Güler, futuro incierto
Arda apostó por quedarse en lugar de salir cedido y las oportunidades, lesiones aparte, están siendo esporádicas. Ancelotti pide “paciencia”. El préstamo, una opción.
“Todo el mundo quiere que el Real Madrid marque cuatro o cinco goles, porque así habrá más posibilidades de ver a Arda en el campo. Por eso siempre rezamos por la goleada”, bromea con AS Muhammed Boztepe, redactor del medio turco Ajansspor. Se pone algo más serio cuando la conversación gira en torno al minutaje del talento de Altindag. “Arda se exhibirá jugando, no esperando”, afirma. Y resume: “En Turquía todos piensan que Arda debería jugar más a menudo”.
En verano, fue el propio futbolista el que apostó por moldearse en el primer equipo blanco. “Descarto salir cedido”. Cristalino, y ambicioso, en su presentación. Ahora, 228 días después, el saldo es de cinco partidos jugados y 92 minutos. Ancelotti pide “paciencia”, pero en Turquía hay impaciencia y Arda mira al futuro con incertidumbre.
No porque desde el club haya minado la confianza en su potencial. Nada ha cambiado. Internamente se sigue pensando que Güler fue un acierto total. Por algo aceleraron la operación cuando el Barcelona trató de boicotear la operación, viaje de Deco a Estambúl mediante, y al tener conocimiento del deseo de abandonar Turquía que tenía el propio futbolista. Los 20 millones de euros desembolsados (y ocho en variables) se entendían -y se entienden- como una cantidad más que asumible para un futbolista con el techo de Arda.
Aunque el Madrid, por el contexto, era consciente de que lo ideal hubiera sido emplazar su aterrizaje a 2024, no quiso arriesgarse a perder a la por entonces joya del Fenerbahçe. Además, su sueño era vestir de blanco. Lo está cumpliendo, pero en el horizonte ya aparece la posiblidad de lucir otra elástica de manera temporal. La cesión, si el propio Arda se encargó de cortarla de raíz a su aterrizaje, se perfila como una opción plausible.
“Sería una buena alternativa que Arda se marche cedido a otro equipo de LaLiga para volver más fuerte, creo que lo aceptaría”, opina Boztepe. Aunque no pierde la esperanza de que la situación cambie en los encuentros venideros: “Quién sabe. Si enlaza varios partidos jugando más de 45 minutos, que sólo lo ha hecho contra la Arandina, puede que no haya necesidad de que se vaya a otro club”. Allí, en Aranda de Duero, disparó aún más su propio hype. Debutó, lideró al Madrid en el primer tiempo, hasta que le duró el fuelle, y estrelló una falta directa en la madera que enloqueció Turquía.
Ha sido el único encuentro donde Arda no ha sido esporádico: 59 minutos en el Juan Carlos Higuero, porque ante Las Palmas (9′), Girona (13′) y Rayo (3′) no superó el cuarto de hora sin contar descuentos. Contra el Girona también demostró ese descaro que le hace diferencial, forzando, tras jugada personal, un penalti que no logró convertir en manita Joselu. Pero no han sido la norma, sino la excepción.
Las lesiones cortocircuitaron su puesta a punto. En Estados Unidos estaba siendo una de las notas más atractivas de la pretemporada hasta que el menisco dijo basta. Después enlazó problemas en el músculo recto anterior izquierdo y un problema muscular para dilatar su estreno hasta enero, el día de Aranda. Su físico es algo en lo que debe trabajar el futbolista. Lo está haciendo y luce más tonificado, aunque tiene un camino a recorrer como antes hizo Rodrygo o ha hecho Brahim.
El malagueño ha sorprendido a Ancelotti con mejora física tras su paso por Milán y ese debe ser el espejo para el internacional turco. A esa evidente desventaja hay que añadir la superpoblación de su demarcación. Recientemente ha adelantado a Ceballos en la rotación, pero ahí siguen Bellingham (regresa para la vuelta frente al Leipzig), Brahim, Modric o Rodrygo, todos en posiciones donde Arda se encuentra cómodo. Y la temporada próxima Endrick y un Mbappé “hecho al 100%” en palabras de Al Khelaïfi entran en la ecuación. Más piezas ofensivas que encarecerán aún más el tiempo de juego en el Real Madrid. Y Güler, tras un año, al menos de momento, prácticamente en blanco, necesita jugar. De ahí que la cesión gane peso. Un paso atrás, para dar dos adelante.