REAL VALLADOLID

John, el noveno portero extranjero del siglo XXI

El cancerbero brasileño buscará ser protagonista en el Real Valladolid como lo fueron Justo Villar o Bizzarri en las últimas décadas, aunque con más acierto.

Photogenic/Miguel Ángel Santos

Sin llegar a poder tildarlo de tradición, el Real Valladolid ha normalizado durante las últimas décadas el recurrir al mercado foráneo para acomometer el fichaje de un cancerbero extranjero, siendo John Maciel el noveno que defenderá la portería blanquivioleta en lo que va de siglo. El meta brasileño suma, además, una nueva nacionalidad sudamericana al arco, después de que en las dos últimas décadas haya habido argentinos, paraguayos o venezolanos.

El primero de los ocho anteriores, Albano Bizzarri, fue quien más tiempo estuvo. Arribó en el 2000, procedente del Real Madrid, y pasó seis años bajo los palos del José Zorrilla, siendo, frecuentemente, protagonista, a pesar de que su figura fue discutida en muchos momentos. No en vano, alcanzó los 189 entorchados oficiales, y solo en la temporada 2001-02 se vio realmente desplazado (por Ricardo). Argentino como él, Catriel Orcellet corrió peor suerte dos cursos después: jugó solo un partido y medio; medio en Liga y uno en Copa del Rey.

Después de la marcha de Bizarri en 2006, pasarían dos campañas antes de la llegada del paraguayo Justo Villar, que arribó con la vitola de ser el décimo mejor portero del mundo para la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS). El cancerbero ex de Newell’s Old Boys nunca llegó a ofrecer tales prestaciones; estuvo, en su primera temporada, a la sombra de un imberbe Sergio Asenjo y jugó algo más en la segunda, en la que el intentó hacer frente a los Medunjanin, Pelé y compañía, pero, tras el descenso, participó poco, en detrimento de Jacobo, y volvió a Argentina.

Lo hizo en 2011, año en el que recaló en Zorrilla Dani Hernández, caraqueño de nacimiento, aunque español de adopción. El internacional por Venezuela compartió puerta con Jaime Jiménez el año del ascenso de Djukic y, fruto de las dudas de su compañero, jugó bastante el primer curso en Primera. No obstante, en la temporada 2013-14 se marchó cedido al Asteras Trípolis griego y, cuando volvió para la 2014-15, se topó con la competencia de un sólido Javi Varas que apenas le otorgó chances.

Junto a todos estos, fueron porteros del Real Valladolid cuatro con nacionalidad europea, de los cuales ninguno llegó a tener continuidad. En enero de 2002, José Manuel Veiga, portugués con pasaporte caboverdiano, llegó del Levante en un intercambio con Jon Ander sin llegar a enfundarse los guantes en partido oficial. En 2007 arribó Ludovic Butelle, un francés, a priori, con unas grandes cualidades que brillaron por su ausencia en sus ocho apariciones.

Metidos ya en la última década, el también luso Bruno Varela vivió la 2015-16 a la sombra de Kepa y apenas estrenó los guantes (solo jugó un partido; Julio, el tercero, jugó más que él). Por último, el ucraniano Andriy Lunin, precisamente compañero de Kepa ahora en el Real Madrid, llegó, disputó dos partidos de Copa y, con las mismas, se marchó, cansados él y el club merengue de que fuera suplente de un Jordi Masip con el que rivalizará ahora John por ser el arquero titular.

Así es John bajo palos

En esa rivalidad que acaba de comenzar, John pondrá en liza unas condiciones diferentes a las de Masip, empezando por su mayor envergadura, que favorecen sus 196 centímetros. Esta talla permite al ex de Santos e Internacional llegar a remates alejados y reaccionar ante balones altos, lo que debería favorecer en tipos de envíos habituales en la categoría como son los centros laterales y la pelota parada, ante los que muestra más querencia por el despeje que por atajarlos. Aunque es ágil, el brasileño muestra ocasionalmente confianza en su tamaño demorando la acción evitadora, algo un tanto atípico en los porteros reactivos europeos.

Es resolutivo en los disparos exteriores, en los que es difícil sorprenderle, cuando sale de la portería achica bien espacios en el mano a mano, aunque hay una condición que sobresale por encima del resto: su templanza y personalidad con el juego de pies. “La he entrenado desde pequeño”, dijo en su presentación, en la que achacó esta condición al propio fútbol y a su evolución. En este sentido, y sin desmerecer a Masip, que salió de la ‘Escuela Barça’, se amolda a aquello que parece desear Pezzolano y engarza con la filosofía de Ricardo Pereira, nuevo entrenador de porteros, que cree firmemente en la participación del portero en el juego ofensivo.

Ciertamente, no es un cancerbero que haya disputado un número alto de partidos en su trayectoria, aunque sí ha estado bien valorado en Brasil, donde suscitó interés de varios clubes cuando fue a firmar por Internacional, donde solo la llegada del uruguayo Rochet, considerado uno de los mejores guardametas del continente, consiguió desbancarle. Allí, en el Inter de Porto Alegre, tuvo una participación interesante en el primer semestre del curso, incluso, con actuaciones de mérito en la Copa Libertadores, con la que se reencontró después de disputarla con Santos, llegando a alcanzar en 2021 una final, que perdió por la mínima ante Palmeiras.

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