ATLÉTICO - REAL MADRID

Real Madrid y Barça ya dieron ejemplo con los ultras

Florentino se propuso erradicar la presencia del grupo Ultra Sur y el 26 de diciembre de 2013 comunicó “la reorganización completa” de la zona. Laporta hizo lo mismo con los Boixos.

ISABEL INFANTESREUTERS

“Locura”, “caos”, “dramatismo”, “escándalo” o “espectáculo arruinado”. Así vivió el planeta el bochorno acaecido en un derbi vibrante en lo deportivo, horrible en lo extradeportivo. Una vergüenza mundial. Tras el gol de Militao se lanzaron objetos hacia Courtois. La lluvia de mecheros procedía desde la grada donde se ubica el Frente. La megafonía trató de hacer un llamado a la calma, pero hubo más y Busquets Ferrer, impoluto en la aplicación del reglamento y posterior redacción del acta, paró durante casi 20 minutos el encuentro. Después del encuentro, el Atlético afirmó, contundente, que “aplicará el régimen interno previsto para casos muy graves a las personas que hayan estado implicadas en este incidente”. Amén de reconocer que había “identificado a uno de los protagonistas de estos lamentables incidentes”. El propio Metropolitano les afeó el comportamiento. Los primeros capítulos de una situación candente con la que otros clubes ya han lidiado. Sin ir más lejos, el Real Madrid y el Barça, que ya dieron ejemplo con los Ultras Sur y los Boixos Nois.

Una fecha, el 26 de diciembre de 2013. Meses antes, Ultras Sur había comenzado a dividirse de manera interna y esa fractura terminó con una batalla campal, en noviembre, en el histórico bar donde se agrupaban, el Drakkar. Algo más de un mes después llegó el comunicado: “El Real Madrid comunica que procederá a la reorganización completa de la Grada de Animación de Fondo Sur del estadio Santiago Bernabéu”. Tajante, el equipo blanco echaba a los Ultras Sur del estadio y procedía a la reorganización de la zona donde se colocaba el grupo. Así nacía la nueva Grada Fans, que sigue vigente y que nació en 2014 bajo la premisa de la “animación sin violencia, ni política, ni racismo, abierta a todas las edades y con un único sentimiento común, el madridismo”. El club impulsó su creación y sigue presente en su coordinación y supervisión, pues los participantes deben firmar un compromiso en pos de cumplir las premisas anteriores recogidas en un contrato. Y desde entonces, el fondo sur, unas 2.000 localidades, luce blanco.

No fue un proceso sencillo. Sí duro. Pancartas y cánticos contra el presidente del Real Madrid e incluso pintadas en la tumba de su esposa en más de una ocasión. El propio Florentino, en la Cadena SER, durante la disputa del Mundial de Clubes de 2014, lo detalló un buen ejemplo. “Sé quiénes son los que pintaron la tumba de mi mujer, con nombres y apellidos, pero no me van a amedrentar. No van a entrar aquí”, afirmó. Y se reafirmó: “Nos han intentado coaccionar, sí, y nos han intentado presionar, pero los violentos no van a estar en el Bernabéu. Son delincuentes que tienen que estar en otro sitio que no sea un estadio porque ni van a ver el fútbol, ni son del Real Madrid ni nada. Hay que tratarles, pero no en el Bernabéu”.

Un proceso largo en comunión con el Barça

Fue largo. Pues Florentino comenzó a masticar la idea en 2003, junto a Joan Laporta, cuando el mandatario azulgrana llegó a la presidencia del Barça por primera vez. Este prometió tolerancia cero y con mano dura terminó dejando fuera del Campo Nou a los Boixos Nois. Laporta cerró el almacén donde el grupo guardaba sus “elementos de animación”, cortó la financiación de la que disponían en años anteriores y ahí comenzaron amenazas. Llegó incluso a ser agredido a la salida del Palau tras un partido del equipo de baloncesto. Pintadas en la fachada de su casa que obligó a su familia a mudarse a Sant Cugat, detenciones de cabecillas y cortaron incluso una emboscada que había preparada para volver a agredir al presidente azulgrana. La batalla continuó, abriendo expedientes a socios y sellando expulsiones...

Paso a paso hasta que Laporta ganó la guerra tras unos dos años. En el caso madridista, fueron algo más de diez hasta que ese comunicado en período navideño dio carpetazo de manera oficial. Los presidentes de Madrid y Barça se dieron la mano en la lucha contras sus aficionados violentos y finalmente consiguieron institucionalmente dejarles fuera.

Casos aislados

No obstante, el asunto sigue. Pues en no pocas ocasiones se han colado en estadios en otras zonas a espaldas del club. O han viajado en Champions, como en el encuentro ante el Braga en la Champions de la pasada temporada. El grupo adquirió entradas y el comportamiento violento hizo que aparecieran los antidisturbios, afectando al resto de aficionados blancos. Más de 80 peñas madridistas recogieron firmas y pidieron al clubque no se cedan entradas a socios y peñas vinculadas con los Ultras Sur”.

Desde el Madrid, ajenos a la adquisición, pidieron responsabilidades a UEFA: “Esas localidades se las vendieron los del Braga en otra zona, algo que no pueden hacer por normativa UEFA (las de los aficionados visitantes sólo puede venderlas el club visitante) y la policía portuguesa fue la que decidió juntarles con los que tenían las entradas que concedió el Real Madrid a sus socios. Desde el inicio del partido, el club se quejó oficialmente al delegado de la UEFA, al Braga y a la policía portuguesa”. La postura es clara, “tolerancia cero”. Ídem en el bando azulgrana. En algún partido del filial han aparecido los Boixos y también en duelos del Barça como visitante. Pero a espaldas del club. En definitiva, el fondo sur del Bernabéu es propiedad de la Grada Fans y los Boixos Nois no han vuelto a pisar el Camp Nou.

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