Fran García: “El Rayo es un equipo guerrero, que da mucho la lata...”
El lateral zurdo lleva pleno de minutos y es imprescindible para Iraola. Vivirá un partido especial contra el Atleti por su pasado madridista y su vínculo familiar con Koke Resurrección.
Fran García (Bolaños de Calatrava, Ciudad Real, 14 de agosto de 1999) disfruta de su segunda temporada en Primera y la tercera en el Rayo con la misma ilusión de siempre, con la misma humildad. Valora su casa (Vallecas) y su familia (franjirroja) tanto, que descartó hacer las maletas en verano. Son muchas las cosas vividas, pero también las que le quedan por vivir. De ahí que se plantee nuevos retos para seguir creciendo. Uno de ellos es conquistar el Metropolitano, donde el pasado curso le deslumbró el talento de Carrasco y Correa porque el de Koke lo conoce bien... Son primos lejanos y el defensa es capaz de recomponer su árbol genealógico con la misma frescura con la que corre la banda o mete un centro, esa con la que cuenta cómo empezó jugando en las canchas del pueblo, los sacrificios del camino hasta la élite y la importancia de tener una actitud positiva ante la vida. El lateral izquierdo ya disputó unos cuantos derbis cuando vestía de blanco y ese gusanillo no se pierde. Tampoco las buenas costumbres como tomar algo cerca del estadio cuando juegan en casa. Para ser partícipe del barrio, para saborear más a una afición especial, que hoy también estará presente en el feudo del Atlético. Son los 300 del Rayo. La gasolina para seguir peleando, con la misma ilusión y humildad.
—¿Con qué sensación se quedaron tras el empate ante el Getafe?
—Amarga. Sentimos que nos quedó algo pendiente, tras el penalti fallado y el gol anulado por un fuera de juego ajustadísimo del Tigre. Al principio nos costó entrar al partido porque se juntaron mucho, pero cuando tuvimos tranquilidad y movimos el balón aparecieron más espacios. En la segunda parte cogimos más protagonismo. El trabajo está bien hecho y debemos seguir en esa línea. Dará sus frutos, seguro. Y como defensa, dejar la portería a cero, es algo muy bueno porque ofensivamente siempre hacemos daño o tenemos oportunidades.
—¿Está costando más ganar que el pasado curso?
—La gente ya conoce nuestro estilo de juego. El año pasado éramos los nuevos, pero nos hemos ganado ese derecho a que nos tengan controlados, cierto miedo… Eso habla bien de nosotros. Somos un equipo que da mucho la lata, guerrero, que va a estar ahí hasta el final… Que los de arriba crean que podemos dar la sorpresa habla bien del grupo.
—¿Y pueden darla contra el Atlético?
—Sí. Podemos hacer daño a todos los equipos. Necesitas una mayor concentración. Hay que pelearlo y salir a por todas. Nosotros tenemos nuestras armas.
—¿Cómo ve al Atlético?
—Viene en una dinámica positiva y ha recuperado jugadores clave, sobre todo en la línea defensiva. Nos lo debemos plantear como si fuera otro partido, no hay que tener más miedo. Hay que seguir haciendo las cosas como hasta ahora y los resultados llegarán. El equipo tiene las cosas claras y puede dar que hablar...
—Su última visita al Metropolitano estuvo marcada por un brote de COVID. ¿Hay ganas de sacarse esa espina?
—Sí, esta es la buena. El año pasado yo salí de cuarentena dos días antes del partido y otros muchos, en la previa. Eso se notó y hubo bajas importantes. Esta vez el equipo llega fuerte y preparado para afrontar el reto. Daremos mucha lata.
—No estarán solos en feudo rojiblanco, ¡habrá 300 rayistas!
—Tenemos apoyo allá donde vamos y se agradece mucho. Es una pedazo de afición. Esto no lo había vivido antes. Es algo muy bonito. Estás jodido, pero por ellos das una carrera más… El sentimiento del Rayo es puro, te hace sacar ese coraje cuando las cosas no van tan bien.
“Correa me sorprendió el año pasado, es astuto y determinante. Mis amigos lo querían fichar para el comunio”
—Hábleme de Carrasco...
—Cuando me tocó marcarle me pareció un jugador de nivel mundial. Igual no se le escucha tanto como a otros, pero fue una de mis marcas más complicadas. Me hizo sufrir. Tampoco yo estaba en el mejor estado de forma en ese partido y se nota cuando llegan futbolistas así.
—¿Qué jugador del Atlético le llama más la atención?
—Otro que me sorprendió fue Correa. Me decían mis amigos que en cuanto saliese lo fichaban para el comunio (risas). A lo mejor no es titular, pero tiene gol y es determinante. Es astuto y está en el momento preciso. También me llama Koke. Ha hecho historia y es un jugadorazo de los pies a la cabeza.
—Además, ustedes son familia.
—No tengo mucho trato con él, pero con su familia sí he compartido más momentos. Mi abuela Wence es prima hermana de su abuela, Matilde, que fue la madrina de boda de mis abuelos y la de mi padre José en la comunión. Una vez que vine al Torneo de Canillas con el Real Madrid, como era muy temprano, me quedé en su casa a dormir y creo que Ana, la madre de Koke, me llevó a jugar. Se portaron muy bien.
—Koke es un vallecano ilustre...
—Su familia es de Vallecas y a veces iba para Bolaños. Cuando nos vemos nos preguntamos y nos damos recuerdos. Poder reencontrarme con él me daría mucha alegría y orgullo.
—Ambos, Koke y usted, salieron de un barrio o un pueblo humilde y han llegado a la élite.
