcto funcionamiento del dispositivo. Aunque la grada espanyolista ha seguido a su equipo a la inmensa mayoría de estados, de Elda a Alcorcón pasando por Ferrol o Eibar, éste será sin duda –por cercanía, importancia y el aliciente del banquillo– el mayor de los desplazamientos de esta temporada en Segunda, igual que antaño lo era tradicionalmente en Primera.

Contrasta además la presencia de más de 2.000 seguidores pericos con el escenario en que se produjo la anterior visita del Espanyol a La Romareda, el 8 de mayo de 2021. Ese día, en que como todo aquel curso se jugaba a puerta cerrada, únicamente tres seguidores pericos pudieron recibir al autocar de su equipo en los aledaños del estadio blanquillo, y cerca de una decena se acercaron al finalizar el encuentro.

La causa es que curiosamente coincidía el encuentro con las últimas horas de un estado de alarma causado por los rebrotes de COVID-19 que finalizaría la siguiente medianoche, con el levantamiento del toque de queda nocturno y con la prohibición de salir de la comunidad autónoma de residencia salvo causa justificada.

Ni que decir tiene que, en aquella solitaria visita, el Espanyol certificó matemáticamente su tan ansiado ascenso, exactamente diez meses después de haber materializado el descenso, en aquel caso con un 0-0 del equipo de Vicente Moreno contra un Real Zaragoza dirigido por Juan Ignacio Martínez, que flirteaba con el descenso pero que se acabaría salvando. Ahora los objetivos son similares, si bien los pericos están mucho más lejos de ascender y los blanquillos, de las llamas de la Primera RFEF.