Un desafío de cuatro meses

Han pasado cuatro meses desde que el Betis ganara su último partido de Liga en el Benito Villamarín. Ese 3-1 ante el Almería desencadenó una nefasta racha de resultados en Heliópolis que condicionaron en gran medida su papel en la clasificación. Pellegrini se apoyó en un buen rendimiento a domicilio de su equipo a la espera de que esa historia pueda cambiar. Por ello hay una conjura especial en el equipo verdiblanco: afronta una cita clave ante el Valladolid bajo la pretensión de agarrarse de forma definitiva a los puestos europeos y poner fin a los numerosos interrogantes sobre su incapacidad por quedarse con los puntos en su feudo. El Villamarín pasó de fortín a escenario incómodo. Y a estas alturas el equipo ya sumó los mismos puntos fuera que en casa.

Pellegrini asume que necesita dar un vuelco a esa racha como local para que su equipo quede asentado en la zona de privilegio. El sueño de la Champions está presente, pero sobre todo el foco se coloca en no descolgarse de la pelea por Europa dada la alta competencia en estos momentos de la temporada. Tras cinco duelos consecutivos sin lograr los tres puntos en casa, el envite contra el Valladolid se convierte en un desafío renovado. Hay una conjura en el vestuario: romper esa mala racha como local puede suponer un salto cualitativo en esa reacción necesaria para confirmar la aspiración europea del conjunto verdiblanco.

La recuperación de varios efectivos también supone un aliciente para Pellegrini y para la afición bética. Se espera que pesos pesados como Luiz Felipe, William Carvalho y Nabil Fekir regresen al once titular tras cumplir sus diferentes sanciones. Hay incentivos sobre la mesa para que el equipo bético encuentre un grado mayor de mejoría tras cuatro meses sin celebrar en Heliópolis un triunfo. A las puertas del tramo decisivo de la temporada, el equipo bético se mentaliza para reencontrar su mejor fútbol, el que hace algunos meses impulsó el proyecto hasta altas cotas en sus objetivos.