—Mucha gente no ve el sacrificio de salir con 13 años de casa e irte a vivir solo o a una residencia, donde quedan lejos la familia y los amigos, perdiendo gente en el camino por perseguir un sueño. He tenido suerte y he trabajado duro. Al final, se ve la punta del iceberg, pero debajo hay mucho y la gente no llega al fondo ni sabe lo que ha pasado esa persona para llegar hasta ahí.
—¿Cómo era de niño?
—El típico que salía de clase y estaba deseando hacer la tarea rápido, o ni la hacía, para irse a las canchas hasta la cena. Entonces sí me tocaba hacer los deberes (risas). No había móvil, quedábamos a las cuatro y jugaban los que aparecían… También lo hacía en el garaje con mi hermano… Son cosas que se van perdiendo y es la esencia de ser niño. Vengo de un pueblo y allí te vas a jugar a la calle, con un balón, una cantimplora, una lata o una botella. Cualquier cosa valía.
“Mucha gente en Bolaños se ha hecho del Atleti con el Cholo y han hecho del ‘partido a partido’ un estilo de vida”
—¿De qué equipo eran los chavales de Bolaños?
—Sobre todo de Real Madrid y Barça. Hay mucha gente que, con estos últimos años del Cholo, se ha hecho del Atlético. Incluso tomando esa filosofía del ‘partido a partido’ como estilo de vida.
—¿Todavía no le han hecho una peña en su pueblo?
—Creo que no. Yo pongo mi granito de arena si hace falta… (risas).
—¿Y cómo recuerda los derbis con el Atlético vistiendo la camiseta del Madrid?
—Vivir un partido de estos, no sólo por dónde vengo, es especial. He tenido la suerte de jugarlo como madridista y como rayista y eso no cambia. Recuerdo uno en la Youth League y me enfrenté con Mollejo y Roro Riquelme. Son experiencias.
—Sus delanteros, Falcao y Camello, tienen pasado rojiblanco...
—El Rayo siempre se ha alimentado de la cantera del Madrid y del Atlético, sacando provecho de esos jugadores que querían dar el salto. Es un club trampolín, que ha dado a conocer a grandes futbolistas a nivel mundial, como De Tomás.
—¿Conocía a Raúl?
—Sí, de una pretemporada con el Castilla. La gente hablaba de él y lo criticaba, pero cuando lo descubres te llevas una grata sorpresa. Da la apariencia de un tío prepotente y luego es súper sensato, se puede hablar con él… Es un tío de lujo. Eso es lo importante.
—¿Y Camello? ¿Le ha sorprendido?
—El curso pasado jugamos contra él en Copa. Me sorprendió mucho, pero aún más con nosotros aquí. Además, se ha integrado bien. Este grupo es muy sociable.
“Cuando le conoces te llevas una grata sorpresa. Parece prepotente y es sensato, se puede hablar con él… Un tío de lujo”
—En verano se habló mucho de su futuro y continúa en Vallecas…
—Había alguna opción de salir, pero tenía contrato con el Rayo y estoy encantado de seguir creciendo día a día. Este proyecto siempre me ha gustado y me siento cómodo. Eso es importante para mí. Me siento como en casa y le doy mucho valor a eso porque soy muy familiar. El grupo se mantenía y mis compañeros me decían que tomase la mejor decisión, pero que supiera que aquí me querían. También hablé con Cobeño y él quería que siguiera, así que no puse problema.
—¿Qué le da el Rayo?
—Cuando vienen mi familia y amigos siempre me dicen, fíjate que hemos ido a otros estadios, pero esto es diferente. Entras en Vallecas y el cuerpo lo sabe. Se nota cuando la gente aprieta y eso como jugador te gusta. Decir, tengo una pedazo de afición detrás y si no llego a una carrera me van a alentar para que llegue a la siguiente o coja ese balón que parece imposible. Lo vivimos el día del Elche. La pelota que empujó Unai, la empujó todo el estadio.
—Usted es de los que termina un partido y se queda tomando algo por Vallecas...
—Ese momento es sagrado, después de jugar en casa. Siempre me tomo algo con la familia y los amigos en el mismo bar, aquí cerquita. Hay que dar normalidad a cualquier situación.
—Este es su segundo año en Primera, ¿se nota más maduro?
—El anterior era todo novedoso, jugué en estadios que no conocía, contra futbolistas que hasta hace nada eran iconos para mí… Llegaba de Segunda B y cada cosa que veía me sorprendía, pero eso me hizo darme cuenta de que también estaba ahí, peleando con los mejores y a partir de ahora tengo que estar al mejor nivel para seguir.
—¿Verse en escenarios como el Metropolitano le da conciencia de lo que ha conseguido?
—He jugado en campos icónicos de Primera a los que no había tenido oportunidad de ir. He cumplido el sueño de llegar y de mantenerme, que es también complicado. Quiero conquistar nuevas metas, siempre con humildad. Eso no se debe perder nunca. Cualquier persona, venga de donde venga, debe tenerla. Y ser buena gente. Simplemente una sonrisa hace mucho y se contagia. El mejor ejemplo es Isi. El tío siempre viene guasón, aunque no tenga un buen día. Esa chispita se pega. Hay que ser positivo y pensar que, por mal que estén las cosas, siempre hay algo que puede ir peor.
—Y siendo positivos, ¿qué le augura al Rayo esta temporada?
—Hay que tener los pies en el suelo y conseguir la salvación lo más pronto posible para mirar arriba. Sin olvidar la Copa, que nos gusta mucho y le damos valor.