El grito de Darder
“Necesitamos refuerzos”, previno en Marbella hace un año, antes de que el Espanyol firmara un mercado que engendró el descenso. Ahora es el capitán quien acapara las noticias.
Igual que lo fue Peralada en los mejores años de su historia, cuando se conquistaban Copas del Rey y se alcanzaban la final de la UEFA, para un Espanyol que es club de costumbres se ha convertido Marbella en el cuartel general de las pretemporadas. Esta vez, con suerte desigual. En el sur se empezó a fraguar el ascenso de la temporada 2020-21, pero también el descenso de la pasada campaña. Comanda Luis García la cuarta estancia en tierras malagueñas, desde este martes hasta el sábado 29, con el objetivo de poner las bases del irrenunciable retorno a Primera.
Si el protagonista absoluto de la estadía hace un año, con Diego Martínez como entrenador, fue un Raúl de Tomás que estuvo apartado (oficialmente, con molestias) y que en consecuencia no jugó ni un minuto de los amistosos, esta concentración de 2023 arranca con una nueva estrella de culebrón, muy a su pesar, pues la actitud que está ofreciendo es la de un jugador implicado hasta que suceda lo que tenga que pasar. Se trata de Sergi Darder, pretendido por media Primera División, por clubes extranjeros y hasta por los más exóticos. Pero que tiene una cláusula de rescisión de diez millones de euros. O de 15, a partir del 1 de agosto.
Precisamente unas declaraciones del mediocampista durante la anterior estadía en Marbella, concretamente el 27 de julio de 2022, conforman vistas desde la actualidad todo un presagio. De lo que ocurrió durante la temporada, y de lo que podría ocurrir ahora. Darder aún no era capitán, todavía no había renovado hasta 2026, pero ya hablaba muy claro. “Lo normal sería decir que estoy contento con lo que hay y que haremos buenas cosas con el equipo, pero la realidad es que faltan jugadores”, proclamó. Y rubricó: “Necesitamos refuerzos, gente que venga a ayudar”.
Aquel Espanyol, a diferencia del actual, sí contaba con fichajes, como Joselu Mato. O el de un Benjamin Lecomte que se estrenó en tierras marbellíes. Aunque la mayoría estaban por llegar. Y había superado la decena de bajas. Pero, sobre todo, estaba siendo incapaz de traspasar a De Tomás, la llave de todo un mercado que se había supeditado a reinvertir lo que se lograra con el importe de su venta. 20 millones, prometieron desde el club tanto a Darder como a Diego Martínez. Nunca llegaron. Porque salió por ocho millones fijos, al Rayo Vallecano, y porque lo hizo finalizado el mercado.
Hoy el contexto es otro. Al Espanyol le vale en términos generales con la plantilla que tiene en estos momentos, salvo alguna posición necesaria de reforzar (los carriles, el eje de la zaga), y es el mercado el que debe definir si, a partir de salidas que el club acepte por positivas económica y deportivamente, llegarán más fichajes. Y Darder, cómo no, está en el centro de todas las conversaciones.