El Racing está con la escopeta cargada

El Racing ha entrado en el último día de mercado sin urgencias, pero con la intención, si puede, de reforzar el equipo con uno o dos jugadores..., aunque no sería un drama no fichar hoy y guardar balas para enero. Pegado al teléfono, como todos los directores del fútbol mundial, Mikel Martija, afronta el día con dos fichas libres, margen salarial suficiente para hacer una o dos operaciones de cierto nivel, para Segunda, y sin cerrarse aun nombre o un puesto concreto: a él y a Romo les vale cualquier jugador ofensivo que mejore a lo que hay. Así lo reconocía esta mañana el míster madrileño: “No sé el número de fichajes que podremos hacer, depende un poco de todo y respecto a en qué posiciones, estamos buscando ahí, en el último tercio”.

La primera plantilla del Racing tiene ahora 24 jugadores, aunque solo 23 licencias ocupadas porque Peque juega con ficha del equipo filial, por lo que dispone de dos huecos. Respecto ‘al último tercio’, Romo tiene dos extremos derechos, Alfon y Mbula, dos extremos izquierdos, Arturo y Camus y cuatro delanteros centros, Cedric, Peque, Matheus y Sekou Gassama. En donde la necesidad de refuerzo parece más evidente es en la mediapunta, en la está jugando Juergen Elitim, en realidad un centrocampista puro, e Íñigo Vicente, que hasta ahora ha demostrado estar más cómodo partiendo desde la izquierda.

Pese a la amplitud de miras con las que han afrontado la jornada, lo cierto es que hay un nombre que colmaría las aspiraciones de Martija: Jon Karrikaburu. El de Lasarte lleva más de un mes trabajándose al jugador y a la agencia que le representa, bahía, con la esperanza de traerle a El Sardinero en caso de que la Real le deje salir a última hora. Desde el principio del verano, Roberto Olabe, el director deportivo realista, le ha venido dando calabazas a su colega racinguista, pero en los despachos sueñan con que la llegada a San Sebastián desde Almería de Umar Sadiq y el regreso de Alexander Sørloth pueda provocar un cambio de escenario esta tarde. Aunque en las oficinas de Anoeta siguen diciendo que no, en los despachos técnicos de La Albericia aún mantienen los dedos cruzados.