El Zaragoza remonta en el Camp d’Esports

El Real Zaragoza se impuso por 1-3 al Lleida Esportiu en el segundo de sus amistosos de pretemporada, un ensayo en el que Juan Carlos Carcedo les dio los primeros minutos a los dos últimos fichajes, Manu Molina y Víctor Mollejo, y en el que Giuliano Simeone volvió a pasar desapercibido. El equipo local, un Segunda RFEF, se adelantó muy pronto en el marcador, pero Larrazábal, Vada, de penalti, e Iván Azón le pusieron firma a la victoria.

En medio de un calor asfixiante, con nada menos que 37 grados, el Zaragoza salió contemplativo, como a verlas venir, y se encontró muy pronto con un gol en contra. Una desatención colectiva ante una penetración por la banda derecha del volante ucraniano Denys la remató el lateral izquierdo Nani junto al poste derecho de Rebollo a los seis minutos. El 1-0 desperezó al equipo aragonés, pero el portero del Lleida no tuvo que intervenir hasta pasado el cuarto de hora en un remate de Narváez a pase de Luna.

Atascado en la circulación y menguado por algunas pérdidas, el Real Zaragoza no volvió a amenazar a su rival hasta el minuto 31, aunque esta vez sí obtuvo premio al cabecear Larrazábal certero un centro de Lasure desde la izquierda. Aunque lejos de crecer con el empate, el que tomó la iniciativa fue el Lleida. Y así el veterano delantero Chuli, que tuvo pie y medio en La Romareda hace ocho años, dio rápida respuesta tras recortar a Jair y disparar rozando el poste. El Lleida se creció y en unos minutos de claro dominio su capitán Toni Vicente estrelló una falta directa en la misma escuadra en el 40′. Pero en el fútbol todo cambia en un instante y a segundos del descanso un riguroso penalti de Nani a Narváez, el más activo de los atacantes, permitió a Vada firmar el 1-2.

Carcedo introdujo hasta nueve cambios en la segunda parte, manteniendo sólo a Jaume Grau y a Bermejo, relevo de Larrazábal al filo del descanso por unas molestias musculares del vizcaíno, al que el técnico utilizó esta vez como extremo derecha.

El duelo ganó en ritmo y vivacidad en este periodo y el Zaragoza fue capaz de sostener su dominio y de acercarse al área rival con mayor asiduidad. Y el 1-3 acabó llegando por su propio peso. En el minuto 65, Buyla centró desde la derecha e Iván Azón, siempre con la caña preparada, cabeceó a la red al ganarle la partida al central Roger Figueras, que pecó de blandura frente al ariete aragonés.

Con todo resuelto, Carcedo les dio los últimos veinte minutos a Manu Molina y a Mollejo. El medio centro, ojito derecho del entrenador y muy participativo en su estreno, rozó el gol con un gran lanzamiento desde fuera del área, mientras que el delantero exhibió en un par de acciones su clásico juego intenso y contagioso.