Un puñado de reencuentros y un foco en el banquillo

El fútbol es pasión y amor, y como tal, despierta recuerdos y emociones. Muchos y muchas se cruzarán este viernes en el José Zorrilla, a donde retornan varios ex del Real Valladolid. Uno de ellos acapara el foco mayor, Sergio González, que vuelve por primera vez desde fue destituido en el verano de 2021. No es el único que lo hace, pero sí quien más de todo lo anterior despierta, dada la intensidad de algunas cosas vividas con él en el banquillo blanquivioleta (realmente, la gran mayoría; pandemia y cierre de los estadios mediante).

Al entrenador catalán hay quien lo recuerda como a ese ex que te dejó cosas buenas y, por contra, por quien votaría uno al político que, marcándose un Ayuso, prometa no volver a encontrárselo. Recuerdan los primeros el meteórico ascenso y las dos veces que logró la salvación con sendos equipos cuyo límite salarial estaba entre los más bajos de toda la Primera División. Con tres años seguidos dirigiendo en la máxima categoría, se convirtió en el primer y único técnico en alcanzar en esta los 100 envites de manera consecutiva, algo que otros denostan por cómo acabó su historia.

Y es que ese centenario llegó en medio de un contexto duro, cuando llevaba media Liga en posiciones de descenso. De los 14 restantes hasta que fue despedido tras perder la categoría, apenas ganó uno más, completando un pobre bagaje de un triunfo en 21 jornadas y, en general, una temporada para el olvido, que, sin ir más lejos, había arrancado con el peor inicio de la historia del club en Primera. Así, los dos años maximizando recursos cayeron para muchos en el olvido en uno en el que el desgaste fue evidente y en el que, a la postre, solo Ronaldo sostuvo su figura.

Ese ascenso es ese ascenso... y ese descenso, ese descenso, defienden defensores y detractores, divididos entre los trinos de Twitter hasta el viernes, cuando el entrenador vuelva para sentarse en el banquillo contrario junto a dos ayudantes que ya lo fueron en Valladolid, Sergio Ribera y Sergio Dorado. Con ellos, habrá que ver si a su lado o sobre el tapiz desde el inicio, se espera a Fede San Emeterio y Rubén Alcaraz, dos futbolistas que se marcharon con él el pasado enero, tras un tramo de temporada inicial sin demasidado protagonismo a las órdenes de Pacheta.

En el Cádiz de Sergio sí lo tienen desde su misma llegada, aunque el catalán acaba de salir de lesión, lo que dificulta que pueda tener más minutos, quizás. En media temporada en el Nuevo Mirandilla multiplicó por dos sus minutos y estuvo más cerca de su participación en sus tres primeros años como blanquivioleta, en los que fue claramente de más a menos. Por su parte, el cántabro es un recurso habitual, y eso que llegó tardísimo, después de que la entidad amarilla dejara correr las semanas a sabiendas de que terminaría firmándolo a precio de saldo (o, incluso, ‘regalado’).

Un último ex pisará la que fue su casa, Iván Alejo, que jugará por primera vez en Pucela después del ‘culebrón’ del verano pasado, cuando se negoció su llegada. Llegó a tener todo listo para coger el coche y viajar, prácticamente todo acordado, aunque la dirección deportiva desestimó su llegada al no salir jugadores de su posición y, por enésima vez, se quedó con las ganas de volver a vestir la blanquivioleta. En el corazón la lleva, pero su competitividad le impedirá porfiar si Sergio lo alinea. Como si fuera uno de esos ex con los que es mejor no cruzarse.