Punto muy merecido y siete equipos por detrás en la tabla
No sé si es por el penoso recuerdo que me dejó el último partido jugado en Zorrilla ante el Cádiz o porque la visita del Betis a Valladolid parecía la del Lobo Feroz, pero ayer salí del estadio bastante satisfecho con el balance del partido y, por qué no decirlo, bastante optimista también. Como a todos, me supo mal que los de Pacheta no pudieran aprovechar la oportunidad de poder ganar a un equipo que se quedó con diez jugadores y que acumulaba el desgaste del partido jugado en Roma el jueves anterior. A los blanquivioletas les faltó rematar a un rival que daba por bueno el empate y poder trasladar al marcador el mejor juego esgrimido durante casi todo el partido. La ausencia de un extremo con regate y desborde como Plata se echó en falta. Tuvo que cargar con toda la responsabilidad de la banda derecha Iván Sánchez, que acabó cansado, y que cuando fue sustituido dejó todo en manos de Fresneda, que no estuvo fino a la hora de centrar.
Por la izquierda el que mejores balones puso fue Escudero. Hasta el punto de que yo le hubiera dejado como extremo, liberado de defender, sacando a Olaza como lateral para completar esa banda zurda. Es una solución que yo hubiera aplicado. Después, lo de acumular a tres delanteros centro y además a Narváez, que tira siempre para el área huyendo de la banda, embarulló todo y dejó al equipo sin recursos ante la necesidad de colgar balones desde la banda para buscar los remates de Sergio León, Guardiola o Weissman. En cualquier caso, al margen de si Pacheta acertó o no, que desde fuera es muy fácil de juzgar, lo que no se le puede negar al técnico es su ambición por ganar poniendo toda la artillería ofensiva que tenía en el campo en el tramo final. Si Guardiola hubiera acertado en la última que tuvo, Pacheta sería un gran estratega que logró ganar el partido con sus sabias decisiones. Estos debates, en el mundo del fútbol, siempre existirán y casi nunca harán justicia con la realidad.
Pero, repito, creo que el partido es un paso adelante. La imagen que dejó el conjunto pucelano es la de un equipo que quiere el balón, que planta cara al rival, que le va cogiendo el aire a la categoría y que tiene a siete equipos en la tabla por detrás. Como diría Laporta “Al loro que no estamos tan mal…”.
Y el domingo a Cornellá. Un partido en el que el Real Valladolid está perfectamente capacitado para ganar. El Espanyol no ha empezado bien y está manifestando dudas. Los de Pacheta deben salir sin complejos a jugar el partido como hicieron en Getafe y tratar de volver a sumar con el objetivo de portería a cero, lo que te garantiza al menos empatar. Y esperando que Plata se pueda recuperar. El ecuatoriano es un jugador diferencial que tiene que empezar a demostrar, de una vez en Primera, todo su potencial.
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