Punto en Sevilla para recuperar la confianza
La derrota inicial ante el Villarreal había sembrado de dudas el horizonte blanquivioleta. No estuvo bien el conjunto de Pacheta ante los de Emery y el calendario con las visitas a Sevilla y Barcelona no auguraba nada bueno. Afortunadamente, el empate cosechado en el Sánchez Pizjuán despeja el panorama y demuestra que este equipo, cuando se suelta y se pone a hacer lo que hace bien, que es jugar al fútbol y tener el balón, se convierte en un equipo competitivo. Ante el Sevilla, en la primera parte volvió a ser el Real Valladolid del inicio de Liga ante el Villarreal. En la segunda fue el equipo que todos esperamos ver habitualmente en esta temporada. Buena noticia.
Fue un partido extraño, con un Sevilla muy intenso en la presión pero poco convincente en cuanto a su juego. Un Sevilla que fue de más a menos y un Valladolid que fue de menos a más. Buen partido de Aguado en el centro del campo, también de Kike, con orden defensivo y con un pulmón como Anuar que contagió con sus ganas a todos sus compañeros. La constancia del canterano tuvo el justo premio del gol. La recompensa del humilde, del jugador que no suele brillar pero que cuando sale siempre está ahí. Anuar estuvo a punto de irse al Mirandés en el pasado mercado invernal. Pero al final Pacheta no le dejó salir y se convirtió en un jugador importante en momentos clave para poder certificar el sueño del ascenso. Un tipo que siempre suma y que sabe que a base de ganas y de profesionalidad se pueden conseguir muchas cosas.
Me gustaron también algunos detalles de Guardiola. Tuvo la primera en la parada final de Bono, para mí más mérito del portero que demérito del delantero, y provocó bien un penalti que ni Pulido ni el VAR quisieron señalar. Es una buena noticia que se pueda llegar pronto a ver la mejor versión de Guardiola.
Capítulo aparte merece la acción de Asenjo. Ni el mismo sabe todavía que le pudo pasar. Joaquín se queda clavado para no estorbar porque no podía hacer otra cosa. El palentino, sorprendentemente no responde y permite que el balón le toque en la pierna y acabe dentro de su portería. Error muy grosero que no puede poner en tela de juicio la capacidad de un gran guardameta como Sergio Asenjo. Particularmente me sorprendió ver un fallo como ese en un portero de su nivel, pero estas cosas pasan en el fútbol. Apuesto por un gran partido suyo en el Camp Nou.
Y lo peor, el capítulo arbitral. Pulido está por pulir para arbitrar en Primera e Iglesias Villanueva debería dedicarse a otros menesteres que hagan mucho menos daño al mundo del deporte. No hay forma de entender como no se puede llamar desde el VAR al árbitro con la claridad con la que las imágenes demuestran que a Guardiola lo derriban. Mucho más sangrante es que Ocampos no fuera expulsado por su agresión violenta, voluntaria y a destiempo. Por mucha confianza que se les quiera dar a los árbitros, ellos mismos la acaban por dilapidar. Sin comerlo ni beberlo, el Valladolid pagó los platos rotos del error arbitral que sufrió el Sevilla en Pamplona. Indignante. Lo de los árbitros no tiene solución.
Lo mejor de todo es que esta semana que empieza se vivirá con menos tensión y más confianza en el equipo de Pacheta. A por todas el domingo en Barcelona, la clásica visita al dentista, y luego cuatro partidos a cara de perro para empezar a sumar e irse colocando en la clasificación ante rivales directísimos. Y mientras, se irá cerrando el mercado, volverá Weissman. Esto está empezando… nada más. Mucha tranquilidad.
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