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Kubo, en el Bernabéu convertido en el jugador que quiso el Madrid

El japonés, que se desvinculó del club blanco en verano, es uno de los jugadores más destacados de la Real. Ya ha marcado más goles que en sus temporadas anteriores en LaLiga.

Javier EtxezarretaEFE

Takefusa Kubo (Kawasaki, 4-6-2001) regresa al Santiago Bernabéu convertido en un ‘hombre’ por Imanol Alguacil. Poco queda de ese jugador japonés que decían no tenía condiciones para triunfar vestido de blanco. Se ha convertido por derecho propio en uno de los futbolistas más determinantes de la Real Sociedad. Y tendrá ocasión de demostrarlo en ese escenario donde nunca pudo ofrecer toda su categoría, y donde no se valoró lo suficiente su juventud y su tremenda proyección. En San Sebastián ha encontrado el entorno perfecto para enseñar al mundo que quien confiaba en él no estaba equivocado. Aunque quienes más apostaron por Kubo fueron Roberto Olabe, el director de fútbol de la Real, y todo su equipo de la Unidad de Reclutamiento, con Erik Bretos a la cabeza. Tres veranos seguidos estuvieron intentando traerlo al club donostiarra. Tras dos intentos de cerrar su cesión sin éxito, a la tercera fue la vencida. Y encima de una manera más fiable: fichado en propiedad.

Seis millones de euros pagó la Real el pasado verano al Real Madrid por su fichaje. Parecen pocos a día de hoy viendo el rendimiento que está dando en San Sebastián. Aunque en un principio no todo fue sencillo para Kubo. Su contratación fue vista con escepticismo en el entorno txuri-urdin. No ayudaban los dos últimos erráticos años del japonés en nuestra Liga, con las cesiones fallidas a Villarreal y acabando el curso en Getafe, y de nuevo a Mallorca, donde hasta ahora se había visto su mejor versión. Insuficiente como para darle la oportunidad de triunfar en un club de la dimensión del Real Madrid. O quizá es que nunca creyeron que podría evolucionar como lo está haciendo en la Real. No todos los jugadores están preparados para brillar en el Bernabéu, dicen. O tal vez es que no se tiene la paciencia suficiente con algunos jóvenes talentos. Les pasó con Odegaard, que también relanzó su carrera en la Real y ahora es el líder de un Arsenal lanzado a ganar la Premier League. Y la historia se repite con Take Kubo.

El caso es que el jugador japonés se ha metido en el bolsillo a toda la afición de la Real Sociedad. Por su peculiar manera de ser y, sobre todo, por su rendimiento. Ha jugado 21 partidos, 16 como titular, repartidos en 1.369 minutos, en los que ha marcado 3 goles y dado 5 asistencias, más otra que como él mismo dijo de una manera muy simpática le han “fumado” los que completan esas estadísticas. Pero más allá de números, lo que Kubo ha demostrado es una gran capacidad de sacrificio, trabajo y compromiso. No regala ni una presión, ni una carrera, y no regatea un ejercicio o tiempo en el gimnasio y en el fisio. Es un jugador con una enorme filosofía de trabajo, que es lo que más ha sorprendido y destacan en el cuerpo técnico de Imanol Alguacil. Kubo se ha integrado tan bien al trabajo de Zubieta y a la vida de San Sebastián que parece que llevará ya varios años en la Real, y que no llegó hace poco más de seis meses.

Así vuelve al Bernabéu el japonés. Es otro Kubo. Nada que ver con el niño que creció en la fábrica y que sintió después que no tendría oportunidad de crecer en su primer equipo. Lo quiso y lo intentó, pero después de tres cesiones seguidas, sin notar que podía tener un hueco en el Real Madrid, quiso dar un gran paso en su carrera, salir de la zona de confort que le proporcionaba el club blanco, y apostar por dar otro aire a su carrera deportiva. No quería otra cesión. Quería salir Del Real Madrid. Y la Real Sociedad le ofrecía todo lo que necesitaba en ese momento. Un entorno más ‘amable’, un lugar como Zubieta que desde la llegada de Olabe destaca por el desarrollo del talento joven combinándolo con la exigencia de la élite, y un club a cuyos gestores conocía bien porque llevaba ya tiempo hablando con ellos y conociendo su manera de trabajar. Kubo quería fichar por la Real, porque creía que las cesiones anteriores le habían impedido ofrecer todo su potencial, quería comprometerse con un proyecto y con un club, darlo todo por lo que le pidieran. Entendía que era la única forma de progresar realmente. Pero el Real Madrid solo que quería una cesión, porque quería dejarlo escapar de su radar.

Al final, como los jugadores juegan realmente donde quieren, se impuso la voluntad de Kubo y llegó en propiedad a la Real. Y el club blanco ‘solo’ se pudo quedar con un porcentaje de la plusvalía de una posible futura venta y una opción preferencial, como una especie de derecho de tanteo, que es que sí un club hace una oferta para ficharlo y la Real Sociedad la va a aceptar, tiene que informar al Real Madrid, y si la iguala, puede fichar al japonés. Pero Kubo tendría que querer volver. De momento, regresa al Bernabéu en un gran momento de forma, dispuesto a demostrar todo lo que vale y no lo pudo mostrar de blanco, y con la firme intención de ayudar a la Real a soñar con meterse en la pelea por la Liga. Porque ambición no le falta a un jugador peculiar y divertido, tanto fuera como dentro del campo.

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